El mundo se divide en dos facciones: los que creen en Jesús
y los que no creen en Jesús. Ese es el tema crucial y más importante para cada
individuo y sociedad. Decir que los problemas se resuelven con políticas de derecha,
izquierda o centro, con la educación, resolviendo el cambio climático, etc., es
una falacia que ha demostrado el devenir de la historia. Lo que el ser humano
necesita no lo puede ofrecer, por mucho que se esfuerce, el propio ser humano…
pero se sigue tropezando en la misma piedra…
Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero
para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a
ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque
tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también
destinados. (1 Pedro 2:7-8)
Aquí se saca a la luz los dos tipos de personas: los que
creen tratan a Jesús dándole el valor que sólo Él merece, si algo o alguien es
precioso para ti lo cuidas, lo mimas, lo respetas, lo tienes en cuenta… y los que
no creen a Jesús, los desobedientes. Para ellos Jesús se transforma en una
piedra en el camino que los hace tropezar y caer una y otra vez por su terca
desobediencia. Es importante notar que la desobediencia no es por desconocimiento
sino voluntaria y acarrea consecuencias: “…a lo cual fueron también destinados”, o como
traduce otra versión: “…y por eso se enfrentan con el destino que les fue preparado”.
El destino preparado para los desobedientes a la Palabra de
Dios es enfrentarse ante Jesús cuando mueran. Allí tendrán que explicar (si
pueden) por qué no creyeron en Jesús y sí en ellos mismos, en religiones, en
causas varias, en la ciencia o cualquier otra forma que los apartaba de Jesús. Querido
lector, no hagas eso con tu vida. Elige obedecer la Palabra de Dios y Jesús
pasará de ser piedra de tropiezo a tu más precioso tesoro. Él te amó de tal
forma que se sacrificó en una cruz por ti pagando por tus pecados al Padre. Ya todo
está resuelto, el camino libre y puedes acercarte a Dios con plena confianza de
no ser rechazado. Cree en Jesús y no seas desobediente.
Jesús, sólo Jesús, salva.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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