sábado, 5 de diciembre de 2020

Juan el Bautista

Cuando el predicador Leonard Ravenhill compartía sobre la vida y ministerio de Juan el Bautista algún joven cristiano, con deseos de servir al Señor, le decía de forma entusiasta que quería ser como Juan, él le respondía: Pues te quedan seis meses de vida. Desde que inició su ministerio hasta que fue asesinado transcurrieron seis meses. Eso no es éxito sino rotundo fracaso, piensan muchos. Pero según la opinión del que importa, Jesús, Juan fue el mayor de los profetas de todos los tiempos (Mt. 11:7-15). Juan el Bautista triunfó a los ojos de Dios.

Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. (Lucas. 1:13-17)

¿En qué consistió el ministerio que desarrollo en esos seis meses? A Zacarías y Elisabet se les informó desde antes de nacer.

·         Ser de gozo y alegría para sus padres y para muchos.

·         Ser grande ante Dios.

·         Estar totalmente consagrado para Dios.

·         Convertir a muchos israelitas a Dios.

·         Traer paz en la familia y prudencia a los rebeldes.

·         Preparar a Jesucristo un pueblo capaz de entenderlo.


Juan el Bautista realizó la obra de Dios porque llevó a cabo plenamente el mensaje que su nombre expresaba: la gracia de Dios o la misericordia de Dios. Con el fin de entender la gracia de Dios es necesario entender para qué se dio la ley. La ley de Dios fue dada: para evidenciar la santidad de Dios, para evidenciar el pecado del hombre y para evidenciar la culpabilidad del hombre ante Dios. La ley de Dios nos habla de Su santidad, de nuestro pecado y de nuestra culpa.


La gracia es el motor divino que hay detrás de la misericordia y el amor de Dios por nosotros. La gracia de Dios libera al pecador hasta cimas insospechadas. La salvación en Jesucristo proviene directamente de la gracia de Dios que provee para el pecador un escape de la muerte y el infierno por la fe o confianza en el sacrificio de Jesucristo en la cruz. La gracia es el regalo de Dios en Jesucristo para toda la humanidad donde el pecador nada puedes hacer para mejorar el regalo al aceptarlo. No puedes ser más bueno, más sabio, más altruista, más cristiano ni mejor ciudadano. No puedes añadir nada más a la perfecta obra de Cristo en la cruz. No te puedes salvar a ti mismo. ¡Houston no te puede salvar del problema! ¡Tú no te puedes salvar del problema! ¿Capichi?

La gracia de Jesucristo te espera.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

No hay comentarios:

Publicar un comentario