sábado, 26 de diciembre de 2020

Jesús II

La película Salvar al soldado Ryan narra la historia de un destacamento de Rangers que se disponen a salvar al único superviviente de varios hermanos que murieron en la 2ª guerra mundial para que esa familia no se quedase sin hijos. Logran rescatarlo y Miller, el capitán de los Rangers, muere ante el soldado Ryan, pero antes le dice estas palabras: “James hágase usted digno de esto. Merézcalo”. Lo que el cine narra no presenta la realidad. Un ranger jamás diría eso. Lo que el capitán Miller le dijo antes de morir a James Ryan fue Sua sponte, el lema de los Rangers. Su significado es por propia voluntad. “James, no me debes nada, te salvé voluntariamente”. Jesús se entrega voluntariamente para salvarnos y encima, nos dice que no le debemos nada. Así es la entrega de Jesús por nosotros. Así es Su amor por Sus hijos.

Quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. (Tito 2:14)

El nombre de Jesús también significa El que se entrega. Él se entregó voluntariamente por nosotros en una cruz, aunque éramos Sus enemigos, Su creación fallida y Sus asesinos. Jesús no se entregó por nosotros porque íbamos a recibirlo con las manos abiertas, Jesús lo hizo porque nuestras manos estaban cerradas a Su amor por la ceguera provocada por nuestros pecados. Jesús se entregó voluntariamente por muertos. ¿Quién haría algo así por un muerto? Jesús se entregó para resucitar muertos.

Después de estos mensajes de Adviento, cuando hemos celebrado la Navidad, la frase que he elaborado con los nombres de cada uno de los personajes que hemos estado observando, queda de la siguiente forma: Dios se ha acordado de Sus promesas y ha mostrado Su gracia y misericordia a un pueblo rebelde para convertirlos en príncipes, elegidos para predicar las buenas nuevas de quien Dios ha añadido y levantado para perdonar sus pecados y llevarlos de gloria en gloria, el Salvador que se entregó voluntariamente por ellos.

¡Jesús se dio por ti!

Querido lector, comparto contigo una tarjeta navideña del ministerio Avant en la que he participado con la guitarra. Quiero desearte lo mejor para tu vida y eso es que conozcas a Jesucristo, aquel que te ama y se entregó voluntariamente por ti. 


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 19 de diciembre de 2020

Jesús I

En la película de 2006 Superman regresa Loise Lane afirma a Superman: “El mundo no necesita un Salvador, y yo tampoco”. Superman la lleva a las alturas para que contemple la ciudad y le dice: Escucha, ¿qué oyes? Ella responde: Nada. Yo lo oigo todo, le contesta Superman. Has escrito que el mundo no necesita un Salvador, pero cada día oigo clamar a la gente por uno.


“…y llamarás su nombre JESÚS.” (Lucas 1:31)


Jesús es el Salvador que necesitamos. Su Nombre así lo anuncia: SALVADOR. Él mismo enseñó a Sus discípulos que Él era el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie podía acceder al Padre sin Él (Juan 14:6). Él es la tabla de salvación, Él es el clavo ardiente al que agarrarse, Él es el oasis en el desierto, Él es la botella de oxígeno en el fondo del mar, Él es el bypass en el corazón, Él es el alimento al hambriento, Él es el tesoro del pobre, Él es la luz en la oscuridad. ¡ÉL ES TODO! ¿Qué hizo de especial Jesús para poder salvarnos? Satisfizo plenamente la Ira de Dios poniéndose en nuestro lugar y así pagar el precio por nuestros pecados. Dios es Juez y Parte. Dios condena al hombre por sus pecados y Dios salva al hombre de sus pecados.


¿Por qué puede Jesús salvarnos? Porque Él no tiene pecado. Jesús no pecó jamás. Solo alguien así sería aceptable por Dios. Dios es Santo y Jesús es Dios. Por lo tanto, Dios aceptó el sacrificio de Jesús para aplacar Su justa ira y poder relacionarse nuevamente con sus criaturas como hijos. Jesús resolvió el problema relacional del hombre con Dios. La enemistad que surgió por el pecado entre Dios y la humanidad ya tiene arreglo. La deuda contraída ante la justicia de Dios ha sido pagada en la cruz por Jesús. Tú y yo somos salvables.


A todos los que echan mano de Jesús confiando (creer, fe) en Él para ser salvos, Dios les otorga el privilegio de ser Sus hijos de pleno derecho (Juan 1:12). Jesús allanó el camino para que fuésemos salvos y nosotros solo hemos de andar por él con la condición de tomar la mano de Jesús con fe confiada. El escollo insalvable entre Dios y el hombre lo solucionó Jesús al dar Su vida en una cruz y resucitar al tercer día venciendo a la muerte. Su promesa para todo aquel que cree es la vida eterna. La muerte ha perdido su efecto condenatorio para el creyente y se ha convertido en un puente que lo lleva a la presencia de Dios por la eternidad.

Sí, necesitamos un Salvador y es Jesús.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 12 de diciembre de 2020

María y José

La historia bíblica nos ha legado un buen ramillete de matrimonios. Adán y Eva, Abraham y Sara, Isaac y Rebeca, Jacob y Raquel (y Lea), Sansón y Dalila, David y Betsabé. Todos ellos con sus más y sus menos. Todos ellos con fracasos estrepitosos y vergonzosos. Si hubiera un salón de la fama para los matrimonios, todos ellos aparecerían de forma prioritaria.


El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. (Mt. 1:18)

 

Seguro que María y José estarían en ese salón de la fama en un lugar de eminencia. Ellos dos fueron los encargados de proteger y educar a Jesús, el Mesías prometido. Nada más y nada menos. Sus vidas, al igual que las de Zacarías, Elisabet y Juan el Bautista, no fueron fruto de la casualidad, sino del plan trazado por Dios para salvar al mundo. María y José se unen para seguir completando el mensaje que Dios quiere dar por medio del tiempo de adviento.


María significa rebelde, princesa, hermosa y la elegida. José significa que Dios añada, levantado, quien perdona, incremento. Si unimos los significados de los nombres de este matrimonio universal quedaría esta frase: El pueblo rebelde fue trasformado en una princesa hermosa, la iglesia, que muestra la belleza de Jesucristo el cual Dios ha añadido para ser levantado en una cruz y así perdonarnos nuestros pecados y Su gloria vaya creciendo en Sus hijos hasta ser como Jesús. Querido lector, aprovecha este tiempo de Adviento para acercarte a Dios por medio de Jesús. Aún resuena el mensaje navideño. Aún tienes tiempo de salvarte. Arrepiéntete de tus pecados, cree en Jesús y Su imagen irá resplandeciendo cada día más en ti.

Pasa de rebelde a perdonado.


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 5 de diciembre de 2020

Juan el Bautista

Cuando el predicador Leonard Ravenhill compartía sobre la vida y ministerio de Juan el Bautista algún joven cristiano, con deseos de servir al Señor, le decía de forma entusiasta que quería ser como Juan, él le respondía: Pues te quedan seis meses de vida. Desde que inició su ministerio hasta que fue asesinado transcurrieron seis meses. Eso no es éxito sino rotundo fracaso, piensan muchos. Pero según la opinión del que importa, Jesús, Juan fue el mayor de los profetas de todos los tiempos (Mt. 11:7-15). Juan el Bautista triunfó a los ojos de Dios.

Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. (Lucas. 1:13-17)

¿En qué consistió el ministerio que desarrollo en esos seis meses? A Zacarías y Elisabet se les informó desde antes de nacer.

·         Ser de gozo y alegría para sus padres y para muchos.

·         Ser grande ante Dios.

·         Estar totalmente consagrado para Dios.

·         Convertir a muchos israelitas a Dios.

·         Traer paz en la familia y prudencia a los rebeldes.

·         Preparar a Jesucristo un pueblo capaz de entenderlo.


Juan el Bautista realizó la obra de Dios porque llevó a cabo plenamente el mensaje que su nombre expresaba: la gracia de Dios o la misericordia de Dios. Con el fin de entender la gracia de Dios es necesario entender para qué se dio la ley. La ley de Dios fue dada: para evidenciar la santidad de Dios, para evidenciar el pecado del hombre y para evidenciar la culpabilidad del hombre ante Dios. La ley de Dios nos habla de Su santidad, de nuestro pecado y de nuestra culpa.


La gracia es el motor divino que hay detrás de la misericordia y el amor de Dios por nosotros. La gracia de Dios libera al pecador hasta cimas insospechadas. La salvación en Jesucristo proviene directamente de la gracia de Dios que provee para el pecador un escape de la muerte y el infierno por la fe o confianza en el sacrificio de Jesucristo en la cruz. La gracia es el regalo de Dios en Jesucristo para toda la humanidad donde el pecador nada puedes hacer para mejorar el regalo al aceptarlo. No puedes ser más bueno, más sabio, más altruista, más cristiano ni mejor ciudadano. No puedes añadir nada más a la perfecta obra de Cristo en la cruz. No te puedes salvar a ti mismo. ¡Houston no te puede salvar del problema! ¡Tú no te puedes salvar del problema! ¿Capichi?

La gracia de Jesucristo te espera.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!