En pocas horas 2016 acabará. Un año más habrá pasado de la
renta que tenemos concedida por Dios. No es de extrañar que todos aprovechemos
estos últimos momentos para hacer balance de en qué hemos invertido los doce
meses que había en nuestro banco vital. Seguro que hemos vivido gozos y
sombras. Yo los he vivido. Este mundo no es perfecto porque yo vivo en él.
Recorriendo 2016 con los ojos del recuerdo puedo ver que tanto en los gozos
como en las sombras, estaba Dios. Él me ha acompañado porque es el primer
interesado en que el amor que ha derramado en mí no se pierda sino que se
rentabilice para la eternidad en el cielo. Gracias mi buen Señor por el 2016.
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. (2 Timoteo 3:16-17)
La Biblia, la Palabra de Dios escrita, ha sido mi compañera
en estos 365 días. ¿Por qué?, se preguntarán algunos. La respuesta es simple:
ES LA PALABRA DE DIOS, ¡cómo no voy a hacerla mi compañera de viaje! Ella me
ayuda a invertir mi tiempo en esta tierra ensenándome las verdades simples y
complejas, corrigiéndome con argumentos para librarme del error y capacitándome
para hacer lo que Dios demanda de mi vida: hacer el bien. Te aconsejo, querido
amigo, que este próximo año leas la Biblia porque ella tiene todas las
respuestas que estás buscando. Ya has escuchado por muchos años lo que otros
hombres te han querido inculcar. Sé valiente, asómate a la Palabra de Dios con
humildad y ya me contarás.
Deseo para el año 2017 poder seguir disfrutando de la
lectura de la Biblia y de sus enseñanzas. Deseo para el año 2017 tener una
comunión más íntima con Jesucristo porque el Cristianismo es relación con Él y
no religión. Deseo para el año 2017 que mi hogar sea un reflejo del amor de
Dios. Deseo para el año 2017 un amigo de verdad con el que compartir mi fe en
el Dios que me amó tanto que envió a Jesucristo, Su Hijo, para salvarme de la
muerte espiritual en la que me hallaba, trayendo luz a este pobre pecador por
medio de Su muerte y resurrección en la cruz.
¿Quieres ser mi amigo?
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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