Estoy seguro que muchos de los que se topan con este blog se
toman su mensaje como mítico o legendario. El mensaje contenido aquí, para
ellos, es anacrónico, anticuado y superado desde tiempo ha. A mí, realmente, no
me extraña ya que así ha sido desde que es conocido el mensaje del amor de Dios
hacia el hombre: el evangelio de Jesucristo. También, estoy seguro que debo
seguir predicándolo, aunque otros lo encuentren desfasado e inútil. Dios quiere
que lo haga, y lo seguiré haciendo. ¡El evangelio es el único mensaje de
esperanza para este mundo deteriorado por el pecado y sin esperanza!
Ahora bien, la gente prefiere creer en tradiciones
orientales, su ciencia, su consejo, la religión y su capacidad con el fin de
salvarse por méritos propios. La gente hace y experimenta mil millones de
situaciones y creencias con tal de no dar su brazo a torcer ante un Dios que
demanda arrepentimiento de los pecados y fe. He de reconocer que es muy fácil
seguir mis propios pensamientos para no doblegar mi soberbia y orgullo, aunque
la evidencia y la conciencia me hablen en otra dirección: ¡En el hombre no hay
esperanzas de salvación!
Déjame que insista: Solo en Jesús hay salvación porque el
cargó con todos los pecados de la humanidad. Sí, con los tuyos, los de tus
vecinos y los míos. Jesús pagó en una cruz para que pudiésemos ser salvos de la
ira que pendía sobre nosotros por haber pecado dejando a Dios de lado. ¡Amor
inefable! Esta historia no es un mito y no es una leyenda. Esta historia es la
pura verdad, la creas o no. Hay pruebas científicas, hay testigos oculares, hay
infinidad de documentos que lo avalan. ¡Jesús nos visitó!
Dios, por medio de Su Hijo Jesucristo, dio el primer paso. Tú
debes responder: creer o no creer, esa es la cuestión. La única cuestión para
decidir donde pasas la eternidad: Cielo o Infierno.
Tú eliges qué creer.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!