¡Pinché! Me bajo del coche. Tomo el gato. Quito la rueda
pinchada y coloco la rueda de repuesto. Continúo mi camino hasta que nuevamente
necesite la rueda de repuesto. Mientras tanto me olvido de ella. Así es Dios
para millones de personas: solamente la “rueda de repuesto” por si acaso lo
demás falla.
Muchos no se consideran ateos sino creyentes en algo. “Algo
debe haber”, dicen. Hasta confiesan que Dios les ha concedido algunas
peticiones en tiempos de angustia. Luego, como si de una rueda de repuesto se
tratase, olvidan al Dios que los bendijo y continúan con sus vidas como si tal
cosa.
Él (Dios) hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos. (Mateo 5:45b)
Dios bendice a todos porque desea mostrar su amor por nosotros, Su creación especial. ¡Dios te ama, querido lector! Para todos brilla el mismo
sol y para todos las nubes destilan corrientes de agua. ¡Qué bendición es Dios!
Seguro que alguna vez has vislumbrado ese amor de Dios por ti por medio de algo
inesperado, milagroso… pero después te olvidaste hasta la siguiente ocasión que
necesitaste la “rueda de repuesto”. Lamentable.
Dios no es una rueda de repuesto. Él es el Creador de todo y
merece nuestra devoción y obediencia. Dios no nos desechó en el Edén cuando
pecamos reponiéndonos por otra “rueda” en mejor estado, sino que hizo lo
indecible por repararnos porque Dios tiene un plan para cada vida, incluyendo
la tuya, estimado internauta.
Lo que a veces has podido observar del mundo espiritual son
solo sombras de algo mucho más grande y real. Únicamente vez sombras porque
tienes que ponerte a cuentas con Dios por causa de tu pecado. La Biblia, que es
la Palabra de Dios, dice: Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de
Dios (Romanos 3:23). No entrarás en el Cielo por tu pecado.
Dios ha provisto el escape ideal para que puedas entrar en
el Cielo: Jesucristo, Su Hijo. En la cruz Cristo pagó la deuda que debías a
Dios Padre por tu pecado. Desde ese momento tienes la gran ocasión de ser amigo
de Dios, es decir, ser lo que Dios mismo había ideado para ti: un hijo que
camina junto a Él.
Si deseas con tu mente y corazón caminar seguro con Dios
debes reconocer tus pecados y arrepentirte de ellos. Cree en Jesús como Señor y
Salvador y pon la fe en la obra que vino a hacer en tu defensa como algo
totalmente suficiente para llevarte al Cielo. Nunca te defraudará, nunca te
abandonará y siempre te cuidará.
Amigo, si sigues usando a Dios como “rueda de repuesto”, vas
errado. Dios no se deja manipular porque
Él es el dueño y Señor de todo. Él pone las reglas en esta relación entre los
hombres y Él. Esta bendita relación está basada en el amor, el perdón y la fe. Si
no tienes amor por Él, si no has pedido perdón por tus pecados y aún menos
depositado tu fe en Cristo, estás en serios problemas cuando te presentes ante
Dios, en el día del juicio. La buena noticia es que todavía estás a tiempo de
salvarte.
Jesucristo debe ser el piloto de tu vida, no la rueda de
repuesto.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!