La cantante Sinéad O'Connor decayó después de romper una
foto del Papa en un programa televisivo. Su gran error fue denunciar lo que
ella consideraba como el principio de todos los males, la Iglesia Católica
Romana. Quedó claro, una vez más en la historia humana, que oponerse a los
poderes establecidos trae la ruina a quienes, como O'Connor, alzan la voz
contra esos poderes fácticos. El problema para ella radicó en lo inoportuno de
la denuncia al catolicismo romano pues en
esa etapa se estaban fraguando las aberraciones sexuales de sacerdotes
católicos en las sombras. Sinéad O'Connor fue una adelantada a su tiempo “profetizando”
lo que más tarde se descubrió como otra abominación más del catolicismo romano:
la pederastia de sus sacerdotes. En resumen, Sinéad O'Connor fue linchada y
relegada al olvido por su denuncia real contra el Papa.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. (Mateo 23:27)
Jesús recibió el mismo trato de los religiosos de Su época. Su
crimen: denunciar su hipocresía. De cara a la galería se mostraban inmaculados
pero en realidad estaban podridos. Pedían a los demás integridad cuando ellos
no lo eran. Y Jesucristo sacó a la luz sus contradicciones personales y
religiosas. Cristo vino a decirles algo así como: “Vuestra religión os lleva al
infierno y arrastráis a otros al mismo destino”. No nos debe extrañar que igual
que Sinéad O'Connor, Jesús fuese desacreditado hasta el punto de llevarlo a
sufrir la muerte más vergonzosa y vil de la época, la cruz.
Ahora bien, Jesús no fue un mártir religioso, social o
político. Dicho de otra forma, Jesús no fue vencido por los religiosos, la
sociedad o la política de Su tiempo. ¡Jesús venció a la religión, a la sociedad
y a la política! Él venció porque Sus miras no estaban puestas en agradar a sus
contemporáneos sino en la misión que debía llevar a cabo: la salvación de la
humanidad de sus pecados. Jesús murió en una cruz por decisión propia para
salvarnos de la religión, la sociedad y la política que intentan subyugarnos
hasta el punto de hacernos desaparecer. Cada uno de nosotros es importante para
Dios y la demostración de ello es el amor demostrado cuando Jesucristo vino a
rescatarnos pagando el precio por nuestros pecados. Querido lector, es tiempo
de salir de la religión que te aplasta, de la sociedad que te minimiza y de la
política que te esclaviza porque Jesús te ama y ha dado Su preciosa vida por
ti. Sólo arrepiéntete de tus pecados, cree en Él y serás eternamente salvo.
Rompe tus ataduras.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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