sábado, 24 de noviembre de 2018

La Ira de Dios Sobre Ti


Nadie leería el periódico de hoy de forma simbólica ni escucharía las noticias interpretándolas de forma mística. Cuando leemos y escuchamos lo natural es interpretar conforme a la literalidad de lo leído o escuchado. Cuando de interpretar la Biblia se trata hay facciones dentro del Cristianismo que la literalidad del lenguaje se la saltan a la torera. El problema es que van a mandar a multitudes de personas directamente al infierno con sus interpretaciones sobre el “buenismo” de Dios que usan los católicos y los evangélicos que se autodenominan inclusivos. “Todos se salvarán porque Dios es amor”, gritan al viento.

El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. (Juan 3:36)

El texto anterior es claro: creer en Jesús da vida eterna y rehusar a Jesús conlleva la ira de Dios. Es una mentira diabólica creer lo contrario. El pecado tiene sus consecuencias físicas, morales y espirituales. Los que proclaman lo contrario desprecian el sacrificio de Cristo en la cruz. Si al final Dios es bueno y todos se salvarán, ¿para qué vino Jesús entonces? Hizo poco más que el ridículo más espantoso. ¡El hombre no necesita un salvador! ¡El hombre puede salvarse asimismo! Todo termina donde empezó: el hombre es autosuficiente (como Juan Palomo: Yo me lo guiso, yo me lo como) y no necesita a Dios. El pecado de Edén se repite sistemáticamente en una espiral sin fin.

Creer en Jesús es la única solución. No creer en el Jesús histórico, no creer en el Jesús místico, no creer en el Jesús revolucionario sino creer en el Jesús resucitado, Dios y Hombre que vino a rescatarnos de la esclavitud de nuestros pecados los cuales nos separan de la vida que Dios nos puede y quiere dar. Creer en Jesús es la única solución. Creer sin cambios, no es creer. Cuando Jesús llega a la vida de una persona la va transformando a Su imagen, a la imagen que Dios tenía ideada y que nada tiene que ver con la corrupción que padecemos por el pecado. Si crees en Jesús, vives. Si no crees en Jesús, mueres.

Que no te engañen.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 17 de noviembre de 2018

Locura Social


“Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”. Esta frase, de autor incierto, viene ni que pintada a lo que vivimos en la actualidad. Una y otra vez tropezamos en la misma piedra porque creemos que haciendo lo mismo hallaremos algo distinto: la solución a todos los males que nos aquejan. Es como darse cabezazos contra la pared pensando que una nueva idea vendrá a dar solución al problema. ¿No será mejor dejar de hacerse daño, sentarse plácidamente y pensar? Ayer, mirando de soslayo un periódico gratuito las encuestas daban como ganador a los sempiternos pesoítas. Todo indica que buscamos cambios con lo mismo que ha demostrado no funcionar.

Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo. (Mateo 15:14)

Detrás de la famosa frase de Jesús subyace una falta de entendimiento del ser humano pasmosa. Los ciegos representan los faltos de entendimiento y estos, a su vez, dirigen a otros ciegos (faltos de entendederas) a un callejón sin salida. Jesús nos pone en alerta de ello: lo que le pasa a la sociedad es la falta de entendimiento por eso repiten viejas fórmulas que no funcionan dado que temen los cambios. Es paradójico que todos ofrezcan el cambio y nadie lo quiera realmente. ¿Qué habría que entender para un cambio real? El evangelio. Jesús no ambicionó entronizarse con los poderes fácticos. Él buscó reinar en el corazón de cada persona abriendo el camino por medio de Su sacrificio en la cruz. Tu cambio comienza con creer en Jesús y arrepentirte de tus pecados. Eso no es locura sino lo único que podemos hacer para obtener resultados diferentes.

El cambio es Jesús.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 10 de noviembre de 2018

El Qué Dirán


En infinitas ocasiones podemos comprobar de primera mano como otros y nosotros mismos se mueven por “el qué dirán”. Nuestra cultura vive influenciada por las apariencias y, por lo tanto, nos importa hasta extremos inusitados lo que el de enfrente pueda pensar en cuanto a la manera de pensar y actuar que tenemos. Lo que subyace debajo del qué dirán es una tremenda vergüenza a ser descubiertos. Aquí se ve raro el que es íntegro y se expresa llanamente. ¿De qué nos avergonzamos? Nadie se avergüenza por sus méritos y buenas acciones. El foco de nuestras vergüenzas son las malas acciones y pensamientos: “si alguien supiera qué he hecho y qué pienso no me volverían a hablar”, pensamos. La vergüenza da paso a otro temor, la soledad. Es decir, quedarnos solos por nuestras deplorables acciones.

Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron. (Marcos 14:50). Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: ¡Bah! tú que derribas el templo de Dios, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo, y desciende de la cruz. (Marcos 15:29-30)

Le dejaron solo y le clavaron en una cruz. Jesús sufrió la soledad de todos aquellos que huyeron ante el peligro que supuso su arresto. De igual manera, Jesús sufrió la vergonzosa cruz ante aquellos que deseaban verlo morir y fracasar. Si hay alguien que no mereció sufrir la vergüenza y la soledad este fue Jesús. Él no tenía pecados de los cuales avergonzarse ni motivos para que los suyos se alejasen de Él, dejándolo solo en los momentos de mayor necesidad. ¡Jesús sufrió! Sí, pero no fueron sus culpas sino las nuestras las que le llevaron a tal circunstancia. Lo hizo para que nuestra vergüenza y soledad tuvieran consuelo y se transformaran en paz por medio del perdón de nuestros pecados y el regreso a casa, donde el temor, la vergüenza y la soledad no existen. Sé como el hijo pródigo que volviendo en sí, dijo: Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti (Lucas 15:18).

No más vergüenza y soledad.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 3 de noviembre de 2018

¡Qué Risa da la Muerte!


“Vestimos a los niños de Halloween para que se rían de la muerte y luego nos da miedo llevarlos al cementerio no vayan a traumatizarse”[1], comenta el juez Emilio Calatayud. No puedo negar mi admiración por este señor tan bien “plantao” en cuanto a razonamiento lógico que le lleva hacia prácticas coherentes en el desempeño de su labor. Escucharlo es más refrescante que un oasis en el desierto que transitamos día a día debido a “lo políticamente correcto” y a la corrupción rampante económica, política y moral. La incongruencia de los mayores se está cebando en sus hijos, creo que esa es la explicación resumida de Calatayud. Los hijos viven dos realidades y así salen como salen. Por un lado, aprenden a reírse de la muerte y, por otro lado, aprenden a vivir aterrados ante ella.

¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? (1 Corintios 15:55)

El cristiano enfrenta a la muerte como una servidora que lo lleva ante su amado Señor. El veneno del aguijón ha perdido su efecto mortal y el sepulcro ya no puede retenerlo. ¡Aleluya! Alabado sea el Señor. Halloween es un desafío a Dios ante la evidencia de la muerte que le hace el juego al mismísimo diablo. Pero no lo saben… aunque sí lo saben. ¿Puedes decir que la muerte ya no es lo peor que te puede pasar? ¿Te has dado cuenta que lo peor es vivir eternamente fuera de la presencia de Dios?


Jesús vino a destruir el efecto trágico de la muerte y convertirla en un paseo hacia la gloria. ¿Estás preparado para que ese paseo no acabe en el infierno? Un día esto se acabará y comenzará el destino eterno. Cree en Jesús y arrepiéntete de tus pecados de lo contrario el aguijón de la muerte te envenenará y el sepulcro te cerrará el paso eternamente. Aún hay esperanza por medio de Jesucristo.

La muerte es algo serio.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!