Fue en una revisión rutinaria de
empresa. Como cada año se veía en el trago angustioso de tener que ser
agujereado con el fin de extraer de su cuerpo un poco de sangre para que el
chequeo médico pudiese llevarse a cabo. En la sala de espera se encontraba con
compañeros del trabajo y bromeaban "me duele esto...", "me duele
aquello...". Unas risas y los temores infantiles parecían evaporarse. Los
resultados de la clínica llegaron inusualmente más pronto que de costumbre y la
secretaría puso en sus manos los documentos de la analítica. Él dudaba si abrir el sobre ahora o en casa y
siempre ganaba el ahora. Leyó, se quedó pensativo a la vez que las hojas se
deslizaban de entre sus dedos y aterrizaban en el suelo: todo indicaba, según los
síntomas, que padecía una enfermedad mortal. QUEDABA POCO TIEMPO...
Cada enfermedad, querido lector,
tiene sus síntomas. El gran fracaso de la medicina sería tratar los síntomas y
no directamente a la enfermedad llámese esta como se llame. Por lo tanto,
valdría muy poco quitar un dolor de cabeza si detrás de ello sufro de un tumor.
Sería una calamidad solo limpiar mis heridas cuando lo que hay que hacer es
cortar porque mis extremidades están gangrenadas.
La Biblia nos presenta una
enfermedad que padecemos todos los seres humanos describiéndonos los síntomas y
prescribiéndonos la receta curativa. La enfermedad se llama PECADO y envuelve a
la totalidad de la persona: cuerpo, alma y espíritu. Cuando mueras, si no has
curado la enfermedad del pecado, morirás total y eternamente separado de Dios.
Si por el contrario, resuelves y dejas que la enfermedad llamada pecado se sane,
vivirás total y eternamente en la presencia de Dios. Si cuando leas los
síntomas te ves reflejado en cada punto no te quepa duda, eres un pecador y
necesitas cura urgentemente.
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La Ley de Dios (Los Diez
Mandamientos) es una relación de los síntomas:
Primer mandamiento:
Y habló Dios todas estas
palabras, diciendo: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto,
de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí.
¿Eres tu propio dios o has
inventado uno a tu imagen y semejanza? Si tu Dios no es el que la Biblia
muestra has cometido infracción. Eres un inventor de dioses.
Segundo mandamiento
No te harás imagen, ni ninguna
semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las
aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo
soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre
los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago
misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
Quizá no hayas fabricado ningún
ídolo y ni siquiera te hayas postrado ante él para adorarlo. esta Ley va más
allá. Si hay algo que en tu vida sea más importante que Dios como el dinero, la
fama, los títulos, filosofías, etc. has infringido este primer mandamiento y
eres por ello un idólatra.
Tercer mandamiento
No tomarás el nombre de Jehová tu
Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en
vano.
Cuando nombras a Dios de forma obscena
y lo maldices te conviertes en un maldiciente.
Cuarto mandamiento
Acuérdate del día de reposo para
santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es
reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu
hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está
dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra,
el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por
tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.
El utilizar un día a la semana de
descanso lo legisló Dios. Él quiere que repongamos fuerzas y lo más importante,
que apartemos un día para dedicarlo a tener compañerismo íntimo con Él. La
sociedad en que nos movemos hace lo contrario se dedican a sus quehaceres sin
tomar a Dios en cuenta y agradecerle por sus cuidado y provisión en esa semana.
¿Te extraña que cada vez se suman más negocios al afán de no cerrar nunca con
tal de obtener ingresos mayores pero paradójicamente estamos inmersos en una
pavorosa crisis mundial? Vives una vida llena de afanes vacíos atentando contra
tu propia salud. Esto es pecado.
Quinto mandamiento
Honra a tu padre y a tu madre, para
que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.
Todos hemos desobedecido a nuestros
padres en alguna ocasión lo que significa que hemos faltado a este mandamiento
y nuestros días (es el único mandamiento con promesa) se acortan por
incumplirlo. Eres un desobediente a los padres según la Biblia.
Sexto mandamiento
No matarás.
Jesús amplia los límites de este
mandamiento:
Oísteis que fue dicho a los
antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo
os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio;
y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y
cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. (Mateo
5:21-22)
El enojo y el insulto son puestos
al mismo nivel que el asesinato. Si te has enojado o has proferido insultos
contra alguien eres culpable de este mandamiento. Eres un asesino.
Séptimo mandamiento
No cometerás adulterio.
Otro mandamiento que Jesús
amplia:
Oísteis que fue dicho: No
cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para
codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. (Mateo 5:27-28)
No solo el acto físico nos lleva
a adulterar sino también el pensamiento lascivo hacia la otra persona. Si has
cometido esta infracción eres un adultero de corazón según la Palabra de Dios.
Octavo mandamiento
No hurtarás.
¿Quién no ha robado alguna vez?
El que ha cometido este delito, aunque lo haya hecho una sola vez, será llamado
ladrón.
Noveno mandamiento
No hablarás contra tu prójimo falso
testimonio.
La crítica destructiva y
mentirosa hace de nuestros allegados dianas de nuestros celos y envidias.
Mentir sobre la vida de los otros es un pecado horrendo y muy difícil de
limpiar pues el receptor de la crítica queda estigmatizado de por vida. ¿Has
criticado levantando un falso testimonio? Eres una persona de la cual hay que
desconfiar.
Décimo mandamiento
No codiciarás la casa de tu
prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni
su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
Tendemos a pensar que lo que
tiene el otro es mejor que lo que poseemos nosotros mismos. Esto nos lleva a un
deseo insano por las pertenencias de los demás que conduce a frustración e
infelicidad. Al sentir codicia demuestras que eres un codicioso que está penado
por Dios.
(Éxodo 20:1-17)
A veces las enfermedades pasan
inadvertidas y no se notan sus síntomas malignos. Cuando se intenta atajar es
demasiado tarde. Esto ocurre por desgracia con el pecado en tu vida siendo el
agente que adormece sus síntomas el creerse bueno. Al revisar los diez
mandamientos has podido observar que todos los has desobedecido en mayor o
menor medida. Cuando mueras ¿Crees que con tu bagaje irás al Cielo o al
Infierno? El que comete delito debe pagar el delito y el destino, tu destino,
es el infierno.
Pero hay unas magníficas noticias
que se llaman EVANGELIO. Imagínate ante un juicio cuyo Juez hace que se cumpla
la ley y esta dice que debes pagar tus delitos. Alguien entra en la sala y le
dice al Juez que se pone en tu lugar pagando por cada uno de tus delitos y
salda tu cuenta con la justicia. Eso es lo que hizo Cristo por ti en la cruz
pagando por tus pecados y poniéndose entre Dios y tú para que pudieses ser
salvo. Si has entendido lo que estás leyendo arrepiéntete y pide perdón a Dios por
tus pecados y comienza a caminar junto a Él.
Ya conoces los síntomas y la
medicina ¿eres de los que descuidan el medicarse?
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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