Adviento es venida o llegada. En estas
fechas recordamos la venida de Jesucristo a este mundo. Jesús se llegó a
nosotros con un propósito bien definido: Satisfacer los requisitos de Su Padre
para salvarnos. La Biblia está llena de profecías y datos que apuntan al
nacimiento de Jesús, Su vida y Su obra de manera minuciosa. Jesús vino y Su
contexto nos lo anuncia de formas maravillosas e insospechadas. Uno de los
medios que apuntan al advenimiento del Mesías son los nombres de los personajes
que Dios usó cuando Su Hijo se hizo Hombre.
Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado
Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se
llamaba Elisabet. (Lc. 1:5)
El matrimonio formado por Zacarías y
Elisabet, padres de Juan el bautista, son los primeros que, por medio de sus
nombres, nos expresan algo de lo que significa la época de Adviento. Zacarías significa
Dios se ha acordado. Dios se ha
acordado de Sus promesas de salvación y las ha cumplido. Dios se acordado de Su
pueblo enviando a Jesús. Dios se ha acordado de ti individualmente. Elisabet
añade riqueza al tiempo de Adviento porque su nombre tiene tres significados: Dios es mi plenitud, juramento y de Dios. Dios fue su plenitud, su promesa y a quien pertenecía.
Sus nombres nos hablan de Jesucristo
porque apuntan a la obra de salvación que recaía sobre Sus hombros. Él fue la
promesa de salvación de la que Dios se acordó y la cumplió en una cruz. Su sacrificio
fue por todos aquellos que con fe creerían en Él, Su pueblo. Jesús pensó en ti
para salvarte de tus pecados cargando tu condena y librándote de una muerte
segura en el infierno. Él es tu plenitud, Él es el que jura y cumple la promesa
de salvarte. Si vas a Él arrepentido de tus pecados te acoge en Su familia y
pasas a pertenecerle.
Jesús se acordó de ti.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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