Mi experiencia diaria al relacionarme con otros es un
descubrir, vez tras vez, como viven la vida sin tener en cuenta a Dios. Lo que
en el pasado era primordial hoy se ha transformado en menos que un cuento chino
o un cuento de hadas. Si Dios existe vive demasiado alejado de mi realidad o no
se interesa por ella, piensan. Es más, si Dios es bueno, ¿por qué no resuelve los
problemas de la humanidad? Esta afirmación-pregunta de los humanos saca a la
luz dos verdades sobre ellos: Tienen un concepto claro de Dios “Dios es bueno”
y un concepto propio como víctimas ya que desean que alguien externo, en este
caso Dios, les resuelva los problemas. El hombre realmente y en extremo sabe
que Dios existe y que un día habrá de darle cuentas. Lo dramático del asunto es
la actitud de rebeldía voluntaria de la humanidad, en general. Job los describió
así:
Dicen, pues, a Dios: Apártate de nosotros, porque no queremos el conocimiento de tus caminos. ¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos? ¿Y de qué nos aprovechará que oremos a él? (Job 21:14-15)
Es la humanidad a motu
propio la que se atreve a desairar a Dios, diciéndole: ¡Dios, échate a un lado!
Juan lo expresa de este modo: Vino al mismo mundo que él había creado, pero el mundo no lo
reconoció (Juan 1:10). ¡No quieren conocerlo! Están tan viciados por
sus propios conceptos de cómo deber ser Dios y qué debe hacer por ellos que ni
siquiera lo reconocerían si lo tuviesen ante sus narices. Para ellos es vano
obedecer a Dios y es vana toda súplica dirigida a Él. ¿Por qué es inservible
para ellos? Porque Dios no obedece a sus caprichos y a sus “Tú me das y yo te
doy” de las conveniencias humanas.
Ahora bien, hay mucho en el texto que hemos leído en cuanto
a Dios y no solo al rechazo del hombre hacia Él. A saber: Dios ha fijado unos caminos
para servirlo y tener comunión con Él. Las personas saben de una forma u otra
que viven aparte de Dios en sus propios caminos. Esto se llama PECADO. Estos
caminos humanos les separan de la voluntad de Dios que es servirlo y tener
comunión directa con Él. ¿Cómo entrar en el camino de Dios? Es tan sencillo que
muchos no se lo pueden creer: CREER. Creer en Cristo, o lo que es lo mismo,
depositar la confianza en que Él es digno de servir y amar. Jesús es digno de
nuestra amistad más profunda. Él hizo todo lo necesario a favor nuestro
muriendo en una cruz, por lo tanto, solo pone una condición para que dejemos de
echarle a un lado: CREER.
¡Échate a Su lado!
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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