Una de las cosas que recibimos de los demás con mayor agrado
y felicidad es sus deseos de bienestar y protección hacia nosotros. Es como
cuando vemos en la escena de una película a un padre proferir palabras de apoyo
y ánimo a su hijo, afirmándole: “Estoy contigo para lo que pase porque te amo”.
He de reconocer que ante escenas tan emotivas en muchas ocasiones los actores
consiguen que fluyan lágrimas de mis ojos. De forma más profunda y real Dios
pide a Aarón, y con ello a las nuevas generaciones de sacerdotes, que bendigan de
forma especial a Su pueblo Israel, con las siguientes frases:
“Que el SEÑOR te bendiga y te proteja. Que el SEÑOR sonría
sobre ti y sea compasivo contigo. Que el SEÑOR te muestre su favor y te dé su
paz”. (Números 6:24-26)
Examinando a vuelo de pájaro lo que conocemos como la
bendición sacerdotal, en este caso tan especial, no es importante quien lo
dice, sino de parte de quien viene. Es bueno siempre recibir de las personas
que nos rodean y amamos sus mejores deseos de bendición. En este caso la
bendición viene del corazón amoroso y misericordioso de Dios. El Ser más grande
del universo, el Creador de todo lo que existe, incluyendonos a ti y a mí,
desea bendecirnos, protegernos, sonreírnos, tener compasión de nosotros,
favorecernos y darnos Su paz.
¿Por qué un Dios tan excelso quiere bendecirnos a tales
extremos si le hemos fallado con nuestros pecados? Es sencillo de entender: Estamos
necesitados de ser bendecidos porque de lo contrario viviremos vidas contrarias
a los verdaderos deseos de bendición de Dios, es decir, no alcanzaremos Su
bendición, Su protección, Su sonrisa, Su compasión, Su favor y Su paz. ¿De qué
forma alcanzamos que Dios proclame Su bendición sobre nosotros? CREYENDO EN SU
HIJO JESUCRISTO. La bendición tiene un nombre: JESUCRISTO quien pagó por nuestros
pecados en una cruz para bendecirnos con la bendición más grande que el ser
humano pueda recibir: SER PROCLAMADOS HIJOS DE DIOS. ¿Hay alguna bendición más
grande? Por lo tanto, cree en Jesús y serás salvo.
Creer trae bendición.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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