Hoy la figura autoritaria del padre está devaluada y hasta ridiculizada. Desde tiempo atrás el papel que desempeñaba el padre de familia se ha devaluado, por la dejadez de los propios padres, hasta convertirlo en un mero colega y amigo chachi piruli de sus hijos. Lo patético del asunto es que otros, que no aman a los hijos de otros ni remotamente como sus padres, usurpan ese papel autoritario que deben ejercitar los padres y “educan” o más bien influencian allá donde esos padres no quieren. El resultado obvio son niños mal criados porque sus padres fueron remisos (¡flojos!) para educarlos como Dios manda. En vez de bendecirlos, los han maldecido y la soga puede que nunca se rompa.
Si continuáis en vuestra oposición a mí, y no me queréis oír, yo enviaré sobre vosotros siete veces más plagas por vuestros pecados. (Levítico 26:21)
El pueblo de Israel fue advertido por Dios a través de Moisés de los males que le sobrevendrían si se oponían a obedecerlo. Dios es el Padre perfecto. Por eso es Dios. Él desea lo mejor para Sus hijos y, no solo les advierte de no desviarse, sino que, además, está dispuesto a corregirlos por medio de un severo castigo. Tal como haría un padre con la cabeza en su sitio. Dios bendice a Sus hijos, ¡sí! Dios castiga a Sus hijos, ¡sí! Todo aquel que se opone a Dios recibe el castigo que merecen sus actos contrarios a la voluntad de Dios. Ahora bien, los hijos de Dios reciben el castigo para bendición y Él ha prometido restaurarlos “Yo no los desecharé” (Levítico 26:44). Como un padre con dos dedos de frente haría con sus hijos.
Querido lector, ¿eres hijo de Dios? Hijo de Dios son aquellos que han creído en Jesús como único Salvador y Señor por medio de la fe en Su sacrificio en la cruz por ellos. Sus muchos pecados los han ahogado y humildemente se han arrepentido de ellos delante de Dios. Puede que vivas la mar de tranquilo. Puede que vivas sin temores. Puede que vivas sin necesidades. Pero todo eso son narcotizantes que te llevarán al mismo infierno. El secreto de la salvación es obedecer a Dios y eso solo lo pueden hacer Sus hijos gracias a que Él los educa y corrige con mano firme. Igual que un padre ama a sus hijos. La única forma para que Dios no te deseche es pertenecer a Su pueblo, la iglesia de Cristo, a través de poner tu fe en Jesús y arrepentirte de tus muchos pecados.
No te opongas, sino ríndete ante Jesucristo.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!