“A mi bola” es la típica frase hecha para describir que
actúo o pienso a mi manera. La frase en cuestión lleva una connotación muy
fuerte de pasotismo: “A mi bola” también denota que no me importa como actúen o
piensen los demás sobre como actúo o pienso yo. Lo que subyace en el fondo de
está oración es el engaño de pensar que no necesitamos a los que conviven con
nosotros… y nosotros con ellos. Pensar de esta forma es vivir en la mentira.
En mayor o menor medida ¡todos necesitamos de todos! No hemos
sido creados para ser lobos solitarios que apartados de la manada se mal buscan
la vida y acaban solos, como el lobo. Si vas a tu bola vivirás solo, es por eso
que realmente casi nadie va a su bola, solo los necios lo hacen. A todos nos
gusta el sentido de pertenencia, y es por eso que tratamos de asociarnos con
aquellos que concuerdan con nuestros intereses y gustos.
El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano. (Proverbios 18:24)
Si Dios hubiese ido “a Su bola” cuando pecamos contra Él por
medio de desobedecer Sus mandamientos, no tendríamos la oportunidad de perdón
que Jesús nos ofrece por medio de haber pagado por nosotros en una cruz. Dios,
por medio de Jesucristo, se responsabilizó de nosotros por amor a nosotros. En el
Edén éramos amigos de Dios de tal forma que caminábamos diariamente junto a Él.
Jesús vino a este mundo a restablecer la comunicación con Dios a personas que
habíamos decidido ir a nuestra bola. La amistad es muy importante para Dios y
Jesús nos mostró esa verdad. Os dejo este antiguo himno, de Scriven y Converse,
que sigue siendo actual.
Oh, qué amigo nos es Cristo
¡Oh, qué amigo nos es Cristo!
El llevó nuestro dolor,
Y nos manda que llevemos
Todo a Dios en oración.
¿Vive el hombre desprovisto
De paz, gozo y santo amor?
Esto es porque no llevamos
Todo a Dios en
oración.
¿Vives débil y cargado
De cuidados y temor?
A Jesús, refugio eterno,
Dile todo en oración.
¿Te desprecian tus amigos?
Cuéntaselo en oración;
En sus brazos de amor tierno
Paz tendrá tu
corazón.
Jesucristo es nuestro amigo,
De esto prueba nos mostró,
Pues sufrió el cruel castigo
Que el culpable mereció.
El castigo de su pueblo
En su muerte El sufrió;
Cristo es un amigo eterno,
¡Sólo en El confío
yo!
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. (Juan 15:14)
Jesús es nuestro hermano mayor y sabe lo que conviene a cada
uno en particular. Por lo tanto, obedécelo arrepintiéndote de tus pecados,
creyendo en Él. La otra opción te lleva a Su juicio condenatorio porque tú
mismo te has condenado por rechazar Su amistad.
Ve a Su bola.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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