sábado, 27 de febrero de 2021

Conócete a ti Mismo

En algún lugar del templo de Delfos, dedicado al dios Apolo, estaba escrito el siguiente oráculo: Conócete a ti mismo. La frase era una advertencia cuyo objetivo era que el hombre reconociera los límites de su naturaleza y, por lo tanto, no debía desear lo que pertenece a los dioses. Jesús, por el contrario, vino a decirnos que, si bien la naturaleza humana es limitada por causa del pecado, no es una limitación para conocer a Dios. La naturaleza, la historia y la Biblia hablan de Él. De hecho, Jesús vino a una humanidad caída para darse a conocer.

Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. (Juan 10:14-15)

 

Por consiguiente, el mayor conocimiento que se puede atesorar en esta vida y en la futura es conocer a Dios. ¡Conoce al Buen Pastor y te conocerás a ti mismo! Dicho por Jesús: Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen (Jn. 10:27). Ese es el orden idóneo. Primero, oír la voz del Pastor y segundo, seguirle. Oírle es obedecer y seguirle es caminar por la misma senda, detrás del Buen Pastor. Si le obedeces siguiéndole realmente lo has conocido.

A efectos prácticos, ¿cómo demuestra Jesús que es el Buen Pastor? En Su disposición a sacrificarse por las ovejas. Frente a los asalariados, los ladrones y los delincuentes que se aprovechan de la indefensión de las ovejas, Jesús las defiende hasta la muerte morir en una cruz por ellas. Jesús no da Su vida en sacrificio por las ovejas porque recibe un sueldo, como los asalariados. Jesús no da Su vida en sacrificio por las ovejas porque quiere robarlas, como los ladrones. Jesús no da Su vida en sacrificio por las ovejas para dañarlas, como los salteadores. Jesús da Su vida por las ovejas por tres cuestiones fundamentales: Por darles vida en abundancia, porque Su Padre le ama y por voluntad propia.


Querido lector: Nadie va a dar nada por ti. O por lo menos, nadie va a dar por ti lo que Jesús dio, Su vida. Lo hizo para darte la oportunidad de conocerlo profundamente y salvarte. Cree en Él, arrepiéntete de tus pecados ante Dios y deja que Él te pastoree como el Buen Pastor que es.

¿Lo conoces?

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 20 de febrero de 2021

Okupas Desokupados

Para defender a las ovejas de las bestias los pastores las juntaban en un mismo lugar. En pleno campo y a cielo abierto construían un muro donde meter a las ovejas. El redil tenía una puerta en la cual ponían a un guarda bien armado. Jesús es ese guarda bien armado que ocupa el hueco del redil. Él posee la autoridad necesaria dada por Dios para ocupar ese lugar. Cristo tiene las armas necesarias para ahuyentar a los ladrones violentos. Los que intenten malograr el redil saldrán magullados.

Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. (Juan 10:9)

Frente a los okupas Jesús tendría muy claro cómo actuar. Defendería raudo y veloz a los propietarios de la casa donde los okupas han irrumpido ilegalmente. Los pondría de patitas en la calle por las buenas o por las malas. Por último, los enviaría a la cárcel por invadir una propiedad privada. Jesús es la puerta del redil. Bajo Su vigilancia todo el aprisco puede descansar seguro y sin temor. Nadie puede entrar ni salir sin Su permiso. Él conoce los peligros que asechan a las ovejas y a los enemigos que hay alrededor de ellas.


La puerta más acorazada del mundo es la tapa de una lata de sardinas comparada con Jesucristo. El refugio anti nuclear con mayor aislamiento es una casita de papel al lado de Jesús. El laboratorio con más nivel de esterilidad es un estercolero si se mide con Jesús. Esa Puerta sigue abierta para todo aquel que quiera entrar por ella. Los que no han entrado por la Puerta no han podido experimentar la bondad del Señor. Todavía están a tiempo. Un día, al igual que Dios cerró la puerta del arca, Dios cerrará la Puerta de la salvación. Jesús no estará abierto.

Jesús es la Puerta.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 13 de febrero de 2021

Dios Es Soberano

El 4 de abril de 2020 escribí una entrada titulada Dios es Bueno y Misericordioso inspirada en los primeros treinta y un versículos del salmo 107. Para aquel entonces pensé hacer otra entrada con los versículos restantes. Dios es bondadoso y misericordioso con Sus redimidos, con los rebeldes, con los insensatos y con los entendidos fue el punto. La segunda parte del salmo pone de manifiesto la soberanía de Dios. Su bondad y misericordia para con los hombres no le resta ni un ápice a su señorío sobre la creación y sobre los que la habitan, sean hombres, animales o plantas.


Véanlo los rectos, y alégrense, Y todos los malos cierren su boca. (Sal. 107:42)

 

Dios es soberano sobre la naturaleza haciendo que ésta se seque y se haga estéril debido a la maldad de sus habitantes. Pero aun así Dios sostiene a los hambrientos fructificándolos por medio de bendecir sus ciudades, sus siembras y sus ganados. Nuevamente el pobre es despreciado y vencido por la tiranía de los poderosos, los males que sufren y las angustias por las que pasan. Además, la soberanía de Dios hace que los príncipes de este mundo sean menospreciados, anden perdidos, vagabundeando y sin saber dónde ir. Pero aun así Dios levanta de la miseria al pobre y hace que las familias se multipliquen exponencialmente.


La realidad que experimentamos hoy no dista mucho de la que describe el salmista. Los tiranos del presente siguen extorsionando a los ciudadanos hasta no poder más. Pero aun así Dios sigue bendiciendo a Sus hijos, aquellos que han puesto su fe en Jesucristo y le siguen. Para Sus seguidores Jesucristo es su Luz en un mundo que anda en tinieblas. Una de las marcas de andar en tinieblas es el trato al pobre del propio país y, por desgracia, tenemos millares de ejemplos en ese sentido hoy día. Jesús, en medio de la maldad de los hombres, quiere seguir bendiciéndonos. Por eso se acercó a nosotros, sufrió el martirio en una cruz por nuestros pecados y resucitó al tercer día. Solo Cristo puede iluminar tu vida. Cree en Él, arrepiéntete de tus pecados y síguele.

Malos, ¡a callar!

¡QUE DIOS TE BENDIGA! 

sábado, 6 de febrero de 2021

Aquella Luz Verdadera

El apóstol Juan nos presenta al Verbo, el Hijo de Dios, por medio de resaltar una serie de características propias en el capítulo uno de su evangelio. Nos dice que el Verbo existía desde el principio, estaba con Dios, y era Dios, todo fue creado por Él y sin Él no hubiese existido la posibilidad de crear nada. A renglón seguido Juan se detiene en una cualidad del Verbo: la luz. Expone que en el Verbo estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. No solo eso, sino que la luz tiene la cualidad extra de difuminar las tinieblas. La oscuridad desaparece instantáneamente cuando la luz, Jesús, aparece en escena.

Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. (Juan 1:9)

Y entró en escena. Aquella luz, que también posee la verdad porque es verdadera, no solo alumbra a todas las personas, sino que las quiso alumbrar de cerca al venir a vivir entre ellas. Jesús se acercó a nosotros para que viésemos Su luz de primera mano. Pero la mayoría de los hombres amaron más las tinieblas que la luz. Amaron más sus pecados que a Jesucristo. Prefirieron seguir en la oscuridad voluntariamente que ser iluminados por Cristo y dejar sus pecados. Dios no tuvo que condenarlos pues se condenaron ellos mismos al rechazar la luz de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas (Juan 3:19).

Aquellos que han abrazado la luz, echando mano de ella y creyendo en ella, han sido adoptados por Dios como Sus hijos de pleno derecho. Jesucristo, la luz, un día fue puesto en lo más alto de un monte y más alto que cualquier persona al ser clavado en una cruz. Así alumbró con Su mayor fulgor a todos los hombres, de todos los tiempos, etnias y condición. El mensaje que trasmitió fue sencillo: quien me reciba y crea en mí será salvo. Sus pecados serán perdonados y vivirá eternamente. Esto es posible porque la luz vino a este mundo y se apagó por tres días por causa de nuestros pecados, pero resucitó y Su brillo es aún más glorioso, si cabe. Querido lector, arrepiéntete de tus pecados, cree en Jesús y andarás en Su luz. Las tinieblas de tu pecado se disiparán.

¿Seguirás en las tinieblas?

¡QUE DIOS TE BENDIGA!