“Los polos opuestos se atraen”, es la frase que he escuchado
con más asiduidad respecto al amor entre un hombre y una mujer. Con el paso del
tiempo y un poco de experiencia creo que la mejor frase sería “los polos
opuestos se complementan”. Ayer, 14 de febrero, el mundo celebró el Día de los
Enamorados, conocido también como San Valentín. Dios ideó las relaciones matrimoniales con dos seres dispares: un hombre y una mujer. Estos dos polos
complementarios es la única forma natural de dar fruto. Los polos iguales son
estériles.
“…haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.” (Colosenses 1:20)
Algo parecido veo en la cruz. Es un símbolo que Jesús nos
legó y aúna los dos polos, el positivo y el negativo. Una vez más unir polos
opuestos o complementarios da como resultado fruto: el que pone su fe en el
sacrificio de Cristo en la cruz se salva. Al igual que una pila no funciona con
un solo polo, la cruz de Jesús corta por medio la horizontal que representa
nuestros pecados con la vertical que representa a un Dios que vino para darnos
vida, destruyendo el maleficio del pecado en aquellos que se arrepienten con fe
ante Dios. Lo negativo se ha transformado en positivo. Ven a Jesús, encontrarás
tu complemento perfecto.
La cruz es fértil.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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