La historia está llena de
personas, unas conocidas y otras anónimas, que dieron su vida por una buena
causa. Seguro que la gran mayoría de ellos, por no decir todos, no pensaron
hasta que punto estaban comprometiendo sus propias vidas. Quizá, de haberlo
sabido, muchos se hubiesen retirado de la militancia por su causa, no lo
sabremos nunca. Lo que si constatamos que hay personas que por defender tal o
cual idea han sacrificado sus vidas. Hoy miramos atrás y los vemos con un aire
romántico y rodeados de un halo de gloria (muchas veces merecido), suspiramos y
pensamos, tal vez, que nos gustaría ser como ellos y recibir los honores y el
reconocimiento merecidos por los que ellos son loados. Fueron personas, por lo
menos los que tengo en mi mente, dignos de encomio por ser coherentes,
esforzados y un ejemplo de vida. Cuando estudiaba en el colegio, corría el año
1982, organizaron una salida al cine para ver el estreno de la película Gandhi
(por eso sé en qué año). Me impactó la vida de este gran hombre, de
nacionalidad india, abogado de profesión que sufrió en propias carnes las
injusticia de un imperio inglés que los tenía aplastados. Su lema era la no
violencia contra el opresor. Al final un loco radical lo asesino a bocajarro. ¿Qué
pensaría hoy si tuviera la oportunidad de mirar por un momento la situación de
su amada India? Mereció la pena... no mereció la pena...
¿Cuál es la buena causa de tu
vida?
El Apóstol Pablo sabía de buenas
causas. Él afirmó:
Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.
(Romanos 5:7)
Solo se está dispuesto a osar dar
la vida por buenas gentes, buenas ideas, buenas causas. ¿Quién, en su sano
juicio, derrocharía su vida por una mala causa? Solo pensarlo es de locos. Y si
existiera alguien estaría loco de remate. Desde este punto de vista Jesús
estaba loco de atar. Mira lo que hizo:
Mas Dios muestra su amor para con nosotros, EN QUE SIENDO AÚN PECADORES, Cristo murió por nosotros. (Romanos 5:8)
Nadie daría su vida por una mala
causa o una causa perdida, que es lo mismo. La gente cuerda da su vida por las
buenas personas, las buenas ideas y las buenas causas. ¿Qué hace Jesús
perdiendo su valioso tiempo y vida por pecadores? Los pecadores son personas
como tú y como yo que hemos hecho lo malo ante los ojos de Dios y por esto
somos malas causas, causas perdidas. Somos transgresores de la Ley de Dios y la
pena es la muerte eterna. Dios nos enjuiciará y pagaremos por nuestros delitos.
Todo delito tiene que ser satisfecho y el pago que satisface a Dios es nuestra
muerte.
Un día atendí a mi conciencia y
sentí como me acusaba de lo malo que hacía. El pecado era evidente y yo podía
desde siempre distinguirlo gracias a la terrible conciencia que siempre está
ahí para delatarnos a nosotros mismos. Querido lector, sé que tú también tienes
conciencia y que esta también te acusa de la maldad que hay en lo más profundo
de tu corazón. Esta maldad es la que te separa de Dios. Por salvarte de esta
maldad, aunque eres pecador, una causa perdida, Cristo murió por ti ocupando el
lugar que te correspondía.
Es que Jesús no se conformó con
perderte sin más y decidió obedecer a su Padre, dejar el Cielo por un tiempo,
hacerse un hombre como tú, padecer tus mismas necesidades, para así poder
salvarte de la muerte eterna. La clave está en su inmenso amor por ti. Un amor consciente
del pago que este demandaría por Su parte: LA VIDA. Pero Jesús, al contrario
que tantos héroes de buenas causas, dio su vida a sabiendas y no cejó hasta que
derramó su última gota de sangre porque para Él tú eres su mejor causa.
¡ADMIRABLE AMOR!
¿Qué debes hacer para que Jesús
te salve? Reconoce que eres un pecador, que esta situación te separa de Dios.
Cree en la obra que Jesús hizo por ti en la cruz dando su vida y resucitando al
tercer día. Arrepiéntete delante de Dios de todos tus pecados y Dios te salvará
ayudándote en tu nueva vida como seguidor de Cristo.
Si no aprovechas la oportunidad
de salvarte del juicio condenatorio que hay preparado para ti, cuando un día te
presentes ante Dios serás una causa perdida, una mala causa con todas sus
consecuencias. Tómate un tiempo y reflexiona de corazón. Dios quiere
transformarte en una buena causa.
Hace unos minutos, mientras
escribía esta entrada, he presenciado por televisión como homenajeaban a Tommy
Lee Jones en el festival de cine de San Sebastian. Su trayectoria en el cine es
tremenda tanto como su éxito. Una de las frases que ha pronunciado con la
estatuilla en la mano ha sido "dentro de sesenta años nos volveremos a
ver". Él confía en seguir cosechando éxitos por sesenta años más y vuelva
a ser reconocido por ello. Quizá esta es la buena causa de su vida pero yo le
preguntaría: ¿cuando estés ante Dios que le vas a llevar? Tus películas, tus
éxitos, tus buenas causas. Nada de esto impresiona a Dios. Lo único que capta
el corazón de Dios es la persona que ha decidido no vivir por su buena causa y
vivir por la causa de Dios.
Podrías pasar de causa pérdida a
Su mejor causa.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!