Vivir sin altivos al lado es añadir tranquilidad a la vida. Los altivos son aquellos que saben de todo y esparcen su “sabiduría” por doquier. No dejan hablar a nadie e interrumpen todo el tiempo a los que opinan diferente a ellos. Necesitan, cual pavos reales, mostrar sus plumas al viento pavoneándose de sus opiniones y estatus. Se ufanan de no necesitar a nadie, pero los demás, según sus creencias, sí los necesitan a ellos. No creo en que existan personas tóxicas, solo existen personas que se han intoxicado de ellas mismas al mirarse en el espejo de la bruja de Blancanieves.
Y cantarán de los caminos del Señor, Porque la gloria del Señor es grande. Porque el Señor es excelso, y atiende al humilde, Mas al altivo mira de lejos. (Sal. 138:5-6)
¡Qué diferentes son los humildes! Ellos cantan al Señor porque aman Sus caminos, por la grandeza de Su gloria, porque es excelso y los atiende. Un Dios tan grande los ama, un Dios tan excelso los atiende. Los humildes no hallan por aquí muchos que se fijen en ellos, por eso, cuando se encuentran con Jesucristo, se enamoran de Él. El Señor los escucha y responde a sus necesidades. Entonces los humildes siguen siendo humildes porque reconocen la grandeza de Su Señor y se alejan de los altivos porque le desprecian. Un pequeño test: ¿Desprecias a Jesucristo? Eres altivo. Para que Jesús te mire de cerca, sé humilde.
Jesucristo, siendo Dios, se humilló. Dejó el cielo y vino a la tierra. Dejó Su gloria y belleza y se confinó en un cuerpo de hombre. Dejó la adoración celestial que merecía y recibió los insultos que no merecía. Murió en una por la altivez de la humanidad el más humilde de los hombres. Todo por una panda de altivos entre los que estuve yo. La humildad es una gran cosa. Si la humildad hace que Dios se apiade de mí es la mejor cosa que podamos tener. Sé humilde y Dios pondrá Sus ojos en ti. Si eres altivo Jesús está muy lejos de ti y un día, cuando menos lo esperes, habrá una distancia infinita entre Dios y tú, el infierno que los altivos se niegan a ver. Sé humilde, arrepiéntete de tu altivez de corazón y sé humilde. Dios, el Ser más excelso del universo, se agradará de ti.
La altivez es mortal.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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