sábado, 27 de junio de 2020

Paternidad Diabólica


La mano que mece la cuna de esta sociedad desea pasar inadvertida. Su trabajo se ciñe a inspirar y facilitar el mal entre los seres creados a imagen de Dios. A esa mano le encanta aparecer en segundo plano. Quizá si mostrase su aspecto real perdería su influencia catastrófica, por eso se muestra bello y apetecible. Sus súbditos creen que no existe tal mano, por lo menos en su mayoría, dado que otros lo adoran sin tapujos. Sin embargo, su influencia en los seres humanos es palpable debido a que imitan constantemente su baja moralidad mintiendo, robando, matando, codiciando, adulterando y maldiciendo al Creador. En resumen, practicando el pecado. Esa mano que mece la cuna no es otra que Satanás, como ya habrás vislumbrado.
Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. (Juan 8:44)
Jesús resume, describiendo al diablo, las características de sus hijos: homicidas y mentirosos. No pueden ser de otra forma porque son familiares (hijos) directos de Satanás y, por consiguiente, desean imitarlo. El odio los lleva a aislar a quien perciben como enemigo de forma que experimente la soledad (una forma sutil de asesinar) o directamente matar físicamente a sus semejantes. ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra (Juan 8:43). Cuando Jesucristo les confronta con su paternidad diabólica afirma que esa paternidad los tiene cegados a tal punto que no toleran ni aceptan lo que les está diciendo. Tienen el entendimiento enmohecido, cerrado, cauterizado. ¿Rechazas lo que lees sin razonar profundamente? He ahí el indicio de a quién perteneces.

Jesús vino a mostrarte el camino de vuelta a Dios y alejarte del diablo. Jesús es el documento que te garantiza que puedes ser adoptado por Dios y ser Su hijo de pleno derecho. Basta de paños calientes: tu padre actual, el diablo, te llevará con él al infierno. El futuro no es halagüeño para ti. El asunto es serio porque Dios mismo se tuvo que sacrificar en nuestro beneficio dando Su vida en una cruz en lugar de aquellos que merecían la muerte, nosotros. Atención: Satanás, tu padre, te odia. Dios, tu Creador, te ama. Elige sabiamente entre la vida y la muerte escogiendo la vida que Jesús te ofrece. Querido lector, arrepiéntete de tus pecados y cree en Jesucristo. El Padre te recibirá con Sus manos abiertas perdonando todos tus pecados, adoptándote como hijo y rompiendo tu vínculo familiar con Satanás. Lo contrario pinta mal.

Escapa del diablo.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 20 de junio de 2020

La Verdad que Libera


Oír de boca de algunos diputados españoles pasajes bíblicos me alegra, como no podía ser de otra forma. Las Verdades bíblicas se han acallado en este país de forma sistemática y directa. De hecho, se viene creando una nueva moralidad que vaya en contra de todo lo que tenga un tufo bíblico o cristiano. El resultado es lo que llamo “nueva inmoralidad” frente a la “nueva normalidad” debido a que, por mucho que se empeñen, el tiro siempre les saldrá por la culata al intentar saltarse a la torera los preceptos vertidos en las páginas de las Escrituras, que por algo son santas y justas.

Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. (Juan 8:31-32)

El versículo anterior es el más usado en el Parlamento. Me imagino que la causa es tanta mentira que quieren filtrar por verdad. La mentira esclaviza, la verdad libera. El problema interpretativo es el uso sesgado de las palabras de Jesús ya que se “comen” cómo se conoce la Verdad y qué es la Verdad. Jesucristo da un aviso a aquellos que habían creído en Él instándoles a ser constantes seguidores de Su Palabra. Ese seguimiento fiel mostraría que son Sus discípulos reales. Sólo ellos conocen la Verdad y reciben la libertad que ella otorga. En resumen, la Verdad son las palabras de Jesús (¡Él mismo!) siendo ellas entendidas por aquellos que lo siguen verdaderamente. Por consiguiente, la Verdad en mayúsculas no tiene que ver con las palabras humanas, dichas por hombres injustos y caídos por sus pecados. La Verdad mayúscula tiene que ver con las palabras divinas, dichas por Jesucristo Justo y Santo.

¿Cómo se sigue a Jesús verdaderamente? Obedeciendo Su Palabra. En este mundo no hay verdad que salve del infierno que los seres humanos se han ganado por sus pecados contra Dios. El hombre no puede salvarse asimismo porque es pecador. Ha delinquido contra Dios y ha de pagar el precio de sus desprecios. La única salida es la Verdad que encarnó Jesucristo. La única tabla de salvación es asirse a Jesucristo. La única salida es creer en Él con fe en medio de tanta mentira que envuelve todo lo que oímos, respiramos y digerimos diariamente. Todos mienten todo el tiempo y sólo Cristo habla la Verdad todo el tiempo. Su Verdad, la Única Verdad la firmó con Su sangre en una cruz en beneficio de aquellos que crean con fe en Sus palabras. La fe en Jesús salva. La fe en el hombre condena. Tú eliges.

La Verdad es Jesús.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 13 de junio de 2020

Nueva Inmoralidad


La nueva normalidad que el gobierno quiere imponer con su uso del lenguaje políticamente correcto es un indicativo más de la nueva moralidad que conlleva cada una de sus decisiones. Esta “nueva moralidad” no es nueva porque toda tiranía ha hecho de ella su bandera. Vivimos bajo un régimen que, lejos de toda auto crítica, se mira al espejo y éste le contesta servilmente “tú eres el más bello del reino”. Por lo tanto, se arrogan el derecho a que todo lo establecido se amolde a su “belleza”. Ellos son la reina malvada del cuento y el espejo los serviles medios de comunicación. Blancanieves, el pueblo, sólo espera que un príncipe la bese y salga del sueño a que la ha inducido la reina malvada por medio de los medios serviles y bien pagados.
Así ha dicho el Señor: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta del Señor. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Bendito el varón que confía en el Señor, y cuya confianza es el Señor. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. (Jeremías 17:5-8)
El contraste que genera el objeto de la confianza humana es evidente. Si confías en el hombre y no en Dios, tu fin será maldito. Si por el contrario, confías en Dios y no el hombre, tu fin será bendito. A la vista está que esta sociedad ha elegido, en mayoría, llevarnos a una debacle total. La mayoría no tiene por qué tener la razón pero la democracia tiene esos escollos insalvables por el momento. Esa sin razón de la mayoría, ese sopor en que está sumida cual Blancanieves, determina que la reina malvada siga campando a sus anchas. Puede que te vaya bien en esta vida confiando en la reina malvada y creyendo al espejo pero cuando llegues ante el Príncipe, Rey de reyes y Señor de señores, tu prosperidad se tornará en desgracia eterna.

Jesucristo es el Príncipe, Rey de reyes y Señor de señores. Los poderes de este mundo sólo intentan apagar Su brillo. Quizá por un momento lo consigan pero el final ya está escrito y vencerá justamente ante Sus enemigos: Satanás y el mundo. Querido lector, pon tu confianza en Él y desecha tu confianza en los políticos, sus medios propagandísticos y sus mentiras, Reconcíliate con Dios por medio de Jesucristo. Vuelve a casa como un hijo pródigo. El Padre te espera y desea estrecharte entre Sus brazos amorosos gracias al sacrificio de Jesucristo en la cruz que pagó por tus pecados posibilitando que la reconciliación sea segura. Dios no te rechazará. Pídele perdón por tus pecados, cree en Jesucristo y comienza una nueva vida de mano del Príncipe, Rey de reyes y Señor de señores.

Huye de la reina malvada.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 6 de junio de 2020

Entre Lobos


Sólo hay dos facciones en la humanidad creada por Dios. Es más, estas dos divisiones humanas son distinguibles de forma inequívoca por sus características contrastantes. Podemos distinguir entre la luz y la oscuridad, entre lo dulce y lo amargo, entre la vida y la muerte, entre la lealtad y la traición, entre la pureza y la corrupción, entre la salud y la enfermedad, entre la riqueza y la pobreza, entre la clase política y la clase obrera. En fin, podemos ver las diferencias fácilmente sin tener que ser genios para percatarnos de ellas. Otra cuestión es que nos hagamos los “suecos” como ocurre al hablar de aborto versus vida, ideologías sexuales versus familia, cambio climático versus sol, etc.
He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. (Mateo 10:16)
Jesús divide a la humanidad entre ovejas y lobos. Él no propone otros colores, sólo dos. O se es blanco como ovejas o se es negro como lobos. O se es inofensivo como ovejas o se es dañino como lobos. O se es cristiano o se es ateo. Para Jesús no hay medias tintas. Al igual que Él vino a vivir entre lobos envía a Sus ovejas a vivir entre ellos. Ahora bien, estas ovejas no deben ser necias descuidadas ¡no! Han de enarbolar la prudencia y la sencillez. La prudencia exigida por el Maestro es sabiduría, sensatez, cordura, sagacidad, juiciosidad, cabalidad, sobriedad. Todo con una buena dosis de lo práctico, es decir, poca teoría y mucha práctica. El cristiano debe rezumar prudencia práctica frente a lobos sedientos de sangre. La sencillez requerida por el Maestro es sin mezclas, pureza, sin doblez, sincera, ver nítidamente entre lo bueno y lo malo eligiendo lo bueno. En resumen, el hijo de Dios ha de ser un sabio práctico y sin mezcolanzas extrañas. Esos conceptos son los que engloban la prudencia y la sencillez que demanda de los cristianos Jesucristo.

Sólo hay dos manadas: ovejas y lobos. ¿A cuál perteneces? Tus frutos te delatan, diría Jesús. Él se humanó con el propósito de convertir a lobos en ovejas. Para el hombre esto es imposible, para Dios es posible. El tránsito de lobo a oveja es un milagro que Dios está dispuesto a realizar en ti. Y lo realiza en base a que tus pecados de lobo fueron pagados en la cruz por Jesús. La deuda está saldada y sólo has de poner la fe en Jesucristo arrepintiéndote ante Dios por tus pecados de lobo. Desde ese momento te convertirás en una oveja de la manada del Maestro. Ellas serán recompensadas con el cielo mientras que los lobos serán recompensados con el infierno. Si dudas en tu elección es que eres un lobo sin remedio.

De lobo a oveja.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!