sábado, 26 de diciembre de 2015

Volverá

Siempre que me despido de alguien al cual no voy a ver por mucho tiempo dejo mi vista en él o ella hasta que los veo desaparecer. Es como si quisiera conservar una imagen nítida de ellos en mi recuerdo, y los persigo con mis ojos hasta que algo se interpone entre los dos y se produce la verdadera despedida… cuando ya no los veo más. Algo así les sucedió a los discípulos de Jesús…

Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. (Hechos 1:10-11)

No existen las despedidas alegres, a no ser que te despidas por fin del pago de la hipoteca o cosas por el estilo. Despedirse de los seres amados es costoso, sobre todo si no los vamos a ver durante mucho tiempo. El dolor se multiplica si sabemos que ya no los veremos más. Los discípulos de Jesús lo miraban desconsolados mientras que su Maestro se iba al Cielo. El que los había enseñado y cuidado amorosamente ya no estaría con ellos como de costumbre.

De pronto dos personas se interpusieron en su campo visual interrumpiendo la visión del ascenso de Jesús a los cielos. Estos personajes no los dejaron reaccionar y les dejaron un mensaje de esperanza en medio de la situación dolorosa que estaban experimentando cada uno de los allí presentes. ¡VOLVERÁ! Jesús volverá igual que le habían visto irse.

Acabamos cada año recordando el nacimiento de Jesús. Su nacimiento humano fue la primera vez que nos visitó, y lo hizo como un siervo que sufriría por nuestros pecados. Embestimos contra Él como malas bestias y creímos que lo habíamos derrotado al destinarlo a morir en una cruz. Todo fue Su plan bien trazado para demostrarnos Su amor al más alto precio.

Jesús volverá como le vieron irse. Esta segunda visita será como Rey y hará justicia como nunca antes en la historia de la humanidad. Los acontecimientos hacen pensar que está cerca Su regreso. Querido lector, ¿estás preparado para ese evento extraordinario que cambiará la faz de la tierra? Tan solo debes arrepentirte de tus pecados y creer en Cristo porque hay esperanza: Volverá, Jesús volverá como león por aquellos que lo aman y les hará justicia.

Pon tu vista en el cielo.


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 19 de diciembre de 2015

4. Navidad 2015: Jesús

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. (Lucas 1:31-33)

En estas fechas navideñas he compartido algo de la vida de tres personas que se vieron involucradas en la primera venida de Jesús a este mundo: Juan, José y María. Los tres cumplieron con los designios de Dios para sus vidas. Juan lo anunció, José lo protegió y María lo dio a luz. Me imagino lo privilegiados que debieron llegar a sentirse por participar en primer plano de la profecía que siglos antes había sido dada por medio de los profetas de Dios. Dios se hizo hombre y ellos tres pudieron ser testigos oculares de tamaño evento.

“…grande…Hijo del Altísimo…Dios le dará…reinará…y su reino no tendrá fin...”

El protagonista de la navidad es Jesús. Ni Juan, ni José, ni María pueden eclipsarlo. Es más, para ellos sería una ofensa que alguien tratara de quitarle el primer plano a Jesús. Como Jesús no hay par. Él es Único al igual que la misión que vino a desempeñar. Su nombre, Jesús, ponía de manifiesto sin lugar a dudas esa misión especial: Salvador. La misión de Jesús fue salvarnos de los pecados que cometimos contra Dios, desobedeciendo Su voluntad para nosotros y librarnos de la ira justa de Dios, mostrándonos al Padre amoroso y perdonador que es Dios.

La descripción que el ángel deja a María no deja lugar a la duda sobre quién sería el Ser que albergaría en su vientre “…grande…Hijo del Altísimo…Dios le dará…reinará…y su reino no tendrá fin...”. Grande como ningún otro, Hijo de Dios, Dios le dará toda potestad, reinará para siempre y para siempre. Jesús no es un simple Niño indefenso como algunas caricaturas nos quieren hacer creer. Jesús es el Ser más grande que la humanidad ha conocido. Los pobres son aquellos que no perciben la grandeza de Jesús, Dios hecho carne por amor a nosotros.

Mañana, Dios mediante, votaremos para elegir un gobierno que finalizará cuando otro sea elegido. Estos son reinados perecederos. El Reino de Jesús es un Reino Eterno. Él lo ganó en una cruz muriendo para pagar en nuestro lugar por nuestros pecados, y de esta forma tener la oportunidad de reconciliarnos con Dios. Estas navidades abre de par en par las puertas de tu corazón a Jesús, invitándolo a que entre y tome el lugar de primacía que le corresponde en tu vida. Cree en Él y arrepiéntete de tus pecados de forma sincera, porque esta es la única forma de entrar en el Reino de los Cielos, el Reino que no tendrá fin.

Sin fin.


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 12 de diciembre de 2015

3. Navidad 2015: María

A María, una joven de Israel, se le presenta un ángel enviado por Dios, Gabriel, para darle una gran noticia que la dejó pasmada y miedosa. No todos los días se nos presenta un ángel enviado por Dios para mostrarnos lo que Dios mismo quiere de nosotros. No sé si te ha ocurrido a ti, pero yo nunca he recibido tal visita. Las visitas inesperadas traen sus sorpresas, y esta a todas luces, las trajo. Es por eso que las siguientes palabras del ángel Gabriel se gastaron en tranquilizar a María de su miedo.

Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. (Lucas 1:30)

Gabriel conocía la debilidad humana del temor a lo desconocido y después de su famoso saludo “¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres” (Lucas 1:28), la calma con el mensaje de paz que traía de parte de Dios. La responsabilidad de esta joven hebrea sería dar a luz al Hijo de Dios: Jesús. Ella en su vientre y con el milagro efectuado por el Espíritu Santo daría forma al cuerpo humano de Jesucristo. Por medio de la profecía dada siglos antes de este suceso todos esperaban al Mesías que lo libraría de sus pecados y haría la paz con Dios de una vez y para siempre.

El mensaje que recibió María de boca del ángel Gabriel fue el mismo que años después recibirían de Jesús: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado (Mateo 3:2). Dios no está lejano y ha abierto una puerta que nos conduce a Él. Esa puerta es Jesucristo, Dios hecho ser humano. Al igual que María halló gracia ante los ojos de Dios, nosotros recibimos esa misma gracia por medio de Jesús. Esa es la gran noticia del evangelio: en Jesús hay Gracia y perdón para poder reconciliarnos con Dios.

Tu actitud, querido lector, debe ser, como lo hizo María, recibir el mensaje de Dios y afirmar: Hágase conmigo conforme a tu palabra” (Lucas 1:38). Tú has hallado Gracia delante de Dios, simplemente te resta usar para tu bien de ella. Arrepiéntete de tus pecados y cree en Jesús como tu único Salvador. Él traerá Gracia y Paz a tu vida. Rechazar el mensaje de Jesús te mantendrá enemistado con Dios permaneciendo en tu muerte espiritual, consecuencia de tus pecados. Ahora tienes delante de ti la oportunidad de tener paz con Dios por medio de Jesucristo, quien pagó por tus pecados en una cruz, y de esta forma cruenta hacer la paz con Dios en tu beneficio.

Aprovecha la oportunidad.


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 5 de diciembre de 2015

2. Navidad 2015: José

Las sospechas de José sobre la paternidad divina de Jesús en el vientre de su novia, María, pudieran haberse tornado más que simples sospechas para convertirse en acusaciones en firme por haber roto la relación entre ambos, José y María. Lo razonable hubiera sido denunciarla despechado de amor y repudiarla, lo que arruinaría la vida de María, su amada. José decidió no hacer eso, sino asumir la voluntad de Dios para sus vidas. ¿Qué lo motivo a tal hazaña de amor?

Cuando José se despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado y recibió a María por esposa. Pero no tuvo relaciones conyugales con ella hasta que dio a luz un hijo, a quien le puso por nombre Jesús. (Mateo 1:24-25)

Sí, Dios tuvo que revelarse a José por medio de un ángel, con el fin de apaciguar sus temores y confirmarle que la historia que había escuchado de su novia era ciertísima. Esta preciosa historia termina en boda por amor al Señor y a María. José mostró una sensibilidad especial a la voluntad divina ya que no era fácil, en los tiempos en que vivía tapar, por el qué dirán, lo que era evidente: la tripita de María crecía y no estaban casados. Lo que hoy causa risa en una sociedad amoral como la nuestra, era respetado antaño.

Era tal el respeto que José tenía por su amada, María, que no tuvo relaciones sexuales con ella hasta que nació Jesús. ¡Un hombre como Dios manda! No de aquellos que cuando consiguen sus fines lascivos olvidan el objeto de sus deseos y se marchan en busca de nuevas víctimas. José fue todo un caballero. Respetó a María y respetó a Dios no importándole el qué dirán.

¿Y tú?, querido lector. ¿Te importa el qué dirán? El mensaje del evangelio es entendible: Todos pecamos contra Dios y por eso estamos pagando las consecuencias de nuestros pecados, viviendo en un mundo en decadencia. Nuestras enfermedades y muerte son causadas por desobedecer la Ley de Dios. Dios está airado contra nosotros y nos dará el fin que merecemos: la muerte eterna.

Pero, Dios que es Justo, también es Amor, y envió a Jesucristo, Su único Hijo, a pagar nuestros pecados y así se satisfizo la justicia divina. Ahora Dios nos revela que podemos ser perdonados y reconciliados con Él por medio del sacrificio de Cristo en la Cruz. Querido lector, ¿harás lo que Dios te ha revelado como lo hizo José o seguirás viviendo el sueño eterno? Arrepiéntete hoy y cree en Jesús. Mañana quizá sea tarde.

No hay excusas, Dios se reveló.


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 28 de noviembre de 2015

1. Navidad 2015: Juan

Durante toda la historia de la humanidad han existido los mismos problemas generacionales. Es como un tira y afloja entre padres e hijos, y viceversa. A los padres les resulta chocante las modas y tendencias de sus vástagos, y estos ven a sus progenitores poco menos que cavernícolas. El conflicto está servido. Juan el evangelista irrumpe en la antes mencionada historia de la humanidad con una misión: la reconciliación.

Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. (Lucas 1:16-17)

Reconciliación con Dios

Juan puso en su agenda como primer punto ayudar a sus coetáneos en el camino de reconciliarse con Dios. Sin este primer paso todo esfuerzo terminaría de forma infructuosa. Todos tenemos buenos consejos y pensamientos de cómo deberían cambiar los demás, pero pocos son los que ven la paja en su ojo. Para poder ser de ayuda eficaz a nuestro entorno debemos cambiar profundamente nosotros primero. El gran cambio personal se efectúa cuando nos ponemos a bien con Dios, es decir, nos reconciliamos con Él restaurando la amistad que un día perdimos a causa de nuestros pecados. Juan allanó el camino a Jesús adelantándonos el mensaje que sería predicado: Arrepiéntete, Dios está cercano a ti.

Reconciliación familiar

Sin el anterior paso no se dará el cambio real de una experiencia familiar gratificante y como Dios manda. No intentes poner la carreta delante de los bueyes porque nunca ha dado buen resultado. Solamente Dios puede trasformar los corazones duros en sensibles y tornar la rebeldía en mansedumbre. Solo Dios.

Juan preparó a las personas con el fin de que estuvieran bien dispuestas a escuchar a Emanuel, Dios con nosotros, Jesucristo. Dispón tu corazón y tu mente estas navidades para recibir al Señor. Juan anunció la salvación que Jesús cumplió. A ti te toca, querido lector, creer para reconciliarte con Dios y arrepentirte de tus pecados para sanarte.

Juan anuncia la reconciliación.


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 21 de noviembre de 2015

Reconciliar

A continuación copio y pego este ejemplo que he encontrado en internet explicando de forma práctica el concepto de reconciliación.

Supongamos que dos amigos se distancian porque uno criticó a la esposa del otro. Luego de algunos meses sin hablarse, la persona que realizó el comentario negativo sobre la mujer del amigo lo llama a éste y le pide disculpas. De este modo, cuando el otro acepta el pedido de perdón, la reconciliación entre ambos queda sellada. Estos dos amigos retoman entonces el vínculo y vuelven a hablar y a encontrarse tal como hacían antes de la pelea.[1]

Porque a Dios le agradó habitar en él (Jesús) con toda su plenitud y, por medio de él, reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz. (Colosenses 1:19-20)

Mientras que el concepto meramente humano de reconciliación presupone que el ofensor debe dar el primer paso hacia el entendimiento, por medio del reconocimiento de la culpa y la esperada petición de perdón, el cristianismo enseña algo muy diferente en cuanto a la relación Dios-hombre. La Biblia nos enseña que Dios, el ofendido, dio el primer paso en la reconciliación con el hombre, el ofensor. Jesús dio el primer paso pagando en una cruz por nuestros delitos y pecados. A nosotros nos toca dar el segundo paso creyendo en Jesús y reconociendo nuestros pecados y pidiendo perdón a Dios por ellos.

¡Qué amor de Dios por nosotros! Ya tienes la puerta abierta a la reconciliación con Dios y de esa forma obtener la paz deseada con el Ser más grande de la creación: Dios. En poco tiempo nos sumergiremos en las navidades, época en la que recordamos el nacimiento de Jesús. Jesús nació para reconciliarnos con Dios. Así de sencillo y así de profundo. Jesús nació para que por medio de Su sacrificio podamos tener paz con Dios. Él ya pagó por tus pecados y los míos dejando libre el camino para acercarnos a Dios sin ser rechazados. Cree y arrepiéntete hoy de tus pecados y te reconciliarás con Dios.

Querido lector, si aún persistes en vivir en discordia con Dios por rechazar Su ofrecimiento amoroso de reconciliación, tú mismo te estás condenando. Así lo dice la Palabra de Dios.

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. (Juan 3:17-18)

Jesús es la reconciliación.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 14 de noviembre de 2015

Sin Dioses y Religiones

Execrable, como poco, es el terrorismo sufrido anoche por los parisinos. Lupus est homo homini, o lo que es lo mismo, lobo es el hombre para el hombre. Somos malos para con nosotros mismos y lo ocurrido ayer es una muestra extrema de ello. Truncar vidas en nombre de dioses o religiones es plenamente absurdo. En ese sentido concuerdo con el siguiente comentario vertido en elpaís.com.

Manuel GirónLAMENTABLEMENTE, una vez más, la intolerancia golpea a París con ataques terroristas sin sentido alguno. Sin dioses y religiones posiblemente seríamos mejores humanos.[1]

Sí, los diosecillos y las religiones esclavizan empobreciendo la inteligencia y la moral, dejándonos escenas tales como las vividas en París y que se van repitiendo a lo largo de la historia de la humanidad, llegando a nuestros días. Mal interpretamos la gran mayoría de las cuestiones y no iba a ser menos con Jesús. Él no vino a instaurar una religión como un diosecillo más. Él vino a proclamar las buenas nuevas de salvación para todos porque es Dios, en mayúsculas. El único Dios, no hay otro. Todos los demás son diosecillos inventados para justificar nuestros actos bochornosos y pecaminosos.

¿Cuál es el germen de tamaña locura? Me atrevo a decir que nuestros actos diarios. Hay que reconocer el grado de atrocidad del terrorismo, pero no menos atroces son los abortos diarios de bebés inocentes que no se pueden defender mientras no hacemos nada, los miles que huyen de sus países por regímenes malvados y nos quejamos de ello porque sentimos que nos van a quitar el pan o los millones de parados por culpa de unos gobiernos que son corruptos, a los cuales no les importamos lo más mínimo. Actos diarios que cauterizan la mente y el corazón haciéndonos insensibles ante tanto horror.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan 3:16)

El amor de Dios por nosotros es el antídoto que nos puede librar del mal que generamos nosotros solitos. La clave está en Jesucristo. El Padre lo entregó por nosotros para que tengamos lo posibilidad de redención por todos nuestros pecados y así poder ser salvos de la ira de Dios debido a nuestras perversiones (pecados), pequeñas o grandes, si es que se pueden medir de esa forma tan simplista. Si no quieres perderte y disfrutar la vida eterna de Dios, ven hoy a Jesús, cree en Él y arrepiéntete de tus pecados. Así de fácil, así de radical.

Deja los diosecillos y las religiones.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 7 de noviembre de 2015

Para Esto He Venido

No tendría ningún sentido para mí escribir semana tras semana en este blog si no es para predicar o trasmitir o otros el mensaje del evangelio de Jesucristo. Las cifras no me importan. Lo que me importa es que semana a semana alguien lee sobre el evangelio en este blog. Eso para mí es recompensa suficiente para seguir, una fuente de ánimo y motivación. Estoy plenamente convencido que lo mejor que puedo hacer por los demás es escribirles o hablarles del evangelio que predicó Jesucristo. Él me ha trasformado a mí y puede hacerlo contigo, querido lector.

Él les dijo: Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí; porque para esto he venido. (Marcos 1:38)

PARA ESTO HE VENIDO. Jesús tenía un sentido de misión absolutamente claro. Él no vino a perder el tiempo en lo insustancial, Él vino a predicar Su evangelio de salvación a todos, sin distinción. En el mismo instante que Él dejaba Su mensaje en un lugar, se iba a otro lugar colindante, y así abarcó lo que Su misión requería. Jesús es el Dios Misionero, es decir, el Dios que nos busca para darnos a conocer que hay esperanza de salvación.

El mensaje del evangelio de Jesucristo es Jesucristo mismo. De esa forma Jesús se lo revela a la mujer samaritana junto al pozo: Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo. (Juan 4:26). A este entendimiento hay que llegar para ser salvo: Jesús es el evangelio. Por lo tanto, en Él tienes que creer y a Él debes seguir. No hay otro camino hacia el Cielo. La garantía de que Jesús encarna el evangelio la tenemos en la evidencia de Su martirio en beneficio de nosotros. Él vino a salvar lo que se había perdido y lo hizo pagando el precio del rescate por nuestros delitos y pecados, en una cruz. Jesús ha sido el único que ha podido decir con autoridad “Yo soy, el que habla contigo”.

Pido a Dios que revele a tu mente y corazón esta verdad para que entiendas y tomes la feliz decisión de seguir a Jesús por el resto de tus días. Yo, por mi parte, he cumplido humildemente con “para esto he venido”, imitando en lo que puedo a mi Señor Jesús.

Jesús te habla.


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 31 de octubre de 2015

Jesús Resulta Antipático

En un mundo tan ajetreado como en el que vivimos hoy Jesús parecería uno de esos predicadores ambulantes de las películas del género western, que tan bien ha ridiculizado Hollywood, la meca del cine. Aún peor, diría yo, dado que Jesús se autoproclamó Dios. Ningún predicador hollywudiense (permítaseme el término) se atrevió a semejante hazaña. ¡No faltaría más! Lo que si tienen en común todas las épocas de la historia de la humanidad es que para ciertos sectores, Jesús no es bien recibido. Vamos, que Jesús tiene mala fama.

De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. (Juan 5:24)

Para Jesús, al cual no le importaba la fama hollywudiense (permítaseme nuevamente el término), la cuestión era y sigue siendo seria: de muerte a vida. Él veía a las personas, nosotros, como muertos que necesitaban de Su vida. ¿Ves por qué Jesús se ganaba la antipatía de muchos? Nos llamaba muertos vivientes, zombis. ¿A quién le gusta que le llamen zombi? ¡A mí no! Y sé que a ti tampoco. Porque no estamos muertos… a simple vista…

La muerte de la cual Jesús nos avisa es más profunda de la que nuestros ojos físicos pueden ver. La muerte de la que Jesús quiere salvarnos es la espiritual. La muerte espiritual es la que nos mantiene y mantendrá separados de Dios sin posibilidad alguna de indulto, a no ser que sigamos el consejo del propio Jesucristo. Él tiene el antídoto que nos hará pasar de muerte a vida.

Oír Su Palabra y Creer a Dios. Si haces estás dos cosas te librarás de la condenación de vivir separado de Dios eternamente, lo cual es la muerte más terrible que ningún ser humano haya podido imaginar. Por lo tanto, pasarás de muerte a vida por el hecho de oír y creer a Jesús. Si no atiendes a las demandas de Cristo demostrarás que sigues insensible, como un zombi, a las cuestiones espirituales. Jesús seguirá despertando tu antipatía porque es el único que te dice quién eres realmente y qué te espera si no haces lo que te solicita.

Zombi o vivo.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 24 de octubre de 2015

Desobediencia Vs. Obediencia

¿Quién ha comprobado en sus propias carnes los efectos de la desobediencia? La desobediencia causa dolor, frustración y desconfianza en los que son desobedecidos y en los que desobedecen. La desobediencia rompe la camaradería entre los amigos; la confianza entre jefes y empleados; el respeto entre padres e hijos; la comunión entre el hombre y Dios. La desobediencia fue el primero, es decir, el origen de los muchos pecados que hemos cometido desde Adán.

Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos. (Romanos 5:19)

El pecado no fue comer de “la manzana”. El pecado fue desobedecer la Ley de Dios. Adán y Eva, en representación de la humanidad naciente, decidieron conscientemente desobedecer, arrastrando a las generaciones venideras al lodo cenagoso del pecado. Por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores. El pecado, por lo tanto, es desobedecer a las reglas impuestas por Dios. Estas reglas no las dio de forma arbitraria, para fastidiarnos, como algunos asan decir. Las Leyes divinas son dadas debido al carácter Santo y Bondadoso de Dios mismo.

Al repasar los conocidos Diez Mandamientos de Éxodo 20, vemos una fotografía de Dios. No hay más Dios que Él, por lo tanto solo hay que adorarlo a Él e imitar lo que Él hace. Por ejemplo, Dios no mata, Dios no adultera, Dios no hurta, Dios no miente, Dios no codicia. ¿Has caído en alguno de estos pecados? ¡Seguro que sí! Yo también. Tenemos difícil la entrada al Cielo si creemos que hay que ser bueno para conseguir el ticket. No somos buenos porque todos hemos pecado, y lo seguiremos haciendo.

…así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos. ¡A Dios gracias por la segunda parte de este texto! La esperanza se abre camino en Jesucristo. Adán desobedeció a Dios, pero Cristo obedeció al mismo Dios. Jesús fue la personificación del amor de Dios más sublime en toda la historia de la humanidad. Si la Ley de Dios nos muestra la Santidad de Dios, Jesucristo nos muestra la Justicia de Dios por la cual muchos serán proclamados justos (yo entre ellos, ¡Aleluya!).

La justicia de Dios demanda que el delito, desobediencia, sea pagado. Para que el delito sea satisfecho Dios Padre pide a Su Hijo que sea el precio Justo por el delito. Sí, esta es la locura del evangelio, Dios mismo siendo el agraviado paga por rescatar a nosotros, los pecadores, los desobedientes. Jesús obedeció en todos y cada uno de los puntos que Su Padre le demandó. Hoy podemos llamarnos justos si tan solo cambiamos nuestra desobediencia por obediencia a Jesucristo, el que puede hacernos justos por haber pagado con Su vida en una cruz por tus pecados y los míos. Cree en Jesús y arrepiéntete de tus pecados.

Desobedecer tiene muchos efectos secundarios adversos.


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 17 de octubre de 2015

Desechado Necesariamente

¿Quién de nosotros elige ser desechado? ¡Nadie! Somos seres creados por Dios para ser amados. El rechazo causa en cada uno de nosotros grandes taras afectivas. Se suele constatar que las personas que son violentas en su edad madura han tenido un historial de mal trato en su infancia. Los más perversos asesinos ejemplifican lo anteriormente expuesto. Nadie eligió o elegiría ser desechado, excepto Jesucristo.

Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días. (Marcos 8:31)

Jesucristo fue desechado porque Él lo vio necesario. Esta es una prueba más de Su amor por nosotros. ÉL ELIGIÓ SER DESECHADO NECESARIAMENTE. ¿Por qué fue necesario? Por dos razones principales. Primera: Dios Padre demandó tal entrega, y segunda: Nosotros necesitábamos tal entrega. Todo delito debe ser castigado y nosotros cometimos el delito de pecar contra Dios. Lo curioso de este asunto fue la reacción de Dios frente a nuestro delito o pecado. DIOS ELIGIÓ SER DESECHADO PORQUE ERA NECESARIO PARA NOSOTROS.

La deuda contraída fue tan grande que ni la riqueza de todo el mundo podía ni de lejos acercarse a satisfacerla. Solamente alguien tan Puro y Santo como Jesús, podía asumir esa necesidad. Tú y yo no podemos pagar por nuestros delitos ¡Solo Cristo puede! Y pagó en una cruz sustituyéndonos, es decir, en el lugar donde merecíamos estar, se puso Él.

Doy gracias a Jesús porque eligió amarme y no desecharme, aunque hubiese sido justo lo que yo merecía. La justicia de Dios fue Jesucristo que voluntariosamente fue desechado por la más alta de las decisiones: EL AMOR. Como dice una canción “Y fue por mí, por amor”.

Desechado por amor.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 10 de octubre de 2015

El Ojo

Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz. (Lucas 11:33-36)

De las cosas incongruentes que podríamos hacer, está esconder un punto de luz para no ver. Es como coger una silla y sentarse en el suelo; como tener una vajilla nueva para nunca usarla; tener muchos libros porque son decorativos… y más. Vivimos cada vez más en un mundo friki. La extravagancia llega a lugares insospechados… (claro, como cada quién y cada cual pueden hacer lo que les venga en gana…). Recuerdo aquella señora rica que legó toda su fortuna a su muy querido perrito. ¿Legó todo a su perro habiendo tanta necesidad en el mundo? Pero, ¿quiénes somos tú y yo para juzgar eso, en una sociedad tan friki?

Jesús lo tenía claro. La luz es para alumbrar y esconderla era un asunto para gente friki. Él nos da el ejemplo la lámpara escondida para que entendamos una verdad espiritual: ¡Ojo con tu ojo! Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. Es decir, examina el camino por donde andas para ver si es el correcto o el incorrecto. Hay mucho en juego y como todos sabemos, se puede estar sinceramente equivocado. Jesús proclamó a los cuatro vientos que Él era la Luz: Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida (Juan 8:12).

Las tinieblas, según Jesús, son el hecho de no seguirle a Él. Si sigues filosofías humanas, estás en tinieblas; si vives según tus emociones, estás en tinieblas; si vives por lo que otros creen, estás en tinieblas; si vives por las tradiciones, estás en tinieblas; si vives por la religión, estás en tinieblas; si vives por el qué dirán estás en tinieblas… suma y sigue. Solo hay una opción y es seguir a Jesús porque Él, solo Él, es la Luz que disipa las tinieblas y da la luz de la vida. Medita en Jesús y su ofrecimiento de darte Su Luz. Él te ama y siendo Dios Perfecto se hizo hombre para salvarte de la oscuridad de la muerte. Él pagó por nuestros pecados, y ahora tenemos acceso libre al Padre para creer en Su Hijo y arrepentirnos de nuestros pecados. Dios nunca nos rechazará si seguimos a Jesús: la Luz que fue puesta en alto en una cruz, por ti y por mí para alumbrarnos.

Quizá tu luz es oscuridad.


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 3 de octubre de 2015

El Señor Viene


Como podéis comprobar, hoy vengo a alegraros el día. Muchos han frivolizado con la muerte con tal de hacerla parecer algo trivial. Recuerdo una poesía flamenca que recitaba mi padre.


Qué bonito está un entierro
Con sus caballitos blancos
Y sus caballitos negros
Su ataúd de pino
Y su muertecito dentro
¡Qué bonito está un entierro!

Hemos llegado a banalizar tanto la muerte que algunos han escrito en las lápidas los siguientes pensamientos. Por lo visto, no es cierto, pero debido al humor inteligente del humorista Groucho Marx, no es de extrañar que él mismo hubiese puesto en su lápida la siguiente disculpa:



Estas otras frases no tienen desperdicio:



  





  

Si nos detenemos a analizar las fechas de una lápida nos damos cuenta de lo siguiente: La fecha del nacimiento y de la muerte no tiene importancia. No podemos controlar nuestro nacimiento ni defunción. La importancia radica en el guión (-) entre ambas fechas. Podemos controlar el trascurso entre el nacimiento y la muerte. Con el fin de administrar bien nuestras vidas, y que ese guión tenga significado eterno, a los discípulos de Jesús se nos advierte en la Biblia con la siguiente verdad:

El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. El Señor viene.
(1 Corintios 16:22)

Pablo, según el contexto, está haciendo una declaración de advertencia: El Señor viene. Era probablemente una expresión corriente entre los primeros cristianos. Me imagino que sería una forma de mantenerlos alerta sobre esa verdad: El Señor viene. También era una demostración del más alto de sus deseos: El Señor viene.

La Palabra de Dios nos habla con claridad lo que Dios quiere: Amar al Señor Jesucristo. Nos advierte ensenándonos lo que Dios quiere: Amar al Señor Jesucristo. Nos desafía a hacer lo que Dios quiere: Amar al Señor Jesucristo

En una sola frase: La Biblia da prioridad a nuestra relación de amor con el Señor Jesucristo
o   A Dios le importa que ames a Jesucristo
o   A Dios le importa tu vida
o   A Dios le importa tu relación con Jesús
o   A Dios le importa que estés preparado cuando regrese

Sé bendito, no maldito.


¡QUE DIOS TE BENDIGA!