Esta foto muestra el colapso del
Torero Álvaro Múnera al darse cuenta, en medio de su última pelea, de la
injusticia para el animal. A partir de ese día en adelante se convirtió en un
gran opositor de las corridas de toros. Este fue el final de la carrera de
Álvaro Múnera como torero matador. El muchacho se desplomó lleno de
remordimiento en la mitad de la corrida cuando se dio cuenta de que el toro se
negaba a pelear por su vida. Álvaro se ha convertido en un adversario ávido de
las corridas de toros. Múnera recuerda ese momento:.. " Y de repente, miré
el toro... Tenía la inocencia que todos los animales tienen en sus ojos, y él
me miró, sintiendo dentro de mí un ¿Porqué? Era como un grito por la justicia
en el fondo de mí, y sentí (mirada arriba). Yo lo describiría como una
conexión, porque si uno confiesa, y espera que sea perdonado... (silencio, lágrimas
contenidas) "Me sentí como lo peor en la tierra".
Que tremenda experiencia es
sentir lo que el otro siente. Pasar de la inconsciencia a la consciencia. Es
decir, despertar ante los sentimientos, necesidades y demandas del otro. Vivimos
a un ritmo vertiginoso y no hay tiempo ni para respirar y mucho menos para
analizar el posible daño que hacemos a los que tengo alrededor por mis acciones
realmente dañinas. Verse a uno mismo es más difícil ya que pocos están
dispuestos a reconocer su equivocación, pedir perdón y luchar por hacerlo
mejor. Al diestro lo llevó a militar en el lado contrario: de matador a
salvador.
El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios. (Mateo 27:54)
Algo parecido ocurrió a los
soldados romanos que vigilaban a Jesús. Cuando vieron todo lo que pasó a su
alrededor en los momentos previos a Su muerte en la cruz y fijaron sus miradas
en el crucificado tuvieron plena conciencia de a quién habían masacrado.
"Verdaderamente este era Hijo de Dios". Llegar a esta conclusión, con
referencia a Jesús, te llevará a un cambio
radical en tu estilo de vida porque esta declaración lleva implícita, ni más ni
menos, que creer en que Jesús es lo que dijo ser: el Hijo de Dios. Por lo
tanto, ser coherente en este estado de claridad en cuanto a la persona de
Cristo, te hará tomar en cuenta Sus enseñanzas de forma radical. De ser enemigo
de Cristo pasas a ser amigo de Cristo y de Su causa: el evangelio.
Jesús nació para morir a
sabiendas. Tú y yo le dimos la estocada en la cruz. Por nuestra culpa tuvo que
morir pues cometimos un pecado contra Dios tan bajo que no nos pudimos salvar a
nosotros mismos. Dios nos miró en nuestra necesidad y se compadeció de nosotros
mandando a Su Hijo Jesucristo a recibir el pago por el castigo de nuestro
pecado. El pecado es todo aquello que Dios detesta. El pecado es todo aquello
que hacemos y denigra a Dios, a nuestros semejantes, a la naturaleza y a
nosotros mismos. El pecado es la basura que sale de nuestros corazones y mentes
perturbadas.
Jesús resucitó porque ni la
muerte lo pudo engullir. El golpe que recibió por causa del pecado de la
humanidad fue momentáneo ya que venció a la muerte trayendo vida a todo aquel
que tome Su mano extendida para salvarse. Si miras a Jesús verás Su amor. El
siguiente poema lo expresa de manera sublime. Léelo con tranquilidad intentando
apreciar su profundidad. Quizá acabes llorando si dejas que te llegue al alma.
El Amor Crucificado
¿Por qué mirando a la cruz
nuestros ojos se humedecen?
¿Por qué el alma se enternece
cuando contempla a Jesús,
de tal manera sufriendo
por la humanidad perdida?
¿Será que el alma dormida
su pecado allí está viendo?
Pensamos: ¿Cómo es posible
que nadie de Él se conduela?
El corazón se rebela
ante un crimen tan horrible.
Siendo Dios muy bien podía
evitar aquel suplicio;
mas acepta el sacrificio
con estoica valentía.
Quien a la cruz le sujeta,
no son los clavos punzantes.
Es su Amor, Su Amor triunfante,
quien logra que allí esté quieta
Su incomparable figura.
Aquel cuerpo inmaculado,
que carga con el pecado
de las humanas criaturas.
No existe razón más fuerte.
Es ese Amor escondido
en la cruz, que reverente,
hasta el más indiferente
la contempla conmovido.
Viendo en ella, la Bondad.
El Amor crucificado
El Cordero Inmaculado
que salva a la humanidad.
Ante esa cruz soy culpable,
pues yo debía ocuparla.
¿Puede haber, quien al mirarla
no se sienta responsable?
nuestros ojos se humedecen?
¿Por qué el alma se enternece
cuando contempla a Jesús,
de tal manera sufriendo
por la humanidad perdida?
¿Será que el alma dormida
su pecado allí está viendo?
Pensamos: ¿Cómo es posible
que nadie de Él se conduela?
El corazón se rebela
ante un crimen tan horrible.
Siendo Dios muy bien podía
evitar aquel suplicio;
mas acepta el sacrificio
con estoica valentía.
Quien a la cruz le sujeta,
no son los clavos punzantes.
Es su Amor, Su Amor triunfante,
quien logra que allí esté quieta
Su incomparable figura.
Aquel cuerpo inmaculado,
que carga con el pecado
de las humanas criaturas.
No existe razón más fuerte.
Es ese Amor escondido
en la cruz, que reverente,
hasta el más indiferente
la contempla conmovido.
Viendo en ella, la Bondad.
El Amor crucificado
El Cordero Inmaculado
que salva a la humanidad.
Ante esa cruz soy culpable,
pues yo debía ocuparla.
¿Puede haber, quien al mirarla
no se sienta responsable?
Daniel
Nuño
http://www.maran-ata.net/poemas/poem9.htm
Hay momentos que te cambian la
vida.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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