La nueva normalidad que el gobierno quiere imponer con su
uso del lenguaje políticamente correcto es un indicativo más de la nueva
moralidad que conlleva cada una de sus decisiones. Esta “nueva moralidad” no es
nueva porque toda tiranía ha hecho de ella su bandera. Vivimos bajo un régimen
que, lejos de toda auto crítica, se mira al espejo y éste le contesta
servilmente “tú eres el más bello del reino”. Por lo tanto, se arrogan el
derecho a que todo lo establecido se amolde a su “belleza”. Ellos son la reina
malvada del cuento y el espejo los serviles medios de comunicación.
Blancanieves, el pueblo, sólo espera que un príncipe la bese y salga del sueño
a que la ha inducido la reina malvada por medio de los medios serviles y bien
pagados.
Así ha dicho el Señor: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta del Señor. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Bendito el varón que confía en el Señor, y cuya confianza es el Señor. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. (Jeremías 17:5-8)
El contraste que genera el objeto de la confianza humana es
evidente. Si confías en el hombre y no en Dios, tu fin será maldito. Si por el
contrario, confías en Dios y no el hombre, tu fin será bendito. A la vista está
que esta sociedad ha elegido, en mayoría, llevarnos a una debacle total. La
mayoría no tiene por qué tener la razón pero la democracia tiene esos escollos
insalvables por el momento. Esa sin razón de la mayoría, ese sopor en que está
sumida cual Blancanieves, determina que la reina malvada siga campando a sus
anchas. Puede que te vaya bien en esta vida confiando en la reina malvada y
creyendo al espejo pero cuando llegues ante el Príncipe, Rey de reyes y Señor
de señores, tu prosperidad se tornará en desgracia eterna.
Jesucristo es el Príncipe, Rey de reyes y Señor de señores. Los
poderes de este mundo sólo intentan apagar Su brillo. Quizá por un momento lo
consigan pero el final ya está escrito y vencerá justamente ante Sus enemigos:
Satanás y el mundo. Querido lector, pon tu confianza en Él y desecha tu
confianza en los políticos, sus medios propagandísticos y sus mentiras, Reconcíliate
con Dios por medio de Jesucristo. Vuelve a casa como un hijo pródigo. El Padre
te espera y desea estrecharte entre Sus brazos amorosos gracias al sacrificio
de Jesucristo en la cruz que pagó por tus pecados posibilitando que la
reconciliación sea segura. Dios no te rechazará. Pídele perdón por tus pecados,
cree en Jesucristo y comienza una nueva vida de mano del Príncipe, Rey de reyes
y Señor de señores.
Huye de la reina malvada.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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