sábado, 24 de diciembre de 2016

5. Navidad 2016: Se Buscan Perdidos

Hoy celebramos la Nochebuena. Todo parece descontrolarse por los preparativos, sobre todo los preparativos de última hora. Vivimos tiempos donde la prisa nos consume y realmente, si paramos un instante, nos preguntaremos ¿quién me está obligando a ir tan deprisa por la vida? Lo que sucede es que a veces nos portamos como dictan los “no sé quién” aunque los conocemos. Vivimos al son que marcan otros. Esa es la verdad, aunque políticamente incorrecta. Lo más patético de todo es que Jesús no está presente en ninguno de los preparativos de la cena de Nochebuena. A Dios gracias que Él sí nos tuvo presentes en el mismo momento que decidió buscar lo que se había perdido: nosotros, tú y yo. 

«El Espíritu del SEÑOR está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Noticia a los pobres. Me ha enviado a proclamar que los cautivos serán liberados, que los ciegos verán, que los oprimidos serán puestos en libertad, y que ha llegado el tiempo del favor del SEÑOR» (Lucas 4:18-19)

Jesús vino a por los pobres, a por los cautivos, a por los ciegos y a por los oprimidos. Este último grupo es el final de esta serie navideña. En una sociedad que se jacta de las libertades ganadas históricamente decir que se vive bajo opresión es cuanto menos, irrisorio. Pero no te rías tan pronto, querido lector, porque las evidencias quitarían desde la más leve sonrisa a la más pronunciada carcajada del rostro. 

La opresión que sufrimos va desde la más leve insinuación, a la más corrupta de las imposiciones. Hay una campaña publicitaria en televisión que, encima, nos da las gracias por dejarnos llevar por sus enseñanzas. Esto refleja el lado leve de la opresión que vivimos y refleja lo fácil que resulta esclavizarnos. En el lado corrupto está el dinero. ¡Sí, el dinero! Enaltecen la palabra libertad y todos piensan que son libres pero intenta moverte con libertad sin un duro en el bolsillo. Luego hablamos de libertad y terminaremos hablando de opresión. 

Todos nos hallamos en alguno de estos cuatro grupos aunque la realidad nos lleva a vernos en los cuatro grupos. Todos somos pobres hasta que Jesús nos da la Buena Noticia. Todos somos cautivos hasta que Jesús nos libera. Todos estamos ciegos hasta que Jesús nos da la vista. Y todos vivimos oprimidos hasta que Jesús nos liberta. Jesús vino a salvar lo que se había perdido. Estás perdido porque jamás se te ha ocurrido que necesitas a Jesús en tu vida. Estás perdido porque aunque te presente esta verdad eterna, lo más seguro, es que la rehúses abiertamente. Tu rechazo a Jesús no hace menos verdad tu necesidad de Él, solamente la amplifica. Jesucristo no vino porque Él te necesita, Jesús vino porque tú le necesitas. El mensaje de la navidad se torna duro a tus oídos: Jesús vivo por ti ya que te habías perdido, si lo rechazas seguirás perdido por la eternidad. Por lo tanto, arrepiéntete de tus pecados y cree en el Señor Jesucristo para salvación. 

Jesús vino para decirte que estás perdido sin Él. 

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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