¿Quién ha comprobado en sus propias carnes los efectos de la
desobediencia? La desobediencia causa dolor, frustración y desconfianza en los
que son desobedecidos y en los que desobedecen. La desobediencia rompe la
camaradería entre los amigos; la confianza entre jefes y empleados; el respeto
entre padres e hijos; la comunión entre el hombre y Dios. La desobediencia fue
el primero, es decir, el origen de los muchos pecados que hemos cometido desde
Adán.
Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos
fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos
serán constituidos justos. (Romanos 5:19)
El pecado no fue comer de “la manzana”. El pecado fue
desobedecer la Ley de Dios. Adán y Eva, en representación de la humanidad
naciente, decidieron conscientemente desobedecer, arrastrando a las
generaciones venideras al lodo cenagoso del pecado. Por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos
pecadores. El pecado, por lo tanto, es desobedecer a las reglas impuestas
por Dios. Estas reglas no las dio de forma arbitraria, para fastidiarnos, como
algunos asan decir. Las Leyes divinas son dadas debido al carácter Santo y
Bondadoso de Dios mismo.
Al repasar los conocidos Diez Mandamientos de Éxodo 20,
vemos una fotografía de Dios. No hay más Dios que Él, por lo tanto solo hay que
adorarlo a Él e imitar lo que Él hace. Por ejemplo, Dios no mata, Dios no
adultera, Dios no hurta, Dios no miente, Dios no codicia. ¿Has caído en alguno
de estos pecados? ¡Seguro que sí! Yo también. Tenemos difícil la entrada al
Cielo si creemos que hay que ser bueno para conseguir el ticket. No somos
buenos porque todos hemos pecado, y lo seguiremos haciendo.
…así también por la
obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos. ¡A Dios gracias
por la segunda parte de este texto! La esperanza se abre camino en Jesucristo. Adán
desobedeció a Dios, pero Cristo obedeció al mismo Dios. Jesús fue la
personificación del amor de Dios más sublime en toda la historia de la
humanidad. Si la Ley de Dios nos muestra la Santidad de Dios, Jesucristo nos
muestra la Justicia de Dios por la cual muchos serán proclamados justos (yo
entre ellos, ¡Aleluya!).
La justicia de Dios demanda que el delito, desobediencia,
sea pagado. Para que el delito sea satisfecho Dios Padre pide a Su Hijo que sea
el precio Justo por el delito. Sí, esta es la locura del evangelio, Dios mismo
siendo el agraviado paga por rescatar a nosotros, los pecadores, los
desobedientes. Jesús obedeció en todos y cada uno de los puntos que Su Padre le
demandó. Hoy podemos llamarnos justos si tan solo cambiamos nuestra
desobediencia por obediencia a Jesucristo, el que puede hacernos justos por
haber pagado con Su vida en una cruz por tus pecados y los míos. Cree en Jesús
y arrepiéntete de tus pecados.
Desobedecer tiene muchos efectos secundarios adversos.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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