¿Quién de nosotros elige ser desechado? ¡Nadie! Somos seres
creados por Dios para ser amados. El rechazo causa en cada uno de nosotros
grandes taras afectivas. Se suele constatar que las personas que son violentas
en su edad madura han tenido un historial de mal trato en su infancia. Los más
perversos asesinos ejemplifican lo anteriormente expuesto. Nadie eligió o
elegiría ser desechado, excepto Jesucristo.
Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días. (Marcos 8:31)
Jesucristo fue desechado porque Él lo vio necesario. Esta es
una prueba más de Su amor por nosotros. ÉL ELIGIÓ SER DESECHADO NECESARIAMENTE.
¿Por qué fue necesario? Por dos razones principales. Primera: Dios Padre
demandó tal entrega, y segunda: Nosotros necesitábamos tal entrega. Todo delito
debe ser castigado y nosotros cometimos el delito de pecar contra Dios. Lo
curioso de este asunto fue la reacción de Dios frente a nuestro delito o
pecado. DIOS ELIGIÓ SER DESECHADO PORQUE ERA NECESARIO PARA NOSOTROS.
La deuda contraída fue tan grande que ni la riqueza de todo
el mundo podía ni de lejos acercarse a satisfacerla. Solamente alguien tan Puro
y Santo como Jesús, podía asumir esa necesidad. Tú y yo no podemos pagar por
nuestros delitos ¡Solo Cristo puede! Y pagó en una cruz sustituyéndonos, es
decir, en el lugar donde merecíamos estar, se puso Él.
Doy gracias a Jesús porque eligió amarme y no desecharme,
aunque hubiese sido justo lo que yo merecía. La justicia de Dios fue Jesucristo
que voluntariosamente fue desechado por la más alta de las decisiones: EL AMOR.
Como dice una canción “Y fue por mí, por amor”.
Desechado por amor.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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