¿Qué les sucede a los que mueren sin Cristo? Esa pregunta
tiene dos formas de contestarse. Una manera de contestarla es por medio del
pensamiento universalista que nos enseña que todas las religiones son iguales,
es decir, todos los caminos llevan a Roma. La Biblia nos muestra un paisaje muy
distinto donde se restringen las posibilidades que da el pensamiento
universalista a uno solo: Jesucristo.
Repasemos estas siete verdades reflejadas en el libro de
Romanos, uno de los escritos del apóstol Pablo.
Primera verdad: Toda la gente tiene conocimiento de Dios
Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. (Romanos 1:19-20)
Segunda verdad: Toda la gente rechaza a Dios
Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. (Romanos 1:21)
Tercera verdad: Toda la gente es culpable delante de Dios
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. (Romanos 3:10-12)
Cuarta verdad: Toda la gente está condenada por rechazar a
Dios
Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. La justicia es por medio de la fe. (Romanos 3:20)
Quinta verdad: Dios ha provisto un medio de salvación para
los perdidos
Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. (Romanos 3:21-23)
Sexta verdad: La gente no puede llegar a Dios por otro medio
que no sea la fe en Cristo
Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. (Romanos 10:9-10)
Séptima verdad: Cristo le ordena a la Iglesia que les dé a
conocer el evangelio a todos los pueblos[1]
Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! (Romanos 10:13-15)
Morir sin Cristo es morir.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!