Hemos aprendido a asociar un símbolo con un concepto. Es la
forma más pedagógica y sencilla de "entenderlo" todo en solo un
vistazo. Los organismos públicos y privados, empresas y multinacionales
utilizan sus logotipos con este fin. La publicidad los explota hasta límites insospechados. Inteligente y simple, así debe ser un logotipo. El logotipo no
debe estar cargado de colores y dibujos. Una simple línea nos puede trasportar
a mundos de ensueño. A buen seguro que cuando miraste el cuadro de logotipos
que he escogido para el inicio de esta entrada te quedaste con todos ellos de
un plumazo. Es que los símbolos nos llevan desde la superficie a lo profundo y
desde lo sencillo a lo complejo. El cristianismo también ha aportado símbolos
que son utilizados con el fin de recordarnos enseñanzas esenciales. Uno de
estos logotipos, el más importante del cristianismo, es la cruz. La cruz era el lugar en el que morían los
proscritos de la sociedad. Todos aquellos que eran contrarios a Roma o como los
compañeros de Jesús en la cruz, simples ladrones. Era el lugar de aquella época
más vergonzoso para morir. Los crucificados morían de sed, infecciones y
asfixia. Un panorama triste, tristísimo.
La cruz vacía es el gran símbolo
que une a los que han conocido a Jesús; los que se han arrepentido de sus
pecados y han creído que Jesús es suficiente para salvarlos de la muerte eterna
y darles vida eterna. La cruz describe unas líneas simples: un palo vertical y
un palo horizontal. Jesús fue clavado a esos dos palos y lo pasmante es que lo
hizo por voluntad propia en obediencia a su Padre. Este cadalso sangriento se
convirtió en un símbolo de salvación y de unión entre lo humano y lo divino. Para
los cristianos verdaderos el mensaje de la Cruz es precioso.
Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. (1 Corintios 1:18)
No me extraña lo más mínimo que
las personas no entiendan el mensaje de la Cruz hasta el punto que vean a los
creyentes en Cristo poco más que ridículos. Nos ven como locos; eso es lo que
dice el apóstol Pablo en el texto que acabas de leer. Si a Jesús llegamos a
crucificarlo, ¿qué no harán con sus seguidores? Ya nos lo dijo Jesús:
Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. (Juan 15:20)
El punto importante es que el
mensaje destilado por la Cruz es poderoso para los que hemos creído. Pablo nos
enseña sobre el poder del evangelio cuando nos escribe estas palabras:
Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. (Romanos 1:16)
¡DINAMITA! Esta palabra es la que
hay detrás de PODER. El evangelio es dinamita de Dios. ¡Guau! Cada vez que
comparto las buenas nuevas de la Cruz estoy desplegando un arsenal de dinamita.
Dinamita que hace saltar las conciencias de los que escuchan. Dinamita que
rompe las durezas de un corazón hormigonado. Dinamita que llega a lo más
profundo del alma y del espíritu del hombre. Por esto el mensaje de la Cruz es
rechazado: hace ver claramente a cada hombre y a cada mujer lo que son,
pecadores y lo que necesitan para salir, a Cristo.
La obra de la Cruz es para todos
aquellos que entendiendo su mensaje siguen unas pautas dictadas por Dios. El
evangelio es sencillo de entender. Tan sencillo que te costará trabajo creerlo,
pero eso no es excusa para rechazarlo. Te lo explico.
Dios creó todo lo que existe.
Pero su creación más preciada (tú y yo) le falló desobedeciendo sus leyes. Esto
dio origen al pecado que es sencillamente no hacer la voluntad de Dios. ¿Cuentas
con Dios para tu vida diaria? ¿Le preguntas qué hacer en tal o cual caso?
¿Luchas por agradarle? Si todo esto te suena a chino está claro que no te
importa nada lo que Dios significa y vives al margen de su consejo. Así se
demuestra, para que tú mismo tengas constancia, que hay pecado en tu vida ya
que no cuentas para nada con el que te creó. Atiende a tu conciencia y verás
que ella es fiel alertándote de lo malo que puedas hacer y te avisa justo antes
de que peques. El problema es que la gran mayoría de las veces no la escuchas.
El pecado causó una separación entre tú y Dios. Desde entonces Dios ideó la
forma de poder restituir el daño que causamos con nuestra bofetada a Dios.
Jesús, Hijo de Dios, pagó el precio muriendo en la cruz que nos correspondía a
ti y a mí pagar y que nos devolvía el libre acceso al Padre. Nuestra parte
consiste en creer y arrepentirnos de una vida al margen de Dios que muestra el
pecado que hay en ella. Resumiendo:
Dios nos crea. Nosotros pecamos.
Jesús vino a salvarnos sacrificándose en la cruz. Debemos responder creyendo y
arrepintiéndonos de nuestros pecados. Simple y profundo.
Dos maderos. Por esto está
compuesta la cruz. El vertical nos habla de un Dios que nos ama tanto que
descendió del Cielo a la Tierra. No escatimó ningún coste dándolo todo por
nosotros. El horizontal nos habla de relación ya que Jesús fue el puente que
nos lleva a Dios y nos libera del abismo que antes había impidiéndonos acercarnos
al Padre.
Querido lector, tómate un tiempo
para meditar en lo que has leído. Jesús te ofrece una relación con Dios no una
religión. Él está interesado en ti. Tanto que dio su vida en la cruz. ¿Conoces
a alguien más que haya hecho por ti lo mismo? Si no aprecias su sacrificio por
amor a ti un día te presentarás delante de él y serás enjuiciado y ajusticiado por no haber
creído. El precio de tu condena: la muerte eterna. Que diferente
si crees el evangelio: vida eterna.
La Cruz es el logotipo del amor
de Dios por ti.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!