Las sospechas de José sobre la paternidad divina de Jesús en
el vientre de su novia, María, pudieran haberse tornado más que simples sospechas
para convertirse en acusaciones en firme por haber roto la relación entre
ambos, José y María. Lo razonable hubiera sido denunciarla despechado de amor y
repudiarla, lo que arruinaría la vida de María, su amada. José decidió no hacer
eso, sino asumir la voluntad de Dios para sus vidas. ¿Qué lo motivo a tal
hazaña de amor?
Cuando José se despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado y recibió a María por esposa. Pero no tuvo relaciones conyugales con ella hasta que dio a luz un hijo, a quien le puso por nombre Jesús. (Mateo 1:24-25)
Sí, Dios tuvo que revelarse a José por medio de un ángel,
con el fin de apaciguar sus temores y confirmarle que la historia que había escuchado
de su novia era ciertísima. Esta preciosa historia termina en boda por amor al
Señor y a María. José mostró una sensibilidad especial a la voluntad divina ya
que no era fácil, en los tiempos en que vivía tapar, por el qué dirán, lo que
era evidente: la tripita de María crecía y no estaban casados. Lo que hoy causa
risa en una sociedad amoral como la nuestra, era respetado antaño.
Era tal el respeto que José tenía por su amada, María, que
no tuvo relaciones sexuales con ella hasta que nació Jesús. ¡Un hombre como
Dios manda! No de aquellos que cuando consiguen sus fines lascivos olvidan el
objeto de sus deseos y se marchan en busca de nuevas víctimas. José fue todo un
caballero. Respetó a María y respetó a Dios no importándole el qué dirán.
¿Y tú?, querido lector. ¿Te importa el qué dirán? El mensaje
del evangelio es entendible: Todos pecamos contra Dios y por eso estamos
pagando las consecuencias de nuestros pecados, viviendo en un mundo en
decadencia. Nuestras enfermedades y muerte son causadas por desobedecer la Ley
de Dios. Dios está airado contra nosotros y nos dará el fin que merecemos: la
muerte eterna.
Pero, Dios que es Justo, también es Amor, y envió a
Jesucristo, Su único Hijo, a pagar nuestros pecados y así se satisfizo la
justicia divina. Ahora Dios nos revela que podemos ser perdonados y
reconciliados con Él por medio del sacrificio de Cristo en la Cruz. Querido
lector, ¿harás lo que Dios te ha revelado como lo hizo José o seguirás viviendo
el sueño eterno? Arrepiéntete hoy y cree en Jesús. Mañana quizá sea tarde.
No hay excusas, Dios se reveló.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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