La mano que mece la cuna de esta sociedad desea pasar
inadvertida. Su trabajo se ciñe a inspirar y facilitar el mal entre los seres
creados a imagen de Dios. A esa mano le encanta aparecer en segundo plano. Quizá
si mostrase su aspecto real perdería su influencia catastrófica, por eso se
muestra bello y apetecible. Sus súbditos creen que no existe tal mano, por lo
menos en su mayoría, dado que otros lo adoran sin tapujos. Sin embargo, su
influencia en los seres humanos es palpable debido a que imitan constantemente
su baja moralidad mintiendo, robando, matando, codiciando, adulterando y maldiciendo
al Creador. En resumen, practicando el pecado. Esa mano que mece la cuna no es
otra que Satanás, como ya habrás vislumbrado.
Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. (Juan 8:44)
Jesús resume, describiendo al diablo, las características de sus hijos: homicidas y mentirosos. No pueden ser de otra forma porque son
familiares (hijos) directos de Satanás y, por consiguiente, desean imitarlo. El
odio los lleva a aislar a quien perciben como enemigo de forma que experimente
la soledad (una forma sutil de asesinar) o directamente matar físicamente a sus
semejantes. ¿Por
qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra (Juan 8:43).
Cuando Jesucristo les confronta con su paternidad diabólica afirma que esa
paternidad los tiene cegados a tal punto que no toleran ni aceptan lo que les
está diciendo. Tienen el entendimiento enmohecido, cerrado, cauterizado.
¿Rechazas lo que lees sin razonar profundamente? He ahí el indicio de a quién
perteneces.
Jesús vino a mostrarte el camino de vuelta a Dios y alejarte
del diablo. Jesús es el documento que te garantiza que puedes ser adoptado por
Dios y ser Su hijo de pleno derecho. Basta de paños calientes: tu padre actual,
el diablo, te llevará con él al infierno. El futuro no es halagüeño para ti. El
asunto es serio porque Dios mismo se tuvo que sacrificar en nuestro beneficio
dando Su vida en una cruz en lugar de aquellos que merecían la muerte,
nosotros. Atención: Satanás, tu padre, te odia. Dios, tu Creador, te ama. Elige
sabiamente entre la vida y la muerte escogiendo la vida que Jesús te ofrece. Querido
lector, arrepiéntete de tus pecados y cree en Jesucristo. El Padre te recibirá
con Sus manos abiertas perdonando todos tus pecados, adoptándote como hijo y
rompiendo tu vínculo familiar con Satanás. Lo contrario pinta mal.
Escapa del diablo.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!