sábado, 23 de enero de 2016

Le Amó

Siempre he creído que los mejores consejos se inician con un verdadero interés amoroso hacia la persona que los recibe. ¿Recuerdas, querido lector, algún consejo de los muchos que seguro has recibido, que haya afectado severamente a tu vida? Recuerdo un gran consejo que recibí cuando era adolescente. Mi padre espiritual se acercó a mí y me dejó esta frase: “Estudia lo que desees ahora porque más adelante te arrepentirás de haber desaprovechado el tiempo”. ¡Cuánta sabiduría en un consejo! Para mi desgracia, no siempre he seguido el consejo de mi querido maestro. Lamentable.

Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. (Marcos 10:21)

El anterior texto extraído de la Biblia relata el consejo de Jesús al joven rico. Este joven le preguntó al Señor cómo entrar en el Cielo y Jesús le dijo que para entrar en el Cielo era necesario obedecer a la Ley de Dios, los conocidos Diez Mandamientos. El joven rico le hizo saber a Jesús que desde su juventud obedecía los mandamientos de Dios y Jesús le amó…

Jesús le amó, no porque cumpliese con las normas divinas sino porque Dios es amor, y Jesús es Dios hecho carne por nosotros. Jesús es la muestra de amor más poderoso que Dios haya exhibido jamás. Aquella carencia que mi amado maestro intentó subsanar en mí es la misma que Jesús intentó erradicar del joven rico: ¡No somos perfectos porque siempre fallamos en algún punto! Yo podía tener muchas capacidades pero estaba fallando en perfeccionarlas. El joven rico cumplía con algunas ordenanzas pero fallaba en otras.

Jesús le amó… pero el joven rico amaba más sus riquezas que a Jesús, o lo que es lo mismo, que a Dios. ¡Cuán difícil es que alguien ame a Dios si su corazón ama otras cosas! Querido lector, si quieres entrar en el Cielo y heredar la vida eterna, ama a Dios sobre todas las cosas. Dios no se conforma con menos. Jesús se entregó por nosotros. Amándonos entregó Su vida para perdón de nuestros pecados. Cree en Jesucristo y arrepiéntete de tus pecados. Aprenderás a amar a Dios sobre todas las cosas de este mundo perecedero, sabiendo que tu destino eterno está en el Cielo. Serás eternamente salvo.

Jesús te amó.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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