sábado, 29 de enero de 2022

Oposición a Dios

Hoy la figura autoritaria del padre está devaluada y hasta ridiculizada. Desde tiempo atrás el papel que desempeñaba el padre de familia se ha devaluado, por la dejadez de los propios padres, hasta convertirlo en un mero colega y amigo chachi piruli de sus hijos. Lo patético del asunto es que otros, que no aman a los hijos de otros ni remotamente como sus padres, usurpan ese papel autoritario que deben ejercitar los padres y “educan” o más bien influencian allá donde esos padres no quieren. El resultado obvio son niños mal criados porque sus padres fueron remisos (¡flojos!) para educarlos como Dios manda. En vez de bendecirlos, los han maldecido y la soga puede que nunca se rompa.

Si continuáis en vuestra oposición a mí, y no me queréis oír, yo enviaré sobre vosotros siete veces más plagas por vuestros pecados. (Levítico 26:21)

El pueblo de Israel fue advertido por Dios a través de Moisés de los males que le sobrevendrían si se oponían a obedecerlo. Dios es el Padre perfecto. Por eso es Dios. Él desea lo mejor para Sus hijos y, no solo les advierte de no desviarse, sino que, además, está dispuesto a corregirlos por medio de un severo castigo. Tal como haría un padre con la cabeza en su sitio. Dios bendice a Sus hijos, ¡sí! Dios castiga a Sus hijos, ¡sí! Todo aquel que se opone a Dios recibe el castigo que merecen sus actos contrarios a la voluntad de Dios. Ahora bien, los hijos de Dios reciben el castigo para bendición y Él ha prometido restaurarlos “Yo no los desecharé” (Levítico 26:44). Como un padre con dos dedos de frente haría con sus hijos.

Querido lector, ¿eres hijo de Dios? Hijo de Dios son aquellos que han creído en Jesús como único Salvador y Señor por medio de la fe en Su sacrificio en la cruz por ellos. Sus muchos pecados los han ahogado y humildemente se han arrepentido de ellos delante de Dios. Puede que vivas la mar de tranquilo. Puede que vivas sin temores. Puede que vivas sin necesidades. Pero todo eso son narcotizantes que te llevarán al mismo infierno. El secreto de la salvación es obedecer a Dios y eso solo lo pueden hacer Sus hijos gracias a que Él los educa y corrige con mano firme. Igual que un padre ama a sus hijos. La única forma para que Dios no te deseche es pertenecer a Su pueblo, la iglesia de Cristo, a través de poner tu fe en Jesús y arrepentirte de tus muchos pecados.

No te opongas, sino ríndete ante Jesucristo.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 22 de enero de 2022

Sal del Molde

Es fácil imitar sin darse cuenta de ello. Somos hijos de nuestro tiempo, dirían algunos. Nuestras maneras de vivir son el fruto de nuestra manera de pensar y, aunque nos gusta sentir que somos libres, la realidad es otra muy diferente. Somos esclavos de nuestro tiempo. Por lo tanto, es fácil amoldarse a los requerimientos sociales que trasuntan en cada época. Este mundo tiene un mismo molde para todos. Si te sales del molde serás visto como alguien raro que no cumple con las reglas (aunque no estén escritas) de lo socialmente correcto y admisible. Amoldarse es sinónimo de falta de libertad.

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. (Romanos 12:2)

Acabo de aprender una palabra nueva: apateísmo. La palabra viene de apatía (falta de interés) y teísmo (creencia en Dios). El significado resultante es indiferencia o falta de interés por las cosas de Dios. El molde que esta sociedad está imponiendo es la indiferencia hacia el Dios revelado en la Biblia. No es que la gente ha dejado de indagar en el mundo espiritual. Es que la gente busca en cualquier sitio respuestas a sus inquietudes espirituales, excepto en el Dios revelado en la Biblia por medio de Jesucristo. Contra ese molde mundano, que desecha a Jesucristo, nos advierte el apóstol Pablo.

La Biblia te aconseja: sal del molde. Una sola cosa se puede hacer para desmoldarnos: trabajar en la transformación de la renovación de nuestros pensamientos. El propósito no es otro que descubrir cuál es el pensamiento de Dios. En un mundo apateísta por amoldamiento (no por haberse puesto a profundizar en el pensamiento ideológico mundano) la solución es pensar como Dios piensa, y eso les da pereza. Todo lo que suena a transformación, renovación, pensamiento y comprobar es demasiado esfuerzo en una sociedad acostumbrada a la velocidad del microondas e internet. Solo a los que han tomado la decisión de salir del molde Cristo les muestra Su buena voluntad, agradable y perfecta. Él sufrió en una cruz dando Su vida por ti y por mí para que conociésemos la Verdad. Él es la Verdad. Esa Verdad que descubrimos cuando nos desmoldamos valientemente y creemos en Jesús, nos arrepentimos de nuestros pecados y vivimos según Sus pensamientos y no los moldeados por un mundo apateísta.

No sigas el modelo mundano, sigue a Jesús.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!


sábado, 15 de enero de 2022

¡Vamos a Morir Todos!

¿Cuántas advertencias necesitamos para dejar de desobedecer a Dios? ¿Cuántas pruebas pasaremos para darnos cuenta que vamos por mal camino? Faraón y su pueblo son un ejemplo de desobediencia a la voluntad divina a pesar de las pruebas que Dios mismo les hizo padecer por su obstinación y rebeldía. Dios nunca ha cesado de revelar Su voluntad a las naciones, pero éstas se empeñan en seguir la tendencia arraigada profundamente de sus pecados. Al igual que Faraón y los egipcios, desoyen la voluntad de Dios revelada en la Biblia. Aunque viven calamidades provocadas por ellos mismos, debido a la dureza de sus mentes y corazones, que se rebelan contra todo lo que provenga de Dios, siguen en sus trece.

Vamos a morir todos. (Éxodo 12:33)

Faraón y los egipcios, solo cuando vieron peligrar sus vidas, hicieron lo que Dios les pedía: dejar marchar a Su pueblo para adorarle en el desierto. “Si no dejamos marchar al pueblo de Israel, ¡vamos a morir todos!" La prueba la tuvieron en los primogénitos de Egipto. Todos sus primogénitos murieron, hasta los primogénitos de los animales. Pero en algo se equivocaron rotundamente: ¡NO VAMOS A MORIR TODOS! Dios protegió a los primogénitos de Israel porque fueron obedientes a las directrices que Dios les dio. Para salvar de la muerte a sus primogénitos debían pintar los dos postes y el dintel de sus puertas con sangre de corderos. Así lo hicieron y nadie murió en Israel.


El cordero sacrificado, que debían comer en la pascua judía, y la sangre cubriendo la entrada de sus casas representan a Jesucristo. Él fue el Cordero de Dios que derramó Su sangre clavado a dos postes de madera, una cruz, para que todos aquellos que se protegieran detrás de Él no murieran. ¡NO VAMOS A MORIR TODOS! Solo aquellos que siguen los dictámenes de Egipto y Faraón obstinados en hallar en ellos la seguridad, prosperidad y salvación que esperan. Viven tan cegados que con unas migajas son felices. Continúan rechazando poner la fe en Cristo con mil excusas absurdas mientras su mundo se cae a pedazos. Querido lector, te invito a salir de Egipto y del influjo de Faraón. Arrepiéntete de tus pecados ante Dios, vuélvete a Jesucristo y serás eternamente salvo de todo aquello que te está arrastrando al infierno: tu credulidad a Faraón y Egipto y tu incredulidad hacia Jesucristo.

Jesús o Faraón, tú decides.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 8 de enero de 2022

Destituido

Más de uno veríamos de justicia que algunos fuesen destituidos de sus cargos ya sea por la ineficacia, traición o inmoralidad en el diario desempeño de sus labores. La prevaricación, conocimiento de las leyes y saltárselas a la torera, es motivo suficiente para ser destituido de un cargo sea menor o mayor. Pero el destituirlos, para tranquilidad de los malos gestores, no es flor de esta sociedad porque transige con los males de una casta privilegia con tal de recoger migajas. Menos mal que no hay mal que por cien años dure ni cuerpo que lo aguante… en este mundo.

Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. (Romanos 3:23)

Para la Biblia todos estamos destituidos, pero no de un cargo más o menos relevante por incompetencia profesional o moral, sino que estamos destituidos por nuestra incompetencia personal y moral de la mismísima gloria de Dios… en este mundo y en el venidero. La causa: nuestros pecados. De eso no se libra nadie porque todos han pecado de forma muy consciente e intencional. Al igual que el prevaricador no obedece la ley a sabiendas, nosotros nos saltamos la ley de Dios a sabiendas y voluntariamente… sin que nos empujen. Aquí podrás escabullirte del juicio de los hombres, sin embargo, de Dios no te puedes escaquear porque tus pecados son visibles ante Él.


Solo hay una esperanza y espero, por tu bien, que te acojas a ella. Esa esperanza es Jesucristo. Él vino a nosotros para librarnos de la condenación por el pecado. Se sacrificó en una cruz para que pudieses recibir el perdón de Dios si te arrepientes de ellos. Tus pecados no te pueden condenar a menos que elijas no creer en Jesucristo. Tu única esperanza es creer en Él como tu único Señor y Salvador. Hazlo hoy, querido lector. De lo contrario, te encaminarás a un lugar inaguantable como es el infierno… en el mundo venidero.

Líbrate de la destitución eterna creyendo en Jesús.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 1 de enero de 2022

2022

Después de un par de años convulsos la incertidumbre es la “nueva normalidad”. ¿Qué deparará este nuevo año que comenzó hoy? La gran mayoría sigue confiando en la ciencia para mitigar sus males, aunque está les haya fallado estrepitosamente. Los que confían en los políticos siguen ciegos ante la evidencia de sus desfalcos y prevaricaciones. Por desgracia, pocos son los que ponen su confianza en Dios buscando en Él la fuente de toda esperanza. Dios no falla. El hombre, sí. Dios desea salvar a la humanidad. El hombre destruirla para su propio beneficio. No hay más ciego que el que no quiere ver, como dice el refrán.

Así ha dicho el Señor: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta del Señor. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. (Jer. 17:5-6)

 

Este año traigo un mensaje pesimista: si se sigue confiando en el hombre y dándole la espalda a Dios toda esperanza es inútil. Recuerda: el hombre falla y Dios, no. La confianza en las capacidades humanas es tan grande hoy día que se ha desterrado a Dios de la ecuación. Las criaturas creadas por Dios se han vuelto totalmente en su contra. El futuro de los que actúan de esa guisa tienen el futuro muy oscuro. Estarán secos y muertos, como la retama en el violento desierto. Serán tan insensibles, como los muertos, que no percibirán ni un atisbo de bondad cuando pase por su lado. Su lugar de residencia está seco y solitario, como el desierto. Estás imágenes no son nada esperanzadoras para aquellos que persisten en tener fe en hombres como ellos.

Bendito el varón que confía en el Señor, y cuya confianza es el Señor. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. (Jer. 17:7-8)


Este año no quiero dejar solo un mensaje pesimista: si se confía en Dios y se le da la espalda al hombre toda esperanza es posible. Recuerda: el hombre falla y Dios, no. Si el hombre que confía en el hombre está maldito, el hombre que confía en Dios está bendito. La fertilidad riega su vida porque habita en tierra fértil regada por aguas, donde el calor y la sequía no lo secan, sino que siempre está sano y bien enraizado. ¡Qué diferencia! El maldito vive en el desierto y el bendito vive en tierra fértil. El maldito se encamina al infierno y el bendito se encamina al cielo. El maldito sigue a su padre, el diablo, y el bendito sigue a Jesucristo. Una vez más te hago un llamado a depositar tu fe en Jesús. Él dio Su vida por ti en una cruz para reconciliarte con Dios y librarte de la maldición que tus muchos pecados han provocado. Ahora tienes la oportunidad de tener paz con Dios y ser uno de Sus benditos. Arrepiéntete de tus pecados y sigue a Jesucristo.

Escoge, maldición o bendición.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!