Cuando me refiero a tristeza no hablo de depresión profunda.
Depresión profunda es un estado de tristeza muy elevado. Cuando escribo sobre
tristeza es en el plano del vivir diario. No quiero ponerme en el lugar de los
filósofos porque no lo soy. Lo que sí puedo ponerme es en el lugar de mi
experiencia cuando simplemente me siento triste. Los médicos dirían que la
tristeza es por causas exteriores e interiores y esto es solo una forma de
explicar el asunto. Hay una tristeza existencial que todos en algún momento
hemos o vamos a tener. La palabra propósito tiene todo que ver con ello, me
atrevo a afirmar. Algunos científicos dirían que nuestra vida es una
consecuencia directa del azar pero eso ha llevado a que la tristeza existencial
se multiplique aún más.
Todos, no solo deseamos, sino que también necesitamos llenar
de propósito la vida. De lo contrario la existencia carece de significado, o
por lo menos, siempre quedan huecos vacíos. Cualquiera puede mostrar la faz más radiante de cara a la galería y luego,
en su soledad, mostrar amargura en el rostro. Nuestros momentos solitarios
muestran realmente lo que hay en lo más hondo del ser. ¿Cómo se está llenando
la vida de propósito? ¿Con lo efímero o lo eterno?, es el razonamiento a que
quiero llegar. Los que se jactan de vivir el momento sin importarles el futuro
(por lo menos lo dicen de boca para afuera) parece que han resuelto bien el
asunto (habría que ver sus vidas en un microscopio y se vería que no es oro
todo lo que reluce). El caso es que de una u otra forma necesitamos tener un
propósito.
Yo encontré ese propósito en algo exterior a mí. Fuimos creados
para cumplir con un objetivo, por lo tanto, no somos el objetivo per se. La meta que debemos priorizar
para cumplir con el propósito no es de este mundo. Muchos buscan en su interior
la luz que les dé la paz tan ansiada y lo único que consiguen es ver como
enemigos de esa paz quebradiza el mundo que los rodea. Por eso algunos optan
por aislarse de la sociedad. El verdadero propósito de la vida del ser humano
proviene de Dios que lo creó. Fuimos Su especial invento y, como cualquier
inventor que se precie, creó con un fin en mente: Que el hombre disfrutara de
la intimidad con Dios por sobre todas las cosas...
…pero el ser creado decidió que se estaba perdiendo otras
formas de disfrutar la vida y cumplir con su propósito alcanzando la felicidad.
A partir de este punto sin retorno vivimos en el mundo caído que vemos. ¡Hay
esperanza! Si algo quiero es acabar con la tristeza existencial. Dios envió a
Su Hijo a restablecer esa intimidad perdida y volver a conciliar a Dios con Su creación especial, el hombre. En
una cruz Jesús pago la deuda de nuestros pecados s Su Padre y desde entonces la
gracia divina se ha extendido a todo la humanidad, a ti y a mí. Solo cree en
Jesús y hallarás que hacer la voluntad de Dios es Su propósito más elevado para
ti. Descubrirás que…
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón. (Salmos 40:8)
El propósito verdadero.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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