El pasado lunes recibíamos la
triste noticia del fallecimiento del afamado actor Robin Williams. En un primer
comunicado, que aún no se ha desmentido, nos informaron que la causa de su
muerte fue suicidio por asfixia. Aunque fue mi actor favorito no seguí la
trayectoria de su vida personal, y al enterarme este mismo lunes de su vida
marcada por las drogas y la depresión quede perplejo y triste: otro ídolo que
se me ha caído del pedestal. Creo que he incumplido la norma bíblica expresada
en el libro de Éxodo.
No tendrás dioses ajenos delante de mí. (Éxodo 20:3)
Pienso que todos tendemos a tener
ídolos para que con su ejemplo “nos muestren el camino”. El primer problema es
que Dios no quiere eso para nosotros, y el segundo problema es que ponemos la
vista en objetos tallados por nosotros mismos, o, este es el caso, fijamos
nuestro interés en personas como nosotros, de carne y hueso, piel y pescuezo. Todos
somos falibles y cuanto más alto estemos en ese patrón humano, más grande será
la caída.
El protagonista de El club de los poetas muertos, que me
inspiró a ser un mejor maestro, el protagonista de Despertares, que enseñaba a preocuparse de corazón por los demás y
dar todo lo que tenía a su alcance por esta causa, no era el ejemplo que yo esperaba
en su vida cotidiana: del dicho al hecho, va un trecho. Los ídolos que esta
sociedad tiene se van desmoronando uno a uno, porque son a nuestra imagen y
semejanza, sufriendo nuestros mismos temores, desalientos y ansiedades.
Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén. (1 Juan 5:20-21)
Hay una única verdad verdadera:
Jesús es el verdadero Dios. ¡No hay otro! Por eso el apóstol Juan nos aconseja,
a los creyentes, de forma severa a escondernos de los ídolos dado que estos son
mera influencia de Satanás en nuestras mentes para que perdamos de vista al
verdadero Dios: JESUCRISTO. Esta influencia diabólica es tan grande que la
prueba indubitable de ello es que, si no eres creyente, das más crédito a
cualquier creencia o pensamiento humano, que a Dios. Crees más en los hombres
como tú y como yo, que en el Dios verdadero que nos creó: JESUCRISTO.
Por eso fue necesario que Jesús
diese Su vida en sacrificio por nosotros, ya que nuestro entendimiento de las
verdades espirituales está cegado por el diablo, la sociedad que nos rodea, y nosotros
mismos. El amor de Dios, demostrado por Jesús, es la clave que hace despertar
nuestra necesidad de salvación. Cuando oyes el mensaje que Jesús vino a
traernos, el evangelio, las buenas nuevas de salvación, cosas se mueven en tu
interior. Este es el mensaje: Jesús vino para darte entendimiento por medio de
la Cruz. Al morir y resucitar puso las bases para que creyeses en el Dios
verdadero, no en ídolos frágiles creados por ti mismo. Dios quiere lo mejor
para ti, y lo mejor para ti es Él.
“Carpe Diem”, o lo que es lo mismo, aprovecha el momento. Ahora que
sabes de qué va el evangelio debes arrepentirte de tus pecados, tener fe en
Jesucristo y de esta forma alinear tu vida con la Suya para que comiences a
cumplir con Su Voluntad para ti. Ser cristiano no es un camino de rosas, es el
camino verdadero porque Dios es Verdadero. Pasar de largo esta oportunidad
seguirá demostrando que sigues cegado ante la evidencia del amor de Dios.
“Carpe Diem”, aprovecha el momento.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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