sábado, 29 de mayo de 2021

Nadie

Cuando el agua llega al cuello surgen las preguntas más profundas que en la bonanza ni siquiera se intuyen. Según Salomón Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón (Eclesiastés: 7:2). Pero hoy todos prefieren la “fiestuqui” y olvidar que el día menos pensado visitaremos la casa del luto como actores secundarios o como protagonistas. Se vive como si no hubiese un mañana. Sin embargo, ese mañana existe y es un lugar donde ya no habrá la posibilidad de preguntarse nada porque la respuesta será “perdí el tiempo de mi vida”.


¿Quién hará limpio a lo inmundo? Nadie. (Job 14:4)

 

Job, ante el aparente sin sentido de su sufrimiento ante la muerte de sus hijos, las pérdidas económicas, la enfermedad, unos amigos sabiondos y una esposa que le carcomía lo poco que quedaba sano de él, formula una serie de preguntas que de otra forma no hubiesen surgido de su mente. Una de esas preguntas es ¿quién hará limpio a lo inmundo? Hoy se intenta maquillar todo para que reluzca. La basura más putrefacta se nos presenta en los distintos medios como limpia, ecológica, inclusiva, feminista y resiliente. ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! (Isaías 5:20). Podrás creer que se puede cambiar la naturaleza de las cosas, pero creer eso no cambia las cosas. Lo inmundo no se puede limpiar. La respuesta que haya Job no da pie a la duda: NADIE. Nadie puede limpiar lo inmundo. Job quedó sin esperanza por su propia respuesta.


Tú y yo somos impuros por nuestros pecados. Los arrastramos de forma vergonzosa cada vez que algo, alguien o nosotros mismos los recordamos. Muchos viven acomplejados, avergonzados, traumatizados por sus inmundicias. En el fondo saben que nadie les puede curar. No hay esperanza. Si Job hubiese conocido a Jesús la contestación a su pregunta hubiera sido ALGUIEN. Jesucristo vuelve limpio lo inmundo porque se hizo inmundo en una cruz llevando nuestros inmundos pecados. Ya eres limpio de ellos, ya no eres inmundo. Solo pon tu fe en Jesús, reconciliándote con Dios arrepintiéndote de tus pecados y comienza a vivir la limpieza que la sangre de Cristo ha producido en ti.

Jesús te limpia.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 22 de mayo de 2021

Lo Que Necesita Esta Nación

Los cimientos que, no hace tanto, daban solidez a nuestras naciones están siendo taladrados a pasos agigantados. Lo que ahora prima es el pensamiento único de los que gobiernan “`por el pueblo” (solo sus votos) pero “sin el pueblo” (solo sus impuestos). Nos tienen enfrentados políticamente, sexualmente, científicamente, moralmente y religiosamente. Ahora ¡los vacunados son los buenos y los no vacunados los malos! La libertad de expresión y la libertad de elección están siendo cercenadas por ideologías cuya finalidad es el poder económico, sin más. Decadencia moral y espiritual es el fruto podrido resultante de una sociedad que ha decidido, de forma muy consciente, quitar a Dios de en medio.


Y Nehemías el gobernador, y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían entender al pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día santo es a Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis; porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley. (Nehemías 8:9)

 

¡Qué maravillosa escena describe este versículo bíblico! Por desgracia, muy lejano al quehacer de los poderes de hoy. Gobierno, religión y pueblo cada uno cumpliendo su papel, pero unidos por la Palabra de Dios. Todos unidos acababan de reconstruir los muros de Jerusalén, pero eso no bastaba para dar solidez a una nación. Podemos hacer grandes hazañas sin Dios y con Dios, sin embargo, no estamos capacitados para mantenerlas. Lo que hoy comenzamos sin Dios o con Dios, mañana lo acabamos pifiando. Lo bueno lo transformamos en malo. Hay una sola forma de mantener los logros sociales y espirituales: entender la Palabra de Dios. Una nación que posee líderes conforme al corazón de Dios, es una nación bendecida. Ellos harán entender al pueblo la voluntad de Dios hasta el punto de remover sus conciencias y corazones para volverse a Dios.


Por desgracia, sé que lo que hoy vemos y experimentamos a nivel social es solo los primeros dolores de un parto que acabará mal. Noé solo se pudo salvar a sí mismo, a pocos de su familia y a un montón de animales. La sociedad en la que Noé advirtió sobre el juicio que vendría por medio de las aguas estaba demasiado ocupada en el hedonismo a todos los niveles y no estaban dispuestos a creer en algo que no habían visto nunca, la lluvia. Hoy si hemos visto el fuego. El próximo juicio de Dios será por medio del fuego. Aunque sí hemos experimentado el fuego, con todo y eso, este mundo sigue ciego ante el aviso del juicio que Dios tiene para todos aquellos que siguen aferrados a sus pecados.


Como siempre proclamo desde estas letras, aún tienes posibilidades de huir del juicio de Dios. Jesucristo es la única respuesta y la única esperanza. En Su Palabra, la Biblia, se halla todo el conocimiento que necesitas para conocer Su voluntad. Jesús murió en una cruz, resucitó de la tumba para dar gloria a Su Padre y reconciliarnos con Él. Dios quiera que tus ojos se abran te arrepientas de tus pecados y por fe creas en Jesucristo para gloria de Dios y tu salvación eterna. Dios mío, ¿llegaremos a ver algún día a nuestra nación arrodillada ante ti igual que en aquella escena en la cual toda la nación era una buscándote?

Jesús, te necesitamos.

¡QUE DIOS BENDIGA ESTA NACIÓN!

sábado, 15 de mayo de 2021

Culpa, Vergüenza y Temor

Jesucristo tiene respuestas para todos. No importa la cultura en la que se haya nacido, el estrato social o las experiencias subjetivas de cada persona. Él te dará una respuesta satisfactoria a tu necesidad más acuciante. Si procedes de una cultura occidental los sentimientos de culpabilidad por haber transgredido las leyes te asaltarán cada vez que cometas un acto ilícito y buscarás, por medio de un pago o acción ser declarado inocente. Si tu cultura es oriental la vergüenza te acompañará si fallas a tu familia, grupo o nación y desearás restaurar las relaciones rotas y recuperar el honor perdido. Por último, si la cultura a la que perteneces es animista el temor a ofender a los espíritus y el intento de tener poder sobre ellos serán tu modus vivendi.

Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza. (Efesios 1:18-19)

Jesús alumbra el entendimiento de las personas y les hace ver, dependiendo de su cultura predominante qué deben saber para librarse de esas cadenas que arrastran, impidiendo ver la salvación de Dios en Jesucristo. Frente a la culpabilidad occidental la Biblia declara que hay esperanza de perdón para los culpables de sus pecados en Cristo. Para la vergüenza de los orientales hay restitución del honor de tal forma que tienen herencia en la familia de Dios. Aquellos animistas que viven esclavizados por el temor a sus dioses tienen la oportunidad de experimentar el gran poder de Jesucristo para liberarlos.

Jesucristo vino a salvar a todos. En Él no hay discriminación por sexo, etnia o cultura. Jesús puede responder plenamente a tus inquietudes hallando total satisfacción en aquello que buscas. Si te sientes culpable por tus pecados, Él te perdona. Si te sientes avergonzado por deshonrar a tu familia, Él te devuelve el honor. Si te sientes temeroso por creer que los espíritus te pueden dañar, Él te da Su poder porque venció sobre todo y todos. ¿Por qué puede hacerlo? Porque es Dios hecho hombre. Él fue perfecto sin culpa sin vergüenza y sin temor. Por eso se sacrificó por nosotros en una cruz, tomando el lugar de nuestra culpa, vergüenza y temor y otorgando la inocencia a los culpables, el honor a los avergonzados y el poder a los temerosos. Querido lector, arrepiéntete de tus pecados ante Dios, cree a Jesucristo y serás declarado inocente del pecado, honrado como hijo de Dios y protegido por Su poder infinito.

Jesús es tu respuesta.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 8 de mayo de 2021

El Qué Dirán

Por muy moderna, progresiva y resiliente que sea nuestra sociedad, o por lo menos así la están forzando a ser, aún quedan claros vestigios de una sociedad que vive en el qué dirán. Por un lado, ese pensamiento es positivo. Dentro de lo que cabe aún hay líneas rojas que por temor o vergüenza no se sobrepasan. Por otro lado, ese pensamiento es negativo. Las personas viven esclavas de otras personas intentando agradarlas para que las vean buenas y aceptables a los cánones sociales y culturales. No hacen nada que pudiera romper la paz quebradiza de lo políticamente correcto. Aunque por dentro vivan angustiadas prefieren poner buena cara y vivir para agradar a personas y que, a toda costa, la vean como una persona “chachi piruli”.

Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles. (Marcos 8:38)

Jesús lo tenía muy claro. Si alguien no le seguía porque se avergonzaba de Él, lo tenía crudo. Muchos se plantean el qué dirán si de pronto creo en Jesús. Si han proclamado a los cuatro vientos su ateísmo y han sido aceptado por ello en medio de loas por sus amigos y conocidos, ¿qué dirían si se pasan al otro bando? Si han sido toda la vida católicos, testigos de Jehová o musulmanes y descubren que Jesús es la verdad y sus religiones falsas, ¿serían valientes y dejarían todo por seguir a Jesús, aunque los que les aplaudían les aborrezcan excluyéndolos de su círculo de amistad?

La soga al cuello que llevas si eres de esos del qué dirán te llevará ante Jesucristo, si te avergüenzas de seguirlo, a que un día Él se avergüence de ti. Por no tomar la decisión firme de seguirlo debido a la presión del qué dirán de unos pocos, Su Padre y una multitud incontable de santos ángeles verán como Jesús se avergüenza de ti. Créeme esa vergüenza será mucho mayor de la que sufrirías hoy ya que sería por pocas personas y poco tiempo. La vergüenza eterna de haber rechazado a Jesucristo no es comparable con nada. Querido lector, deja de avergonzarte de Jesús porque te va la vida en ello. Aquí te juegas tu eternidad. ¿Cielo o infierno? Tú eliges. La puerta que hay que cruzar se llama valentía. Valentía de reconocer que Jesús era quien dijo que era: Dios. Valentía de reconocer que sólo Él puede salvarte del infierno y arrepentirte de tus pecados. Valentía para dejar todo lo falso y el temor al qué dirán porque lo que digan los demás no tiene, ni por asomo, el peso y autoridad de Jesús. Arrepiéntete de tus pecados y cree en Jesucristo. Él no se avergonzó de ti al morir en una cruz para rescatarte.

No te avergüences de Jesús.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 1 de mayo de 2021

El Reino de los Cielos es Diferente

El Reino de los Cielos nada tiene que ver con los reinos de este mundo. La primera diferencia estriba en los intereses personales de aquellos que dirigen las naciones. Los que gobiernan las naciones, según Jesús, se enseñorean de ellas y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad (Mateo 20:25). En una frase Jesucristo retrata a los mandamases y sus intereses. Por un lado, los gobernantes controlan al pueblo y sus riquezas esclavizándolos en beneficio propio. En el otro lado, pero no muy lejos de los gobernantes, están los que Jesús llama grandes. Éstos bien pudieran ser aquellos que, debido a sus riquezas, fama o posición se auto erigen como dictadores de lo bueno y lo malo por medio de actuar con pleno privilegio en beneficio propio. El nexo común entre las dos facciones, gobernantes y grandes, es que todo lo hacen en pro del beneficio propio.

Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña. (Mateo 20:1)

El dueño de la viña contrató en la mañana a unos obreros y convino con ellos pagarles el sueldo de un día. A las nueve de la mañana, al medio día y sobre las cinco de la tarde siguió contratando jornaleros para su viña. Les dijo a estos últimos que recibirían un pago justo. Todos recibieron el mismo salario que los primeros contratados, el salario de un día de trabajo. El dueño de la viña lo tenía claro. Él procedía de forma justa porque suyo era el dinero porque lo había ganado trabajando. La viña era la fuente de sus ingresos. Los trabajadores eran suyos porque cobraban conforme a un contrato acordado justamente entre dos partes. El dueño tenía todo el derecho a desplegar su propio sistema de pagos y decidió pagar a todos por igual.

En esto consiste la salvación que Jesucristo da a todos aquellos que ponen su fe en Él. No importa si has sido llamado en la mañana de tu vida, a las nueve, a las doce o a las cinco. Lo que importa es que has recibido a Jesús y te has salvado. Es maravillosa la justicia del Reino de los Cielos porque todos reciben las mismas bendiciones del Único realmente Justo, Jesucristo. Él vino a morir en una cruz como pago por nuestros delitos y pecados al Dueño de la Viña, el Padre. Ya no recibimos el infierno que merecemos porque Jesús puede salvarnos. Querido lector, este mundo está diseñado para esclavizarte porque todos están corrompidos hasta la médula. Solo Jesús es Justo y Su Reino limpio de corrupción. Arrepiéntete de tus pecados, cree en Jesús y tendrás el pago justo que Dios ha dispuesto para ti, la vida eterna.

Jesús paga justamente.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!