sábado, 14 de noviembre de 2020

Buena Instrucción

Todos dicen que una buena educación es el secreto para una sociedad mejor. Estoy totalmente de acuerdo si esa educación es la que emana del texto bíblico. Dios mediante, durante las próximas seis semanas vamos a dar seis claves para la vida que tienen promesa de Dios cada una. Las claves para la vida las extraeremos del libro de Proverbios, escrito, en su mayoría, por el rey Salomón. Imagínate alguien sabio por el trascurso de los años que se sienta a tu lado y empieza a aconsejarte. Su experiencia puede hacerte sabio para la vida, pero de ti depende ser sabio o necio.


Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos; Porque largura de días y años de vida Y paz te aumentarán. (Proverbios 3:1-2)

 

Si todavía no tienes claro que la educación impartida en las instituciones no nos hace mejores es que no ves el telediario. Si realmente deseas una instrucción infalible no te queda más remedio que recibirla directamente de la Biblia, la Palabra de Dios. Nuestro sabio, Dios mismo, nos aconseja a no olvidar Su ley y a guardar Sus mandamientos. Dos tareas son necesarias para ser instruidos por Dios: no olvidar Su palabra y guardar Su Palabra. No olvidar conlleva su estudio diario y constante, mientras que guardar significa obedecer. La clave aquí reside en el equilibrio de ambas tareas. El conocimiento sin práctica es obesidad intelectual. La práctica sin conocimiento es una temeridad.


Jesús ha sido la única persona que ha cumplido el consejo de Dios 100%. Él nunca olvidó la Palabra de Dios y siempre la obedeció. Ni tú ni yo alcanzamos ni alcanzaremos su altura. Es por eso que el cielo se cerró para nosotros: no cumplimos el requisito divino de la perfección por nuestros pecados de no olvidar el consejo de Dios y lo desobedecimos conscientemente. Pero Dios no nos dejó de lado, aunque fuese justo que lo hiciese. Envió a Su Hijo Jesucristo para pagar la deuda por nosotros dando Su vida perfecta en una cruz y recibiendo el castigo que merecíamos tú y yo. Hoy podemos tener la certeza de no olvidar Su Palabra y poder obedecerla gracias al Espíritu Santo que mora en el cristiano verdadero. Además, tenemos la promesa de largos días y años en paz que comienzan aquí y siguen en la eternidad. Si quieres ser instruido en el camino de Su palabra empieza arrepintiéndote de tus pecados y poniendo tu fe en Jesús. Es la primera clave para la vida aquí y en la eternidad.

Su Palabra te instruye.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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