Me vienen al pensamiento dos personajes históricos que
lucharon por la paz alejados de todo atisbo de violencia. Por un lado Gandhi,
que murió a manos de un exaltado, y por otro lado, Martin Luther King, que
padeció igual destino que el anterior. Dos asesinados violentamente por creer
que la paz es algo alcanzable en este mundo. Los dos tenían razón pues conseguir
la paz por medio de la violencia es un absoluto contrasentido, como muestra de
ello podemos echar un somero vistazo a las guerras más recientes, que tomando
como excusa la paz, se han cebado de imperialismo puro y duro.
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de
los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. (Mateo 11:12)
Jesucristo fue un gran chasco para los violentos que fueron
aquellos que esperaban a un líder que los librará por medios bélicos de las
fauces imperialistas de Roma. Cuando vieron a Jesús manso y humilde lo
rechazaron porque no cumplía con los pensamientos violentos que su sed de
venganza les imponía. Para los violentos el Reino de los Cielos debía
establecerse en la tierra a través de la espada y Jesús estaba en las antípodas
de esa actitud.
Jesús les recordaba que el Mesías que esperaban no venía con
armas de destrucción masiva, sino con la mayor arma de construcción masiva: EL
AMOR DE DIOS. Jesús vino a demostrar hasta qué punto Dios nos ama. ¿Cómo lo
hizo? Dejando voluntariamente que los violentos, cegados por sus ansias de
venganza, lo llevasen a la cruz para que de esta forma, esos mismos violentos
tuviesen la oportunidad de experimentar el amor de Dios en sus vidas y se
arrepintiesen de sus muchos pecados aceptando por fe la salvación que Jesús les
ofrece.
Jesús, por medio de Su sacrificio en la cruz, estableció la
paz entre Dios y el hombre. Aquí podemos ver el contrasentido de Dios: por
medio de la violencia de los violentos Jesús ganó la paz para aquellos que con
fe aceptan Su sacrifico. ¿Quiénes son hoy día los violentos? Todos aquellos que
rechazan la paz de Dios es sus corazones y blasfeman con su ateísmo, su
indiferencia, su ignorancia y su sí, pero ahora no. Para todos ellos (los
violentos) está preparado el lugar de perdición, el lugar que se merecen: EL
INFIERNO.
Amigo lector, da marcha atrás a todo aquello que te impide
ver a Jesús como lo que es, Dios. Él nos trajo el mensaje de paz por excelencia,
sufriendo a manos de los violentos por amor a Su Padre, a ti y a mí. Lo
sucedido en Francia en estos días solamente es una muestra más de lo que hay en
el corazón humano: violencia, unos creyendo que con burlarse del mal satisfacen
su violencia, y otros que asesinando satisfacen sus ansias de vengarse. Busca a
Dios mientras pueda ser hallado.
Deja la violencia contra Jesús.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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