De vez en cuando hay que pedir consejo. Creo que esa es una
práctica y sana. No tenemos por qué aislarnos en los problemas de la vida e ir
en busca de consejo sabio. Quizá tus padres, tu cónyuge, un amigo, el jefe o un
libro te sirvan de guía para dar el paso siguiente o parar. Reconozco que puedo
llegar a ser bastante alérgico a pedir consejo, pero con los años me voy dando
cuenta que la verdadera alergia me la causa el no buscar esa palabra de ayuda
gentil, que mis conocidos están dispuestos a regalarme.
En pos del Señor vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis (Deuteronomio 13:4).
¿A quién pedimos consejo? Muchos van de psicólogo en
psicólogo, mientras que algunos prefieren inspirarse en cómo vive el famoso de
turno. Unos van a echadores de cartas y otros se fían de la religión. Al final,
el consejo sirve para poco ya que, tristemente, somos ciegos guiando a otros
ciegos. Dios nos conoce y por eso dejó escrita Su voluntad en cuanto a buscar
en exclusividad Su consejo, obviamente, sabio. El problema de fondo es quién, hoy día, busca el consejo divino. ¡Muy pocos! Por lo menos pocos de los que se
hallan a mí alrededor. Lo sé porque sus vidas lo reflejan y sus bocas lo gritan:
¡Soy el amo de mi destino: soy el capitán de mi alma! Como dijo Mandela, es decir, ¡No necesito a nadie!
Al igual que a Su pueblo Israel, Dios nos demanda hoy lo
mismo, a saber: Caminar detrás de Él, respetarle, obedecer Sus mandamientos,
escuchar Su voz, servirle y seguirle. Dios se repite, pues el inicio y el final
del texto son similares: caminar detrás de Él y seguirle que, en definitiva, es
caminar detrás de Él. El ser humano cree que caminando delante de Dios lo burlará
esquivándolo. Nada más lejos de la realidad, pues vivir dejando atrás a Dios es
perder el norte de la vida aquí y en la eternidad.
Una de las capacidades de Jesús es ser un Consejero
Admirable. Pídele Su consejo y escucha Su voz hablándote a la mente y al
corazón. Dios te susurra a través de Su creación y te habla con voz firme por
medio de Su Palabra, la Biblia. Su consejo es el siguiente: Cree en mi muerte en la cruz como pago por
tus pecados y vive en la libertad de saberte perdonado. Ven en pos de mí y no
te vayas ni a derecha ni a izquierda. Ten fe y confía.
Busca Su consejo.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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