Salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea. Y le era necesario pasar por Samaria. (Juan 4:3-4)
La circunstancia geográfica obligaba a atravesar Samaria.
Algo tan normal cambió la vida a muchas personas, al igual que la circunstancia
que obligó a Jesús a morir en una cruz transformó la vida a millones de
personas. Entre nosotros y Dios está el pecado, un abismo que el hombre no
puede franquear exitosamente. Jesús, por medio de Su sacrificio en la cruz,
hace de puente para que podamos llegar al Padre. Una vez más Jesús hace un
viaje provechoso salvando a todo aquel que toma Su camino para reconciliarse
con Dios y hallar el perdón se los pecados.
¿Cuántos kilómetros
de nuestra vida han servido para algo?, deberíamos preguntarnos. Jesús te dice
que los provechosos únicamente los puedes hacer con Él. Al leer estas líneas
Jesús se acerca a ti, como lo hizo con tantos otros, deseando que también tu
viaje por estos rincones sea provechoso. Sólo escúchalo, está a tu lado y va a
entablar una conversación contigo de un momento a otro. ¿Te pedirá agua? ¿Te
pedirá que le sigas? Y tú, ¿qué le responderás?
Viaja con Jesús.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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