sábado, 29 de abril de 2017

El Primer Modista

Ayer publiqué en Facebook la foto que aparece a la izquierda y alguien de mi entorno me comentó “que pena el animalito”. Le comenté que la imagen intentaba explicar el texto bíblico que la acompañaba. Le apenaba mucho el maltrato animal. “Lo peor es que una persona, Jesús, sufrió la muerte como un cordero”, le dije. Me parece que el sufrimiento del animal le apenaba más que el sufrimiento de Jesucristo en la cruz, o por lo menos, no entendió las implicaciones profundas de lo que leyó y vio. El siguiente texto es el que acompaña a la foto:

Y el Señor Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió (Génesis 3:21).

Hasta el momento Adán y Eva vivían desnudos sin sentir vergüenza o complejos. El papel de cada uno era tan claro que no se comparaban para ver quién de los dos era mejor que el otro. ¡Los dos eran iguales y diferentes! Los dos eran complementarios. Pero se saltaron las normas que Dios estableció. No cabe duda, uno de los problemas esenciales entre hombres y mujeres, desde entonces, es ver quién es más competente. Aunque Dios los trató igual antes y después. Antes los cuidó y protegió. Después los cuidó y protegió. Antes tenían el Edén, creado por Dios. Ahora el último grito en moda, creada por Dios, el primer Modista de la historia.

La Semana Santa pasó y estoy seguro que muchos no saben lo que significa ver a Jesús en una cruz. Ver a Jesús en una cruz significa que Dios, al igual que mató animales para cubrir la vergüenza que sentían Adán y Eva por su desnudez, mató a Su Hijo para cubrir nuestra vergonzoso pecado. Dios quiere vestirte de Jesucristo para limpiar tu maldad y tu pecado. Jesús puede cubrir tu desnudez. Solo tienes que tener la actitud de nuestros primeros padres y creer que Jesús puede vestirte para cuidarte y protegerte. Matar a un animal es cruel. Matar a Jesús infinitamente más. ¿Te puedes imaginar, querido lector, lo terrible que es el pecado para Dios? Piensa en esto: Nosotros somos los crueles por desobedecer a Dios.

Déjate vestir.


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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