El amor de Dios es eminentemente práctico. Tanto es así que el nacimiento de Jesús nos da una imagen en acción del amor de Dios. Si resumimos el por qué Dios envió a Su Hijo a nacer como un niño, diríamos lo siguiente: Dios envió a Su Hijo para mostrarnos Su amor y enseñarnos en qué consiste Su amor. Más resumido aún: El Dios que es amor envía a Su Hijo a salvarnos. ¿Por qué tiene Dios que mostrarnos Su amor? Primero, porque Él no puede dejar de amar de forma práctica. Segundo, porque nosotros no sabemos amar de forma práctica. El amor de Dios no podemos imitarlo a no ser que Él nos enseñe a ponerlo en práctica.
En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. (1 Juan 4:9-10)
Lo que primero hizo Dios no fue darnos una clase teórica sobre qué es Su amor. Lo primero que Dios hizo es dar una lección práctica y visual de Su amor puesto en funcionamiento. Más vale una imagen que mil palabras, y Dios nos ofreció esa imagen. Su amor fue sacrificial. El amor que Dios practica es costoso para Él. Dios envió a su único Hijo aquí. Con esto nos dice que Su amor por nosotros es infinito, hasta el punto de regalarnos a Su Hijo en sacrificio por nuestra salvación. Ahora que hemos visto el amor de Dios en acción, viene la lección teórica. Ahora nos sentamos en nuestras bancas del colegio y Dios nos explica en qué consiste Su amor. Pon en modo de grabación a tu cerebro y corazón. El amor de Dios es desinteresado. Dios no buscó que le amasen por el sacrificio de Su Hijo. El amor de Dios hacia nosotros es unilateral. Dios nos amó a pesar de que nosotros ni siquiera supiésemos que tal amor existía. Es más, muchos aborrecen abiertamente ese amor.
Advertencia: Un día el amor de Dios cesará por aquellos que decidieron no creer en Jesucristo y siguieron sus propias creencias. No amar a Dios acaba en que Dios no te amará. Ahora es el momento de amar a Dios. Tras la muerte el amor de Dios se acaba para el incrédulo. El propósito del amor sacrificial de Dios al enviar a Su Hijo unigénito es para que vivamos por Él. Que imitemos Su amor sacrificial por los demás. El propósito del amor desinteresado de Dios al enviar a Su Hijo unigénito fue que Jesucristo pagase la deuda que contrajimos con Dios por causa de nuestros pecados en una cruz. Tus deudas fueron pagadas por Jesús y Dios te puede y quiere perdonar. Querido lector, que esta Navidad nazca Jesús en tu mente y corazón. Así descubrirás como te ama Dios de forma práctica.
Si quieres amar, conoce a Jesús.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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