Hoy llegamos al hecho central de la navidad: el nacimiento
de Jesús. Las cosas cambiaron desde ese preciso instante porque Dios se unió a
un cuerpo humano para dar significado pleno a uno de Sus nombres, Emanuel, Dios
con nosotros. Si antes le podíamos poner excusas de ser un Dios distante a
nuestras vidas, ahora en Jesucristo, es imposible tacharlo de lejano y la razón
es sencilla: DIOS ESTÁ DE NUESTRO LADO. Emanuel, Dios con nosotros.
El relato bíblico, lejano a los estereotipos comerciales e
incluso tradicionales, nos narra el viaje que José y María, embarazada,
tuvieron que hacer para cumplir con una orden legal, ser empadronados. Dios promovió
esto para que se cumpliese la profecía en cuanto al lugar de nacimiento de Jesús.
Este relato es corto pero determinante en el plan divino. Atención: Jesús va a
nacer…
Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de
parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo
se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados,
cada uno a su ciudad.
Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a
la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de
David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual
estaba encinta.
Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días
de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en
pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el
mesón. (Lucas 2:1-7)
No había lugar para ellos en el mesón.
Es de imaginar que debido a la muchedumbre de personas que
fueron a empadronarse a Belén todos los establecimientos hoteleros tuviesen
colgado el cartel de “completo”. Creo que más bien la situación fue de overbooking. Había saturación de
personas y esto se demuestra en que aún Jesús nació en un establo y tuvo como
primera cuna un pesebre. Jesús nació de forma humilde, sin publicidad, fuera de
las luces de los flashes y los titulares de los periódicos locales.
La situación hoy día sigue siendo la misma para muchas
personas. Ven a Jesús acercarse llamándolos y simplemente lo envían a la
trastienda. No hay lugar para Jesús en sus atareadas vidas porque sufren el overbooking del estrés. Quizá tu vida
sea de las que no dejan lugar para Jesús. Estás lleno de metas, de trabajo, de
estudios, de distracciones, de Facebook, whatsapp… y Jesús no tiene cabida. Jesús
nació humilde para darnos ejemplo de que las ataduras terrenales ciegan el
verdadero propósito de la vida: conocer a Dios, porque Él se da a conocer por
medio de la cercanía de Jesucristo.
Te quedan dos caminos, querido lector, seguir sin lugar para
Jesús como hasta el presente, o abrir de par en par las puertas de tu mesón. Jesús
entrará y despejará tanto overbooking que te tiene esclavizado y cegado ante lo
trascendente que es Dios para tu vida.
Deja espacio: Jesús nació.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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