Me encanta pasear en medio de la naturaleza, respirar aire
puro, oír las cascadas de los ríos, oler la hierba y olvidarme de la contaminación
atmosférica y acústica que provocamos en nuestras ciudades anti naturales… pero
no puedo disfrutarlo plenamente… Paseando en medio de la naturaleza pude
constatar la materia biodesagradable firma y rúbrica del paso del ser humano que
yace en cada rincón del camino de mi onírico paseo. Latas de refresco, botellas
de plástico, cartones, compresas, pañales, preservativos, zapatos, ropa y más
cosas que cualquiera ha visto o se imagina. Todo lo demás, biodegradable, como una
defecación detrás de una gran roca. ¡Ancha es Castilla! Dirían algunos.
Yo me pregunto: Si no sabemos hacer lo bueno con pequeños
gestos, ¿cómo esperar la bondad en los grandes gestos? Mi tesis: Las pequeñas
muestras de vandalismo demuestran la profundidad a la que podríamos llegar, y
de hecho hemos llegado. La Biblia llama a eso, sea grande o pequeño, pecado. ¿Por
qué nuestro medio ambiente está contaminado? Porque estamos contaminados. Contaminamos
porque estamos contaminados.
Así es, de la misma manera que puedes identificar un árbol por su fruto, puedes identificar a la gente por sus acciones. (Mateo 7:20 NTV)
“Se nos ve el plumero”, dicho de forma coloquial. Un árbol
malo da malos frutos y un árbol bueno da buenos frutos. No hay vuelta de hoja
ni discusión posible, ya que en medio de una cultura que predica de las glorias
del relativismo, hallamos aquí un absolutismo radical: Tus acciones hablan más
alto que tus disertaciones. Podemos ser como el delfín, damos tres piruetas
para salir en la foto y después nada, nada y nada…
Dios sabe que por nosotros mismos, aunque generemos algunas
dosis de bondad ya que somos creados a su imagen y semejanza, siempre estamos
contaminados por el orgullo y la soberbia. Ese mismo orgullo y soberbia está
destruyendo la posibilidad de reconocer cuán lejos estamos de Dios, cuán
necesitados estamos que nos abra los ojos y nos salve de nosotros mismos. Nuestro
ser sufre la contaminación del pecado pero hay esperanza en Jesucristo. Él se
paseó en medio de nosotros y pudo experimentar de primera mano el ambiente
biodesagradable en el vivimos. Ese ambiente le costó su vida porque de forma
voluntaria se ofreció en sacrificio por nuestros delitos y pecados. Ahora podemos
pedir que nos salve de nosotros mismos arrepintiéndonos de nuestros pecados y poniendo
nuestra confianza y fe en Él. ¡Hazlo hoy! No hace falta cambiar el mundo, sino a
ti.
Descontamínate.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
No hay comentarios:
Publicar un comentario