“El secreto del éxito se encuentra en la sinceridad y la
honestidad. Si eres capaz de simular eso, lo tienes hecho”. La frase anterior
se atribuye al cómico Groucho Marx que con su sentido del humor mordaz y
directo refleja lo que esta sociedad, en general, conceptúa como éxito: Parecer
es ser. Es decir, la teatralidad o simulación tienen los mismos efectos
exitosos que la genuina sinceridad y honestidad. Por lo tanto, si te falla una
estrategia, puedes elegir la otra. Tristemente el camino de la mentira y la
inmoralidad es por donde transitan muchos…
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. (Josué 1:8)
Las prisas son malas consejeras del éxito. Con demasiada
frecuencia un ascenso rápido es símil de malas prácticas y la Biblia nos traza
el camino a seguir para el éxito bien entendido: Hacer de la Palabra de Dios
nuestra forma de expresión, nuestra meditación constante y nuestra práctica de
vida. El resultado será el éxito o como lo expresa la Biblia: Prosperarás y
todo te saldrá bien. Aquí aplicaría eso de “dime con quién andas y te diré
quién eres” cambiándolo por “dime con quién te llenas y te diré quién eres”. Es
muy fácil ser exitoso a la manera que nos prescribe la sociedad porque estamos
inmersos en ella. Es muy difícil ser exitoso a la manera que nos aconseja la
Palabra de Dios porque la gran mayoría la desconoce por completo.
Cuando Jesús vino a vivir entre nosotros nos mostró que Él
era la Palabra de Dios hecha carne. Sí, la Palabra de Dios es una Persona y esa
Persona es Cristo. Todo lo que Dios produce es vida y Su Palabra no iba a ser
menos. El secreto del éxito, parafraseando el texto de nuestra meditación sería: Nunca se
apartará de tu boca Jesucristo, sino que de día y de noche meditarás en Él,
para que guardes y hagas conforme a todo lo que Él ha dicho; porque entonces
harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien. Si no se aparta de
tu boca Jesucristo es que lo amas. Si meditas constantemente en Él serás sabio.
Si pones en práctica Sus Palabras serás obediente. El resultado: Éxito como
Dios manda. Jesús demanda de ti que lo ames, busques Su sabiduría y le
obedezcas. No hay mayor éxito que ese en esta vida que nos catapulta a la
eternidad con Dios.
RECUERDA: Jesús pagó por tus pecados en una cruz para que
tuvieses oportunidad de éxito real. Mientras que Su sacrificio nos pareció un
descalabro para Dios fue un éxito total. Todo el éxito de este mundo se apaga
en la tumba. El que busca a Jesucristo tendrá éxito eterno.
¿Buscas tú a Jesucristo?
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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