Mi Pastor está predicando una serie sobre un libro de la Biblia escrito por el apóstol Pablo a la Iglesia que se hallaba en Roma, la Epístola (o Carta) a los Romanos. Es la carta de un siervo de Dios que estaba pensando en ir a España y para eso pide el apoyo de la Iglesia en Roma. De esta forma les escribe:
23Pero ahora, no teniendo más campo en estas regiones, y deseando desde hace muchos años ir a vosotros, 24cuando vaya a España, iré a vosotros; porque espero veros al pasar, y ser encaminado allá por vosotros, una vez que haya gozado con vosotros. 28Así que, cuando haya concluido esto, y les haya entregado este fruto, pasaré entre vosotros rumbo a España. (Romanos 15:23-24, 28)
¡Qué pasada! España estaba en el
corazón de Pablo. Él no quería venir de turismo a Mallorca; tampoco existía por
ese entonces el Camino de Santiago; el sol de Andalucía no estaba en su agenda
y el “Spain is different” no le atraía lo más mínimo. ¿Dónde estaba el corazón
de Pablo? ¿Con qué objetivo quería visitarnos? Jesús y la Iglesia le dieron el
encargo a Pablo de ocuparse de dar a conocer el evangelio entre los gentiles
(nosotros, el mundo no hebreo). Aunque no se sabe con seguridad si logró
realizar el viaje a España lo cierto es que Pablo fue el misionero que Dios usó
para anunciarnos su mensaje de salvación y que ha llegado a nuestros días. ¡Yo
creo porque otros sembraron anteriormente! ¿Qué mensaje traía Pablo?
EL EVANGELIO
Las buenas noticias de Dios para
un mundo que necesita de la salvación que Él, por medio de Jesucristo, nos
ofrece. Esta sería una descripción del mensaje del evangelio. Pablo explica
este evangelio a los romanos que es el mismo que predicaría en España.
Antecedentes: Dios se manifiesta al
hombre y el hombre da la espalda a Dios.
Lee el siguiente texto con
detenimiento pues se explica por sí mismo.
Ciertamente, la ira de Dios viene
revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres
humanos, que con su maldad obstruyen la verdad. Me explico: lo que se puede
conocer acerca de Dios es evidente para ellos, pues él mismo se lo ha revelado. Porque desde la creación del mundo
las cualidades invisibles de Dios,
es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben
claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa. A pesar de haber conocido a Dios, no lo
glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su
insensato corazón. Aunque afirmaban ser
sabios, se volvieron necios y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes que eran réplicas del hombre
mortal, de las aves, de los cuadrúpedos y de los reptiles. Por eso Dios los
entregó a los malos deseos de sus corazones, que conducen a la impureza sexual, de modo que degradaron
sus cuerpos los unos con los otros. Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a los seres creados antes que al Creador,
quien es bendito por siempre. Amén.
Por tanto, Dios los entregó a pasiones
vergonzosas. En efecto, las mujeres
cambiaron las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza.
Así mismo los hombres dejaron las
relaciones naturales con la mujer y se encendieron en pasiones lujuriosas
los unos con los otros. Hombres con
hombres cometieron actos indecentes, y en sí mismos recibieron el castigo
que merecía su perversión. Además, como
estimaron que no valía la pena tomar en cuenta el conocimiento de Dios, él a su
vez los entregó a la depravación mental, para que hicieran lo que no debían
hacer. Se han llenado de toda clase de maldad,
perversidad, avaricia y depravación.
Están repletos de envidia, homicidios, disensiones, engaño y malicia. Son chismosos, calumniadores,
enemigos de Dios, insolentes, soberbios y arrogantes;
se ingenian maldades; se rebelan contra sus padres; son insensatos, desleales, insensibles, despiadados. Saben bien que, según el
justo decreto de Dios, quienes practican
tales cosas merecen la muerte; sin embargo, no sólo siguen practicándolas
sino que incluso aprueban a quienes las practican. (Romanos 1:18-32 NVI)
Consecuencias: El justo juicio de Dios
Por tanto, no tienes excusa tú, quienquiera que seas, cuando juzgas a los
demás, pues al juzgar a otros te condenas a ti mismo, ya que practicas las mismas cosas. Ahora bien,
sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas se basa en
la verdad. ¿Piensas entonces que vas a
escapar del juicio de Dios, tú que juzgas a otros y sin embargo haces lo mismo
que ellos? ¿No ves que desprecias las riquezas de la bondad de Dios, de su
tolerancia y de su paciencia, al no reconocer que su bondad quiere llevarte al
arrepentimiento? Pero por tu
obstinación y por tu corazón
empedernido sigues acumulando castigo
contra ti mismo para el día de la ira, cuando Dios revelará su justo juicio.
Porque Dios «pagará a cada uno según lo
que merezcan sus obras». Él dará vida
eterna a los que, perseverando en las buenas obras, buscan gloria, honor e
inmortalidad. Pero los que por egoísmo rechazan la verdad para aferrarse a la
maldad, recibirán el gran castigo de
Dios. Habrá sufrimiento y angustia para todos los que hacen el mal, los judíos primeramente, y también
los gentiles; pero gloria, honor y paz para todos los que hacen
el bien, los judíos primeramente, y también los gentiles.
Porque con Dios no hay favoritismos.
Todos los que han pecado sin conocer la ley, también perecerán sin la ley; y
todos los que han pecado conociendo la ley, por la ley serán juzgados. Porque Dios no considera justos a los que
oyen la ley sino a los que la cumplen. De hecho, cuando los gentiles, que
no tienen la ley, cumplen por naturaleza lo que la ley exige, ellos son ley
para sí mismos, aunque no tengan la ley. Éstos muestran que llevan escrito en
el corazón lo que la ley exige, como lo atestigua su conciencia, pues sus
propios pensamientos algunas veces los acusan y otras veces los excusan. Así
sucederá el día en que, por medio de Jesucristo, Dios juzgará los secretos de
toda persona, como lo declara mi evangelio. (Romanos 2:1-16 NVI).
Esperanza: Salvación por Jesucristo
Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva (regalo) de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
(Romanos 6:23)
Querido lector confío plenamente
que la lectura de la Palabra de Dios haya tocado tu vida. La Palabra de Dios
nunca vuelve vacía porque proviene de Él que es fructífero. Jesús quiere
iluminar tu vida porque con este propósito vino a pagar el precio por nuestros
desmanes que son los pecados que cometemos vez tras vez. No te demores más y
toma estas dos resoluciones: arrepiéntete de tus pecados y cree el mensaje del
evangelio que Pablo como emisario de Cristo estuvo dispuesto a llevar a
cualquier parte del mundo.
Soy un español rumbo al Cielo,
¿vienes conmigo?
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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