sábado, 26 de octubre de 2013

Si Gandhi Levantara la Cabeza

Los movimientos pacifistas abogan por la no violencia en sus idearios y esto a priori es excelente. Ganar batallas sin llegar a levantar una sola mano contra el enemigo con ánimo de dañarlo físicamente es realmente loable. Otros la llaman la lucha pasiva y puede llegar a extremos en los cuales el enemigo haga daño físico o psicológico y no se responda de la misma forma destructiva. El pensamiento en cuanto a que “la mejor defensa es un buen ataque” no funciona en los que toman la posición de la no violencia.

No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. (Romanos 12:17)

Esta semana me sorprendió ver a unos universitarios impidiendo, por medio de barricadas, amenazas y violencia el acceso a clases a otros universitarios. Los alrededores estaban llenos de basura, papeles y qué se yo. Tenían al menos dos cubas de basura volcadas trabando uno de las entradas. La escena me pareció cuando menos patética y su actitud demostraba que estaban dispuestos a cualquier tipo de acción violenta con tal de que se les escuchasen o tuviesen en cuenta. Seguramente tienen sus buenas razones para protestar, yo no digo que no, a lo que me refiero es que perdieron todo argumento y consideración a ser atendidos, por el hecho evidentísimo de haber cruzado la línea de la paz a la guerra.

El uso de piquetes es otra práctica siempre que se convoca una huelga. Es sabido por todos que han llegado a delinquir por medio de la violencia con tal de que todos se sumen a sus propósitos de huelga. Es que, como dirían algunos, la democracia no es perfecta y estos piquetes que contradicen las igualdades lo demuestran. Conseguir ser escuchado con violencia es una dictadura, o por lo menos así lo entiendo y lo expreso.

Gandhi fue un pacifista. Decidió no responder con violencia ante los ataques del imperio inglés y dejó un testimonio en la historia inspirador, retador y ejemplar. La madre Teresa de Calcuta vivió al margen de los violentos dedicando su vida al pobre. Hombres y mujeres deberíamos tomar ejemplo de estas vidas e intentar imitarlas. ¿Cuál es la diferencia entre ellos y nosotros? Vivir la realidad de que esta sociedad no tiene nada que ofrecer; todo es humo y fuegos de artificio. ¿Qué consiguieron después de sus vidas entregadas a sus causas? Aunque Gandhi fue vilmente asesinado y la madre Teresa no acabó con la pobreza pero ambos se vieron recompensados con algo que es mayor que los bienes pasajeros, la satisfacción de no haber desperdiciado la vida en banalidades.

Líbrame, oh Señor, del hombre malo; Guárdame de hombres violentos. (Salmos 140:1)

Jesucristo no fue un pacifista ni un pacificador. Esto lo sabemos porque Él mismo lo dijo: “No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa”. (Mateo 10:34-36). Jesús no tenía como prioridad salvar a la sociedad de sus males sino salvar a las personas de sus pecados. ¿Cómo alguien pretende mejorar a los demás si él mismo es peor o igual? Con toda la razón del mundo podrían decirle aquello de “quita la viga de tu ojo antes de intentar quitar mi mota”. El mensaje que Jesús nos trajo aún causa divisiones porque significa rendirse ante la evidencia de que necesitamos ser salvados y someternos a Dios y Su voluntad para cada uno de nosotros.

¿Qué diferencia a Jesús de Gandhi o de la madre Teresa de Calcuta? Que Cristo entregó Su vida de forma voluntaria y que esta sirvió para que pudiésemos ser salvos de la muerte eterna. Ante esto, los demás logros, aunque respetables, se quedan en agua de borraja. Jesús te ofrece la verdadera paz, la del corazón, una conciencia limpia por saberse perdonado de los pecados eternamente y una vida que trasciende y te llevará al cielo tan deseado por muchos. Y todo esto lo logró sin el más mínimo atisbo de violencia por su parte, todo lo contrario, soportó lo indecible por amor a nosotros.

Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. (Isaías 53:3-7)
 
Jesús vino a la tierra como el Príncipe de Paz, pero no de una paz social sino la que el ser humano anhela y que no se consigue con dinero, títulos o logros personales, la paz del alma. Cristo consiguió hacer la paz entre Dios y el hombre al sustituirnos en una cruz pagando el precio de nuestros agravios contra Su Padre. Esa paz se consigue por medio de creer en Jesús y arrepentirte de los pecados que has cometido. No hay pecado tan grande que Él no pueda perdonar si te arrepientes sinceramente.

Cristo se sacrificó voluntariamente.


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 19 de octubre de 2013

El Aborto Es Sagrado

Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado. (Hechos 3:19-20)

El mensaje del evangelio conlleva un componente de denuncia en medio de una sociedad cada vez más corrupta e insana. Jesús inició Su labor entre nosotros demandando nuestro sincero arrepentimiento pues la oportunidad nos era propicia: Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. (Mateo 4:17). ¿Por qué pedir que las personas se arrepientan si todo marcha bien? Esta demanda implica que la cosa va mal, muy mal. Jesús veía a la gente con amor y compasión pero no por eso se achicaba a la hora de denunciar el pecado de sus contemporáneos. A cada persona que se cruzó en Su camino intentó avisarla de su situación pecaminosa y distanciada del Padre celestial y por eso a veces le seguían algunos, y otras veces huían algunos. Unos aceptan de buen grado que se les denuncie el pecado que hay en sus vidas y se arrepienten, y otros, muchos otros, simplemente se alejan cegados por sus propios razonamientos. El evangelio denuncia la realidad de una sociedad que vive sin contar con Dios.


Días atrás varias feministas en el congreso, y con el torso vergonzosamente desnudo, gritaron sin ningún tipo de pudor: ¡El aborto es sagrado! Diputados de izquierda unida (los más alejados de Dios, por cierto) aplaudieron esta desvergozada y patética interrupción en el mencionado foro. ¡Qué vergüenza es conseguir votos defendiendo la muerte de los débiles! ¡Qué falta de sesera el recurrir al exhibicionismo como argumento simbólico para reafirmarse en que las abortistas hacen con sus cuerpos lo que les venga en gana! ¡Qué absoluta falta de moral! ¿De dónde habrán sacado el concepto de lo que es sagrado y lo que no lo es? Por supuesto y sin lugar a dudas de la Biblia, pero en este caso, al igual que Satanás hace con la Palabra de Dios, han tergiversado a su conveniencia el concepto de lo que es sagrado.


En un libro que estoy leyendo su autor comenta que cuanto más alejada una nación está de Dios, más primitiva se vuelve y esto se deja ver en las relaciones y costumbres egoístas. El aborto se ha vuelto una costumbre egoístamente asesina. Observamos a las tribus que nos parecen salvajes y creemos que somos mejores. Nos equivocamos de pleno: ¡hemos llegado a ser infinitamente peores! Asesinamos a seres vivos porque queremos vivir nuestras vidas egoístamente. No prevemos las consecuencias de nuestros posibles errores y asesinamos para quitarnos de encima el problema. No exagero, solo denuncio.


Si en las cosas más atroces hay quien no se corta un pelo ¿qué harán con las consideradas más pequeñas? No hay pecados veniales y mortales como la religión católica romana intenta hacernos ver. Todos los pecados son igualmente detestables para Dios y lo único que los diferencia a nuestros ojos es el alcance y la dimensión. La mentira, el aborto, la homosexualidad, el adulterio, el robo, etc., son lo mismo ante Dios porque todos de igual forma quebrantan Su ley. El adulterio arrastra a más personas y por esto ante nosotros puede ser peor en sus consecuencias. Por un lado unas dos personas pecan adulterando y otras ven como sus hogares quedan destruidos por el pecado de esas dos personas infieles a sus cónyuges. El aborto es sustancialmente lo mismo pero con el agravante de un asesinato premeditado que quita la vida del desprotegido, del indefenso. Esto se paga caro, en esta vida y en la siguiente.

El Señor es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable. El Señor marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies. (Nahúm 1:3)

¿Dónde han quedado los hombres varoniles que hacen sentir a sus esposas protegidas y se hacen cargo de sus hijos? ¿Dónde están esas esposas amantes de sus esposos, protectoras de sus hijos y que de sus hogares hacen un pedazo de cielo sobre la tierra? ¿Dónde están esos hombres de verdad que no han dejado que los estereotipos los aplasten y saben su lugar en la sociedad y en sus hogares tomando las riendas?


Hay esperanza si te arrepientes de tus pecados, crees en Cristo como tu único Salvador y le sigues de corazón. Dios quiera abrir tus ojos para que entiendas lo que hay de malvado en tu corazón y de qué forma se desagrada Dios de tu pecado. Dios tiene la capacidad de perdonarlo todo y puedes venir confiado a Él pues no te va a rechazar. Quizá la sociedad no te perdone, quizá tus amigos te hayan dejado solo, quizá tu propia familia te mire mal, pero Cristo solo quiere tu bien y es por eso que denuncia lo depravado que hay en cada uno de nosotros.


Jesús murió en una cruz para pagar por tus pecados y los míos. Ahora espera para que te arrepientas de tus faltas y te reconcilies con Su Padre. Si lo haces Dios quitará la carga y el pesar por todo lo malo que hayas cometido y te dará una nueva vida. Si persistes en hacer lo malo delante de Dios, aunque para ti sea lo bueno, sigues condenado al juicio de Dios que te culpará y condenará justamente. Sí, justamente pues has querido por iniciativa propia vivir conforme a tus parámetros, despreciando los Suyos.


Nos ha tocado vivir en un tiempo de corrupción rampante que sublima los deseos personales por encima hasta de vidas de inocentes que aún no han visto la luz del día. Estas criaturas han sentido de parte de sus madres desnaturalizadas, no una caricia amorosa en sus vientres, como queriendo trasladárselas a los bebés sino un deseo criminal de acabar con sus vidas. Estos preciosos fetos no han oído palabras amorosas a su alrededor de padres deseosos de conocerlos sino las maquinaciones de sus progenitores en cuanto a la fecha y hora en que los iban a abortar fríamente, el costo económico y la supuesta liberación de tamaña tara.

¡Qué paren el mundo que yo me bajo!


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 12 de octubre de 2013

Mi Gata Coco

El sábado pasado murió mi gata Coco. Ella es la que aparece en la foto. Uno no sabe cuánto se puede llegar a querer a un animal hasta que lo pierdes. Pasa igual con otras cuestiones de la vida. Esta semana, como imaginaréis, la hemos echado de menos y hasta algunas lágrimas han brotado de nuestros ojos, especialmente de los preciosos ojos de mi amada esposa. Coco ha sido una gata realmente buena y obediente, hasta el punto de que bromeábamos diciendo que parecía un perro en su forma de hacer lo que le pedíamos. Llegó a casa recién nacida y han pasado desde entonces aproximadamente diez años.


Dos semanas atrás comenzó a dejar de comer. No le dimos importancia pues ya nos había hecho la misma jugarreta en otras ocasiones (era bastante especial para eso de comer y nunca acababa con su cuenco de bolitas). Fue adelgazando rápidamente y para cuando contactamos con un veterinario ya era demasiado tarde. Se fue, literalmente, apagando ante nuestros ojos impotentes y a nuestras palabras de cariño respondía moviendo su colita como muestra de que aún nos reconocía y estimaba. La enterramos en el campo despidiéndonos de ella por última vez. Coco ha dejado un hueco en nuestros corazones y en nuestra casa. ¡Qué fea es la muerte!


No me extraña que esta sociedad trate de maquillar la muerte para hacerla pasar inadvertida. ¡Vivamos viviendo como si la muerte no existiera! Algunos hasta la festejan con sus tradiciones burlescas como Halloween. Muchos llaman a la muerte como ley de vida. La muerte nunca fue ley de vida sino que la muerte es la ley del pecado. No fuimos creados para morir sino para vivir. Nuestros pecados rompieron el pacto con el Creador y surgió la muerte en el planeta Tierra. Mientras observaba a Coco reconocía que mi pecado había causado ese trastorno en toda la creación. Todo muere por mis pecados y los de toda la humanidad. Yo soy culpable y tú, querido lector, también.


"Dependiendo de cómo vives la vida afrontas la muerte" era la frase que escuchaba desde niño a uno de mis pastores en la Iglesia Evangélica. Hoy día sé que tenía toda la razón pues para el discípulo de Cristo la muerte es simplemente una sirviente que le llevará a los brazos amorosos de Jesús en el Cielo. El apóstol Pablo declara exultante estas preguntas retóricas:

¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? (1Corintios 15:55)


¿Miedo a la muerte? ¡No! Pero, ¿qué sienten las personas ante tal insalvable escollo? Unos tratan de no pensar en ello, otros la maquillan con filosofías humanistas y pseudoreligiosas, otros viven al borde de la muerte por medio de intentar burlarla con sus temeridades acrobáticas porque si se paran a pensar profundamente en el significado de la vida y la realidad de la muerte saldrán del letargo que los tiene cegados. Muchos viven pensando en que nunca darán cuentas a nadie por los hechos buenos o malos y sus consecuencias. En esta vida muchos (demasiados) "se irán de rositas" y la justicia no habrá pasado por ellos. Pero igual de cierto es que se toparán ante el Tribunal de Dios y allí no habrá nada que decir a favor de aquellos que consciente o inconscientemente han pasado de vivir de acuerdo al plan de Dios para cada vida.


Lo triste es que aunque el mensaje amoroso y a la vez de advertencia severa del evangelio sea oído por todos, no todos responderán afirmativamente. El mensaje del evangelio nos manifiesta a un Dios que dio lo mejor que tenía por amor a nosotros. Jesucristo sufrió el castigo que nuestros delitos y pecados merecían. Él abrió una puerta de entrada para que pudiésemos restablecer la amistad con Dios y de esta forma librarnos de la muerte eterna. La muerte significa separación de Dios, por lo tanto, morir es estar alejado por la eternidad de Dios y lamentando eternamente lo que pudo ser y no fue. La muerte física solo es un síntoma de una verdad mayor: la separación eterna de Dios. Yo no moriré eternamente pues Cristo me ha salvado eternamente y el juicio que pendía sobre mí lo ha cancelado por amor al sacrificio que tuvo que sufrir en la cruz. ¡Deseo ver cara a cara a mi Señor! La muerte, si Él no viene antes, será mi vehículo para este glorioso fin.


Me ha surgido la oportunidad de asistir espiritualmente a enfermos terminales en una fundación que se encarga de ofrecer cuidados paliativos a estas personas que atraviesan sus últimos momentos. Espero, con la ayuda de Dios, de servir de aliento y consuelo para estas personas tan especiales. Por mucho que intentemos tapar la muerte estamos rodeados de ella. Eso no quita que también se debe celebrar la vida pero conscientes de que no podemos vivir la vida como nos venga en gana. Un día oí comentar a alguien muy querido para mí lo diferente que era cuando alguien fallecía en una casa habitada por cristianos de una habitada por no cristianos o cristianos de nombre. No es lo mismo la desesperanza de creer que todo queda en la tumba, que la esperanza plena de que un día disfrutaremos de las promesas de nuestro Dios y que la muerte es un hasta luego.

Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría.  (Salmos 90:12)

La muerte es la ley del pecado.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 5 de octubre de 2013

Advertencias de Risa

Todos, en alguna u otra forma, nos hemos tomado a risa alguna que otra advertencia. "Hijo, no metas los dedos en el enchufe", y ahí que va el hijo y se da un calambrazo apareciendo con los pelos de punta y con una estela humeante. "Hijo ten cuidado con las amistades que te busques", y ahí va el hijo y se identifica con una tribu friki de holgazanes que se visten como robocop. "Hijo aprovecha el tiempo y estudia que luego la vida no te dará más oportunidades", y va el hijo y malgasta el tiempo, los recursos y el amor de sus padres estudiando pasología[1]. ¿Qué sabrán nuestros padres lo qué es la vida? Pensamos arrogantemente con una risita socarrona en los labios. Claro está que seguramente nuestros padres hayan hecho lo mismo con los suyos, convirtiéndose esto en una cadena sin fin y quizá algunos ya han tenido la experiencia de que sus hijos no han hecho caso de sus advertencias. De estos algunos, habrá quienes capten que están siendo pagados con la misma moneda que ellos pagaron a sus padres.


Después llegan los ayes y lamentos: ¡Ay, si hubiese hecho caso a mis padres! ¡Ay, si hubiese hecho las cosas bien! ¡Ay, si hubiese acabado mis estudios! ¡Cabeza loca la mía! ¡No hay vuelta atrás! El desatino se paga más tarde o más temprano. Creo que no estoy escribiendo de algo que pueda sonar lejano a la experiencia de todos los mortales. Hasta ahí películas que nos muestran casos verídicos de muertes de risa. Estas muertes de risa han sucedido por no advertir el peligro de hacerse el valiente o el gracioso. Hubo una muerte tonta que me impacto especialmente. Un ejecutivo tenía una oficina acristalada en un rascacielos y tenía la costumbre de bromear con los que le visitaban por vez primera haciendo como si se tirara al vacío. En el último momento y ante el horror de sus invitados, el cristal retenía la caída del incauto ejecutivo. Un buen día, por una circunstancia que ahora no recuerdo, el cristal se resquebrajó y cayó al vacío ante la mirada impotente de sus inocentes testigos. No advertir el peligro trae consecuencias funestas.


La Biblia nos ha advertido a lo largo de la historia de diferentes peligros que han causado la burla de sus contemporáneos. El gran problemas para estos burladores fue que vieron cumplirse las advertencias y entonces sus risas se tornaron en ayes. Claro que, ¿quién le da hoy su confianza al mensaje bíblico? Muy pocos. Los mismos pocos, como en antaño, que se librarán de las calamidades que sufrirán los que han desobedecido al llamado de arrepentimiento para salvación de Jesucristo.


Se rieron de Noé y les sobrevino el diluvio. Hoy muchos se ríen de Cristo y de sus seguidores pero llegará un día cuando Cristo regrese y los que hoy se mofan, llorarán. La advertencia que lleva implícita el mensaje del evangelio de condenación para todos aquellos que lo rechazan es la misma que en los días de Noé. Como muestra un dicho popular "no hay más ciego que el que no quiere ver".

Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. (Mateo 24:37-39)



Aún tienes tiempo de creer en la advertencia y escapar del juicio que le espera a la humanidad que sigue tras ídolos de cartón, ideales equivocados y falsas esperanzas. Yo hago mi parte anunciando la mano tendida de Jesús que por amor a sus criaturas pagó el precio de nuestros pecados en una cruz. De esta forma podemos por la fe y el perdón de nuestros pecados tener libre acceso a una nueva relación con Dios.



Dos escenas de la burla que sufrió mi Señor Jesús.

Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia. ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte! Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban, diciendo: Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó. (Mateo 26:65-68)

Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al palacio y reunieron a toda la tropa alrededor de él. Le quitaron la ropa y le pusieron un manto de color escarlata. Luego trenzaron una corona de espinas y se la colocaron en la cabeza, y en la mano derecha le pusieron una caña. Arrodillándose delante de él, se burlaban diciendo: —¡Salve, rey de los judíos! Y le escupían, y con la caña le golpeaban la cabeza. Después de burlarse de él, le quitaron el manto, le pusieron su propia ropa y se lo llevaron para crucificarlo. (Mateo 27:27-31)

Una escena del juicio final.

Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. (Apocalipsis 20:11-15)

No te lo tomes a risa.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!



[1] Ciencia y corriente filosófica que persigue el bien propio y cuyo pensamiento "paso de todo", es su más amplia expresión de grandeza. Comenzó en los pasotas años ochenta de la movida española y aunque solapado en otras intrincadas filosofías posmodernas, sigue al uso. El pasotismo moderado reconoce que se puede pasar de todo, menos de curso.