sábado, 21 de enero de 2017

La Panacea

Hoy día existen los llamados gurús que las masas siguen porque ven en ellos esperanza y respuesta a sus problemas. Hombres siguiendo a hombres, en definitiva. No digo que alguien no pueda ayudar en este camino de la vida que a veces se vuelve tortuoso, es más, necesitamos personas de confianza en las que hallar consejo sabio. Lo que estoy tratando de poner por escrito es la inutilidad de seguir a ciertas personas que se alzan ellos mismos dando a entender que tienen todas las claves de la vida. Eso es una falacia pues nadie tiene el conocimiento absoluto. Nuestro conocimiento es bastante limitado. “Solo sé que no sé nada”, dijo el filósofo.

Muy diferente es el consejo de Dios. La Biblia, que es la Palabra de Dios escrita, nos dice sobre ella misma: «La suma de tu palabra es verdad, y eterno es todo juicio de tu justicia» (Salmos 119:160). En la Biblia está todo el consejo divino para vivir exitosamente, no ante nuestros iguales, que es algo relativo, sino ante el mismo Dios. La dimensión práctica de cómo llegar a ser exitosos desde el único punto de vista eterno, el de Dios, está en la Biblia, y como una muestra he aquí el siguiente texto extraído de ella:

Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. (Salmos 1:1-2)

Es una delicia poder sumergirme en la lectura de la Biblia. Siento mucha alegría al dedicar tiempo a su lectura. Me baja el estrés, la tensión, el malhumor y me quita hasta el cansancio. Hace que vea la vida desde un punto de forma saludable, pues el mismo Dios me dice que me ama, me anima y me da valor. ¡El Ser más grande del universo está de mi parte! Tan solo me pide que la Biblia sea mi deleite las veinticuatro horas de cada día. Querido amigo, ¿cuál es el deleite de tu vida? Los video juegos, la televisión, la moda, el consumismo, el deporte, la lectura, los cómics… Siento decirte que no son comparables a la sencilla lectura de la Palabra de Dios.

El protagonista en los sesenta y seis libros que componen la Biblia es JESUCRISTO. Al leer cada página puedes ver algo de Él. Jesús es por tanto, el protagonista de la historia, nuestra historia. La tuya y la mía. Si no apartamos nuestros pensamientos de la Biblia Cristo resaltará como un destello penetrante de sol en nuestros ojos. ¡Veremos Su gloria! ¡Sí, veremos Su gloria! Si quieres ver a Dios, lee la Biblia. En ella se muestra el relato histórico de lo que Jesús vino a hacer por ti. En definitiva, vino a restablecer la comunicación que nuestro pecado había roto por medio de la cruz y tomando el lugar que nos correspondía: la muerte. Ahora debes ser sensible a su voz y obedecerle. ¿No es maravilloso este mensaje? Redescúbrelo leyendo la Biblia.

¡He aquí la panacea! 

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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