La frase “gracias por aceptarme” ha vuelto a resurgir
gracias a Facebook. Qué fácil resulta utilizarla en esta red social y cuán
difícil usarla en la vida diaria con nuestros familiares, amigos y conocidos. Gracias
por aceptarme. Claro está que escribir esa afirmación como gratitud por haber
sido admitido a cierto grupo de nuestro interés, no compromete a nada por ambas
partes. De ahí que una aseveración tan importante sea dicha de forma trivial,
sin más.
La aceptación es una de las experiencias humanas más
gratificantes, por no decir la que más. Saberse aceptado nos da más alas que el
engañoso anuncio de Red Bull. Esto se debe a que nos hace sentir seguros de
quiénes somos y de dónde estamos porque nos aman. Lo contrario sería el
rechazo. Esta última experiencia es la más frustrante de todas. Las reacciones
ante el rechazo nos conducen a complejos y depresiones que pueden desembocar en
suicidio. Así de feas son las consecuencias del rechazo.
…y al que a mí viene, no lo rechazo. (Juan 6:37b)
En Jesús hallamos total aceptación. La aceptación plena y
radical que todos estamos pidiendo a gritos. Mis familiares y amigos me hacen
sentir seguro cuando me aman tal cual soy, pero cuando experimento que Dios, el
Ser más grande del Universo, me acepta demostrándome que ama… ¡guau! Eso ya es
el no va más de la aceptación. Jesús no nos rechaza y lo mostró en una cruz
pagando en nuestro lugar los delitos en forma de pecado que cometimos contra el
Padre, rechazándolo. ¡Qué casualidad que el símbolo de Facebook recuerde a la cruz! Jesús fue el objetivo de nuestro total y radical rechazo
porque vino a mostrarnos lo que somos en realidad: PECADORES rechazados por
Dios justamente. Ahora en Cristo tenemos la oportunidad de reconciliarnos con
Dios porque Jesús saldó la cuenta con el Padre. ¡Ya somos nuevamente aceptados!
Si quieres experimentar de primera mano el amor de Dios por
medio de Su aceptación reconoce que has pecado contra Él viviendo según tu voluntad
y no la Suya. Cree que Jesucristo vino para salvarte y acéptalo como el Señor
de tu vida. Comienza a estudiar la Biblia porque en ella está escrita la voluntad
de Dios para ti, y crece junto a personas que han recibido la aceptación de
Dios por los méritos de Cristo.
Ahora sí,
¡gracias por aceptarme Jesús!
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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