sábado, 17 de noviembre de 2012

Rumbo A España
















Mi Pastor está predicando una serie sobre un libro de la Biblia escrito por el apóstol Pablo a la Iglesia que se hallaba en Roma, la Epístola (o Carta) a los Romanos. Es la carta de un siervo de Dios que estaba pensando en ir a España y para eso pide el apoyo de la Iglesia en Roma. De esta forma les escribe:
23Pero ahora, no teniendo más campo en estas regiones, y deseando desde hace muchos años ir a vosotros, 24cuando vaya a España, iré a vosotros; porque espero veros al pasar, y ser encaminado allá por vosotros, una vez que haya gozado con vosotros. 28Así que, cuando haya concluido esto, y les haya entregado este fruto, pasaré entre vosotros rumbo a España. (Romanos 15:23-24, 28)

¡Qué pasada! España estaba en el corazón de Pablo. Él no quería venir de turismo a Mallorca; tampoco existía por ese entonces el Camino de Santiago; el sol de Andalucía no estaba en su agenda y el “Spain is different” no le atraía lo más mínimo. ¿Dónde estaba el corazón de Pablo? ¿Con qué objetivo quería visitarnos? Jesús y la Iglesia le dieron el encargo a Pablo de ocuparse de dar a conocer el evangelio entre los gentiles (nosotros, el mundo no hebreo). Aunque no se sabe con seguridad si logró realizar el viaje a España lo cierto es que Pablo fue el misionero que Dios usó para anunciarnos su mensaje de salvación y que ha llegado a nuestros días. ¡Yo creo porque otros sembraron anteriormente! ¿Qué mensaje traía Pablo?

EL EVANGELIO

Las buenas noticias de Dios para un mundo que necesita de la salvación que Él, por medio de Jesucristo, nos ofrece. Esta sería una descripción del mensaje del evangelio. Pablo explica este evangelio a los romanos que es el mismo que predicaría en España.

Antecedentes: Dios se manifiesta al hombre y el hombre da la espalda a Dios.

Lee el siguiente texto con detenimiento pues se explica por sí mismo.

Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad. Me explico: lo que se puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos, pues él mismo se lo ha revelado. Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa. A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón. Aunque afirmaban ser sabios, se volvieron necios y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes que eran réplicas del hombre mortal, de las aves, de los cuadrúpedos y de los reptiles. Por eso Dios los entregó a los malos deseos de sus corazones, que conducen a la impureza sexual, de modo que degradaron sus cuerpos los unos con los otros. Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a los seres creados antes que al Creador, quien es bendito por siempre. Amén. 

Por tanto, Dios los entregó a pasiones vergonzosas. En efecto, las mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza. Así mismo los hombres dejaron las relaciones naturales con la mujer y se encendieron en pasiones lujuriosas los unos con los otros. Hombres con hombres cometieron actos indecentes, y en sí mismos recibieron el castigo que merecía su perversión. Además, como estimaron que no valía la pena tomar en cuenta el conocimiento de Dios, él a su vez los entregó a la depravación mental, para que hicieran lo que no debían hacer. Se han llenado de toda clase de maldad, perversidad, avaricia y depravación. Están repletos de envidia, homicidios, disensiones, engaño y malicia. Son chismosos, calumniadores, enemigos de Dios, insolentes, soberbios y arrogantes; se ingenian maldades; se rebelan contra sus padres; son insensatos, desleales, insensibles, despiadados. Saben bien que, según el justo decreto de Dios, quienes practican tales cosas merecen la muerte; sin embargo, no sólo siguen practicándolas sino que incluso aprueban a quienes las practican. (Romanos 1:18-32 NVI)

Consecuencias: El justo juicio de Dios

Por tanto, no tienes excusa tú, quienquiera que seas, cuando juzgas a los demás, pues al juzgar a otros te condenas a ti mismo, ya que practicas las mismas cosas. Ahora bien, sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas se basa en la verdad. ¿Piensas entonces que vas a escapar del juicio de Dios, tú que juzgas a otros y sin embargo haces lo mismo que ellos? ¿No ves que desprecias las riquezas de la bondad de Dios, de su tolerancia y de su paciencia, al no reconocer que su bondad quiere llevarte al arrepentimiento? Pero por tu obstinación y por tu corazón empedernido sigues acumulando castigo contra ti mismo para el día de la ira, cuando Dios revelará su justo juicio. Porque Dios «pagará a cada uno según lo que merezcan sus obras». Él dará vida eterna a los que, perseverando en las buenas obras, buscan gloria, honor e inmortalidad. Pero los que por egoísmo rechazan la verdad para aferrarse a la maldad, recibirán el gran castigo de Dios. Habrá sufrimiento y angustia para todos los que hacen el mal, los judíos primeramente, y también los gentiles; pero gloria, honor y paz para todos los que hacen el bien, los judíos primeramente, y también los gentiles. 

Porque con Dios no hay favoritismos. Todos los que han pecado sin conocer la ley, también perecerán sin la ley; y todos los que han pecado conociendo la ley, por la ley serán juzgados. Porque Dios no considera justos a los que oyen la ley sino a los que la cumplen. De hecho, cuando los gentiles, que no tienen la ley, cumplen por naturaleza lo que la ley exige, ellos son ley para sí mismos, aunque no tengan la ley. Éstos muestran que llevan escrito en el corazón lo que la ley exige, como lo atestigua su conciencia, pues sus propios pensamientos algunas veces los acusan y otras veces los excusan. Así sucederá el día en que, por medio de Jesucristo, Dios juzgará los secretos de toda persona, como lo declara mi evangelio. (Romanos 2:1-16 NVI).

Esperanza: Salvación por Jesucristo

Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva (regalo) de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos 6:23)

Querido lector confío plenamente que la lectura de la Palabra de Dios haya tocado tu vida. La Palabra de Dios nunca vuelve vacía porque proviene de Él que es fructífero. Jesús quiere iluminar tu vida porque con este propósito vino a pagar el precio por nuestros desmanes que son los pecados que cometemos vez tras vez. No te demores más y toma estas dos resoluciones: arrepiéntete de tus pecados y cree el mensaje del evangelio que Pablo como emisario de Cristo estuvo dispuesto a llevar a cualquier parte del mundo.

Soy un español rumbo al Cielo, ¿vienes conmigo?

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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