El furor que provoca en las masas Pokemon Go es más que
evidente: te lo cargas en el móvil y a la caza del Pokemon. Ver como literalmente
multitudes van detrás de atraparlos hace pensar lo fácil que es mover a las
masas con una simple zanahoria atada al extremo de un palo. Lo triste es que la
multitud no son burros sino personas que están llenando sus vidas por medio de
divertimentos que llenan sus vidas efímeramente y a la espera de que otros
hagan algo novedoso vuelva a llenar con nuevos pasatiempos sus, al parecer,
vidas vacías.
Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. (Mateo 9:36)
Jesús hubiera dicho lo anterior al ver la multitud de
cazadores de Pokemon de Japón y otras partes del mundo. Sí las multitudes están
desamparadas, o lo que es lo mismo, desatendidas en lo que realmente es
necesario. Igualmente las multitudes están dispersas (aunque se las vea muy
juntas “a la caza del pokemon). Cada cual persigue llenarse para dar sentido a
su vida pero lo hacen sin nadie que realmente los guíe a buenos pastos, como lo
haría un pastor con su rebaño. Somos como ovejas que no tienen pastor y Jesús
tiene compasión por nosotros.
Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. (Juan 10:11)
Jesús no persigue un beneficio económico al tratar con cada
uno de nosotros. Él tiene todas las riquezas del universo. Tampoco persigue la
fama porque es el creador de todo lo que existe. Jesucristo se sabe el buen
pastor porque dio Su vida por las ovejas, nosotros. Créeme si te digo que los
creadores de Pokemon Go no están dispuestos a dar sus vidas por las personas
que les siguen yendo tras sus muñequitos virtuales. Es todo lo contrario, las
multitudes van tras esos creadores llenando sus bolsillos y elevándolos al
altar de la fama.
Realmente Jesús sabe lo que necesitas pues tu vida la diseñó
para algo más importante e interesante que cazar pokemons. No estoy contra la
diversión. Estoy en contra de desperdiciar la vida en todo aquello que no
merece la pena. Jesús te da la opción de invertir tu vida en aquello que
perdura, lo eterno. Él dio Su vida en una cruz por amor a ti para que tuvieras
la oportunidad de reconciliarte con Dios, arrepentirte de tus pecados e ir al
Cielo. Eso es algo que no te puede facilitar la caza del Pokemon.
Ve tras Jesús.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!