“El movimiento se demuestra andando”. Tal aseveración es una
regla universal que define que una verdad se basa en un hecho indiscutible y
objetivo. Si quieres demostrar el movimiento, anda. Así de simple, así de
claro. Jesús nos retó con una afirmación por el estilo, para que no tuviésemos
dudas sobre la causa y su efecto lógico. He aquí la frase de Jesús:
Si me amáis, guardad mis mandamientos. (Juan 14:15)
El amor por Jesucristo se ve. El amor hacia Su persona es
algo medible y palpable. El amor a Jesús no deja lugar a dudas. El amor a Jesús
se ve porque la persona que lo ama guarda, respeta, atiende, acata, obedece Sus
leyes. Por lo tanto, el que no ama a Jesús no vive conforme a Sus mandamientos,
o dicho de otra forma, el que no obedece Sus mandamiento, no le ama.
Jesús nos propone en una sencilla frase las más altas
aspiraciones: el amor y la ley. El amor hacia Él, que lo dio todo por nosotros,
y la ley, que determina si se ha entendido el amor a Jesús, pues hace ver que
se quiere agradar a la persona amada por medio de la obediencia. ¿Entiendes,
querido lector, por qué amar a Jesús? Porque es el único medio de salvación.
¿Entiendes, querido lector, por qué obedecer Sus mandamientos? Por amor a Jesús
que nos amó hasta la última gota de Su preciosa sangre.
La prueba de amor que Jesús nos exige es poco comparada con
la prueba de amor que exhibió en la cruz, pagando por nuestras ofensas y
pecados. La cruz fue el camino que Jesús eligió para abrirnos las puertas
celestiales y tener libre acceso al Padre. Da marcha atrás en tu camino de
olvido de Dios porque un día, no muy lejano, darás cuenta ante el Padre y ante
Jesús mismo si tu rechazo a amarlo perduró más allá de la muerte. Hoy hay
oportunidad para tu salvación y aprovecha la mano tendida del amor de Dios.
Su más alto mandamiento es el amor.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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