Siempre es aconsejable conocer el
camino por el cual estamos andando ya que esto hará que no nos perdamos. Debo confesar,
en este punto, que cuando me hallo perdido soy de aquellos a los que no les
gusta preguntar. Cuando voy en el coche y me pierdo ‒cosa bastante normal‒ tengo a mi esposa que rápidamente me “aconseja”
preguntar ‒eso
también es normal‒.
¿Preguntar qué? ¡Ni que estuviera perdido! Me delata el tonto orgullo. Por ser
veraz, y en honor a mi querida esposa, he de reconocer que si no siguiese su
consejo de preguntar para llegar al sitio de destino, aún seguiríamos perdidos
vaya usted a saber por dónde.
Si piensas que vas en la
dirección correcta pero te han informado mal, las consecuencias pueden ser
catastróficas. Recuerdo aquellos dos pobres desgraciados que siguiendo un GPS
con mala información acabaron ahogados en un pantano. Ellos creían seguir por
el camino correcto, pero realmente su GPS no estaba actualizado. Si nos dejamos
guiar por gente que está desorientada, nosotros acarrearemos con las
consecuencias, que suelen ser negativas. Ya se sabe que si un ciego guía a otro
ciego, los dos caerán por el mismo barranco.
Y les decía una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? (Lucas 6:39)
En este mundo parece haber tantos
caminos como personas. ¡Sálvese quien pueda! Como consecuencia cada cultura ha
adoptado unos cánones culturales y religiosos propios, con el fin de construir
un camino que se adapte a ellos y a su idiosincrasia. Religiosidad a la carta
que toma lo que le conviene y desecha todo aquello que le fastidia. Otro camino
es la autocomplacencia o hedonismo. La búsqueda del placer por cualquier medio,
sin importar los costes físicos y morales que se deriven de los actos, es el
único objetivo de la corta vida en este planeta. En este “juego” las personas
se convierten en artículos de usar y tirar. Religiosidad y hedonismo son un
resumen de lo variopinto de la elección humana para intentar salvarse y ser
feliz.
Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte. (Proverbios 14:12)
Ciertamente, para gran parte de
la humanidad, Jesús no es el único camino. El gran problema que se encuentra
esa gran parte de la humanidad que siguen hábitos religiosos o hedonismo es
que, aunque no quieran reconocerlo, como yo ante mi esposa cuando estoy al
volante, están perdidos. Es más, ven que han perdido el rumbo y se sienten
vacíos. ¿Por qué lo sé? Porque estamos hechos de la misma pasta. Mi antigua
religiosidad era una carga pesada por intentar ser bueno y una frustración por
no conseguirlo. Querer disfrutar de ciertos placeres como búsqueda de la
felicidad era humo.
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. (Juan 14:6)
Por eso te puedo asegurar que
Jesús es el único camino de felicidad y salvación. La religión no ha hecho nada
por ti, solo asfixiarte y tus deseos hedonistas de autocomplacencia te van a
llevar, si no lo han hecho ya, a la más profunda oscuridad. Jesús sí puede
llevarte por el camino seguro, porque solamente Él tiene la verdad verdadera y
la vida en mayúsculas, que te guiarán por Su camino. Por medio de Su sacrificio
de amor en una cruz puede salvarte si crees en Él, arrepintiéndote de tus
pecados. Jesús desea librarte de tus caminos inciertos y mostrarte el que te llevará
al cielo: ÉL.
¿A dónde te han llevado tus
caminos?
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
No hay comentarios:
Publicar un comentario